¿De qué va este libro? Como dice la autora en el prólogo:
Este libre se propone situar este conjunto de sarcásticas dudas y reflexiones en el contexto histórico de los triunfos romanos. Las más modernas crónicas de este tipo de ceremonias subrayan la patriotería militarista de dichos acontecimientos, su en ocasiones brutal ensalzamiento de la conquista y el imperialismo. Se presenta en forma de ritual destinado a afirmar y reafirmas, a lo largo de la historia de Roma, el poderío de la maquinaria bélica romana y la humillación del conquistado. […] Ése es desde luego uno de los aspectos que aquí trataremos. Sin embargo, argumentaré también que tantola propia ceremonia destinada a glorificar la victoria militar como los valores subyacentes a dichos laureles nos ofrecen de igual forma un contexto en cuyo marco es posibleexaminar y poner en cuestión tales valores. (p. 10)
Mary Beard
Beard analiza la historia romana a través de los triunfos. No analiza todas las ceremonias, que posiblemente fuesen algo más de 300 en aproximadamente mil años de historia, pero sí realiza un estudio en profundidad de su origen, su significado y sus elementos esenciales.Como ella misma comenta:
La motivación de este libro surge en parte de la curiosidad: de la que inspira el ritual en sí y su reiterada presencia en la literatura, la erudición y el arte romanos, pero también de la que suscitan las controversias y los debates a que ha dado pie, tanto en la época antigua como en la actual. (p. 11)
Esta curiosidad es la que el lector comparte: ¿cuándo, cómo y por qué surge el triunfo? ¿Cuáles son los elementos que lo caracterizan? ¿Existió un «reglamento» sobre su desarrollo? ¿Qué requisitos eran necesarios para poder celebrar un triunfo? ¿Qué distinguía al triunfo clásico de sus variantes, como por ejemplo la ovatio? ¿Qué ha legado el triunfo al arte y la iconografía clásicos, y, del mismo modo, a la posteridad?
Para llevar a cabo este análisis del triunfo, Beard comienza con un caso concreto: el triunfo de Pompeyo Magno en el año 61 a.e.v., del que hay más referencias entre los autores antiguos, y que «permite vislumbrar las fascinantes complejidades de las pruebas que tenemos de este rito, desde las imágenes en miniatura de las monedas romanas hasta las desaprobadoras crónicas de los austeros moralistas, y muestra asimismo lo lejos que podía llegar el impacto de una sola ceremonia triunfal» (pp. 12-13). A continuación, la autora se centra en el meollo de la cuestión: analiza el papel que el triunfo desempeñó en la cultura romana y escudriña el relato de las fuentes clásicas en busca de su credibilidad y fiabilidad. Posteriormente, Beard se concentra en algunos de los aspectos más importantes de la ceremonia del triunfo: las víctimas, los despojos, el general triumphator, y las normas y disposiciones que determinaban quién tenía derecho a celebrar un triunfo. Por último, la autora dedica el capítulo final a lo que paradójicamente podría ser el inicio: la historia del triunfo, de sus orígenes y de sus causas.
Este libro no es un libro de historia militar, desengáñese el aficionado a este tema. No es tampoco una historia de Roma al uso. Es mucho más: es un estudio antropológico, sociológico y completamente histórico de la ceremonia netamente romana más conocida. Es también un libro que se propone colmar un vacío en la historiografía romana, y que por ello reunirá materiales –tanto visuales como arqueológicos y literarios– específicos de esta época ydevolverá un papel protagonista a textos que a menudo se han visto marginados debido a que carecen de utilidad para los intereses que predominan en la actualidad: me estoy refiriendo a evocaciones políticas de triunfos enteramente imaginarios, por ejemplo, o a crónicas increíblemente extravagantes, e inevitablemente inexactas, de algunos desfiles, como el de Pompeyo. Al mismo tiempo, juzgará con ojos nuevos textos que ya han sido estudiados numerosas veces, y con gran minuciosidad, debido a la información que potencialmente podrían proporcionar en relación con la prehistoria del ceremonial. (p. 80)
Nos encontramos, pues, con un libro novedoso y que sin duda dejará una huella en la historiografía sobre el mundo romano. Su lectura es adictiva, engancha desde la primera página, con un ritmo endiabladamente intenso para ser un ensayo. Cierto es, no está planteado como un libro para todos los públicos, pero desde luego es una obra que todo aficionado a Roma debe leer. Y debe hacerlo con los ojos abiertos y dispuesto a la reflexión, como hace la propia autora, aunque sin caer en un excesivo academicismo:
Este libro obedece asimismo a una serie de reflexiones – es decir, responde a mis propias perplejidades si quieren – sobre los rituales y los espectáculos públicos romanos. No me interesan demasiado las definiciones del ritual como actividad simbólica, social, semiótica o religiosa. Y tampoco me ocuparé de las delicadas disputas fronterizas que aún hoy suscitan acalorados debates académicos. (p. 81)
Creo, como conclusión, que nos encontramos ante una obra fundamental sobre la Roma antigua en todas sus vertientes. Una obra original en su planteamiento, atractiva en su desarrollo y reveladora en sus conclusiones. Un libro que se suma a la reciente traducción de obras innovadoras y dedicadas al público en general, como Roma y los bárbaros de Terry Jones y Alan Ereira. Un libro que complementa numerosas historias de Roma al uso y que permite, en la senda de Augusto y el poder de las imágenes de Paul Zanker, estudiar la historia de Roma desde otra perspectiva. Un libro que no puedo más que recomendar a todo el mundo sin distinción.