Una marcianada... de entrada, pero divertida; extraña, pero con la que
empatizas. Y no necesitas más que cuatro actores (y medio), una casa,
unos pocos y vacíos exteriores, un tarro de melocotones en almíbar,
pelotas de tenis y buenos diálogos. Ah, y un peculiar vehiculo. Y eso
que la película tarda un pelín en arrancar. Te sientes tan desorientado
como Julio (Julián Villagrán) y Julia (Michelle Jenner) cuando se
despiertan, casi amnésicos, el día en que los extraterrestres han
aparecido en la Tierra. Añade un vecino peculiar, Ángel (grandísimo
Carlos Areces), y Carlos (Raúl Cimas), un novio de Julia con ideas
extrañas acerca de lo que ha sucedido con la llegada de ese enorme
platillo volante sobre los cielos de Madrid. Y una idea que va
surgiendo, con doble sentido, con doble intencionalidad. Infiltrados.
Nacho Vigalondo ha creado una película curiosa, diferente y que te saca
la carcajada cuando menos te lo esperas. Cotidiana y marciana, muy
marciana. Y mejor lo dejo aquí, porque la gracia es que la película te
sorprenda. Sin más.