Crítica publicada previamente en Fantasymundo.
El Hombre de Acero vs. El Caballero Oscuro. O, lo que es lo mismo, Superman (deberían explicarnos por qué se vuelve a cambiar de nombre) contra Batman: mezcla explosiva, ya en el cómic se las tuvieron. Subamos la apuesta: añadamos a la fórmula a Wonder Woman. Y a Lex Luthor. Y remanentes kriptonianos. Mézclese y agítese bien, sírvase en 151 minutos y con una buena dosis de estropicios en Metrópolis y Gotham. Este plato se presenta como un entrante más o menos sustancioso de un menú completo –llámese “universo extendido”–, cocinado por DC Comics y la Warner para hacer frente a la factoría Marvel y en el que habrá de todo: supermanes con gabardina (o gafas), batmans churruscaditos, aquamans en salmuera, wonderwomans en su tinta, flashes de consumo rápido, escuadrones suicidas bien calentitos, ligas justicieras como plato fuerte y todo tipo de complementos más o menos sazonados a gusto del espectador. Si la cosa empezó con El Hombre de Acero (Zack Snyder, 2013), una película que dejó una sensación agridulce, ahora quizá acabemos empachados con Batman v Superman: el Amanecer de la Justicia. O no, que ya se sabe que hay paladares muy diversos.
El Hombre de Acero vs. El Caballero Oscuro. O, lo que es lo mismo, Superman (deberían explicarnos por qué se vuelve a cambiar de nombre) contra Batman: mezcla explosiva, ya en el cómic se las tuvieron. Subamos la apuesta: añadamos a la fórmula a Wonder Woman. Y a Lex Luthor. Y remanentes kriptonianos. Mézclese y agítese bien, sírvase en 151 minutos y con una buena dosis de estropicios en Metrópolis y Gotham. Este plato se presenta como un entrante más o menos sustancioso de un menú completo –llámese “universo extendido”–, cocinado por DC Comics y la Warner para hacer frente a la factoría Marvel y en el que habrá de todo: supermanes con gabardina (o gafas), batmans churruscaditos, aquamans en salmuera, wonderwomans en su tinta, flashes de consumo rápido, escuadrones suicidas bien calentitos, ligas justicieras como plato fuerte y todo tipo de complementos más o menos sazonados a gusto del espectador. Si la cosa empezó con El Hombre de Acero (Zack Snyder, 2013), una película que dejó una sensación agridulce, ahora quizá acabemos empachados con Batman v Superman: el Amanecer de la Justicia. O no, que ya se sabe que hay paladares muy diversos.