[29-I-2012; retocada el 3 de marzo de 2024].
Hay películas que, por un motivo u otro, se
quedan en lo circunstancial; otras que se quedan en el contenido y
no en las formas; otras que consiguen enseñarnos un precioso producto
aunque vacío de contenido, y las hay que tienen un poco de todo y
además provocan. Y Calígula (1979), es de esas últimas. Quizá no haya una película que haya recibido tantos varapalos por la
cuestión incidental como ésta: las escenas explícitamente pornográficas.
Y quizá esta cuestión haya soslayado el debate acerca del contenido no
estrictamente sexual de la cinta. Porque nos encontramos con un
peculiar péplum, una película sobre el césar loco, una película sobre
el poder, los abusos y los límites del mismo. Una película que va más
allá de lo incidental y de lo grotesco. La historia de este filme ya da para una película en sí misma...