31 de agosto de 2012

Crítica de cine: Prométeme, de Emir Kusturica

[18-VIII-2008]

Ayer por la tarde me acerqué al cine a ver la penúltima película de Emir Kusturica, convencido de que ese "exotismo" balcánico tan propio del serbio me iba a traer buenos ratos. Y no me equivoqué. Si con Undeground y Gato negro, gato blanco Kusturica nos mostró sus dotes para la farsa, la comedia costumbrista y el surrealismo, cuando no esperpento, en Prométeme el director serbio vuelve por sus fueros, y nos ofrece otra ración de auténtica locura. ¡Y qué locura!

Tsane es el único niño de un pueblo de Serbia: vive con su abuelo Zivojin, un inventor chiflado, y es educado por la exuberante maestra del pueblo, Bosa. Pero cuando un superintendente de ciudad, un peculiar Don Juan, clausura la escuela, la cosas cambian. Tsane parte hacia la ciudad con una vaca, habiendo prometido a su abuelo que le traerá un icono, un recuerdo para él y una novia para sí mismo. Y comienzan las peripecias de Tsane en la ciudad, donde contacta con dos hermanos muy peculiares, Topuz y Runjo, encargados de un negocio de fabricación de zapatos, pero deseosos de encargarse de la demolición y construcción de edificio; encuentra a Jasna, una joven estudiante, cuya madre trabaja en un club de alterne; y topa con la inefable banda del Tío Bajo, mafiosos de medio pelo, cuyo líder tiene la ocurrencia de construir unas Torres Gemelas (al estilo Nueva York) en la ciudad. A partir de aquí, Tsane haré lo que sea por cumplir las promesas hechas a su abuelo. 

30 de agosto de 2012

Crítica de cine: Pozos de ambición, de Paul Thomas Anderson

Pronto llegará The Master...
[15-II-2008]

Tengo particular devoción por Paul Thomas Anderson, que a sus 38 años ha "parido" algunas de las mejores películas de la última década: por citar dos, Boogie nights y Magnolia, películas corales, de gran metraje, portentosas en las historias que cuentan (sobre todo la segunda). Ahora nos llega su quinta película,  Pozos de ambición, basada en la novela Petróleo, de Upton Sinclair.

Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis), minero ambicioso, todo un self made man (muy propio de la mentalidad individualista de los USA), busca a principios del siglo XX un pozo de petróleo que le enriquezca. Acompañado de su hijo, H.W., y tras medio triunfar con algunos pozos en el Medio Oeste estadounidense, acude a California, a la localidad de Little Boston, donde ha oído rumores de que hay petróleo. Y empieza la perforación, consiguiendo la autorización y el arrendamiento de las tierras de la zona, destacando las de la familia Sunday, con uno de sus hijos, Eli (Paul Dano, que interpreta también al hermano de Eli, Paul, que pone a Plainview en antecedentes del asunto), un predicador evangelista, que trata de consolidar una congregación (de la Tercera Revelación) en esta zona. La relación entre Plainview y Eli será uno de las luchas sordas (a veces, física) en Littel Boston. Mientras, hallan petróleo y la ambición desmedida de Plainview llegará a sus últimas consecuencias, si bien deberá enfrentarse, al mismo tiempo, a la minusvalía (y la incomunicación) de su hijo. 

Canciones para el nuevo día (984/212): " A Hard Rain's Gonna Fall"

Edie Brickell & New Bohemians - A Hard Rain's Gonna Fall



Disco: Born on the Fourth of July - soundtrack (1989)

 

29 de agosto de 2012

The Newsroom o Don Quijote en una redacción de informativos


Quizá viendo la intro de The Newsroom (HBO, 2012-), el (tele)spectador ya se haga una composición de lugar respecto esta serie. Y quizá en comparación con openings de otras series actuales, ésta resulte ser de factura muy clásica; pero precisamente a eso juega Aaron Sorkin (n.1961), presentando una serie que trata el periodismo desde dentro: la redacción de un informativo, News Night's, de la cadena ACN, en una planta de un rascacielos de Nueva York. La intro nos sugiere ese aroma a clásico, a profesionalidad, en las imágenes de tres grandes news anchorsEdward R. Murrow (recordad: "good night and good luck"), Walter Cronkite (anunciando el asesinato de Kennedy) y Chet Huntley, en una sucesión de imágenes que se superpone al trabajo delante y detrás de las cámaras, para luego pasar al elenco de actores. Sorkin muestra desde el principio las cartas: recuperar el legado de los grandes periodistas de la segunda mitad del siglo XX, de la Golden Age de la televisión. Y Will McAvoy (Jeff Daniels) es otro news anchor. O, desde el punto de vista interno de la serie, un moderno Don Quijote.

Canciones para el nuevo día (983/211):"I've Got You Under My Skin"

Frank Sinatra - I've Got You Under My Skin



Disco: Songs for Swingin' Lovers! (1956)

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/a/a4/Songsforswinginlovers.jpg

28 de agosto de 2012

Crítica de cine: Todos los hombres del rey, de Steven Zaillian

[9-XI-2006]

Basada en la novela del mismo título de Robert Penn Warren del año 1946 (que sería llevada al cine por primera vez en 1949 bajo el título El político por Robert Rossen (y por la que el autor recibiría el Premo Pulitzer), esta película se inspira en la vida de Huey P. Long (1893-1935): un personaje del período de entreguerras norteamericano, nacido prácticamente en el arroyo en el Sur de los USA, un self made man de tomo y lomo, casi analfabeto pero que enseguida se puso las pilas. En 1932 apoyó a Roosevelt en su elección presidencial pero rompió con él en el 33. Se presentó a las elecciones de gobernador de Louisiana y venció. Puso el estado en pleno siglo XX con un programa de reforma social que le granjeó muchos apoyos populares. Pero sus métodos despóticos también puso en su contra a muchos políticos. Se temió que se presentara a las elecciones presidenciales de 1936 y que si vencía (y era muy posible) un régimen autoritario (por no decir totalitario) se instalara en los USA, al mismo tiempo que en Europa proliferaban los fascismos. Su asesinato en 1935 truncó una meteórica carrera. Si la novela de Philip Roth La conjura contra América plantea la posibilidad de que un fascista como Charles Lindbergh llegara a la Casa Blanca, la propia vida de Huey Long fue un momento que casi llegó a la realidad. 

Canciones para el nuevo día (982/210): "There's no business like show business"

Nathan Lane - There's no business like show business



Disco: Love's Labour's Lost - soundtrack (2000)

27 de agosto de 2012

Crítica de cine: Expiación, de Joe Wright

[14-I-2008]

Aunque fui a la sala de cine con reservas, esperando encontrar un melodrama de muy señor mío, no fue así, me sorprendió, y gratamente, lo cual me alegra doblemente. Hace dos años, Joe Wright nos ofreció una deliciosa puesta en escena de la mejor novela de Jane Austen, Orgullo y prejuicio. Contribuyó al buen resultado de la película un reparto en el que destacaron, sobre todo, Keira Knightley, Donald Sutherland y Brenda Blethyn. Y hete aquí que ahora nos llega la versión cinematográfica de una de las novelas de ese baluarte de la literatura británica actual que es Ian McEwan. También con Knightley y Blethyn en el elenco interpretativo. Y otra vez Wright nos regala una excelente muestra de buen cine.

Como El paciente inglés de Anthony Minghella (que aquí tiene un breve cameo), Expiación es una historia de pasión en un mundo que se desmorona. Si en la película de Minghella se tratraba del África que cae en manos de los alemanes, aquí se trata, en la segunda parte de la película, de Dunkerque y la retirada británica del continente en junio de 1940. Y con una pasional historia, mucho más dramática y de imprevisibles consecuencias. 

24 de agosto de 2012

Crítica de cine: Marea roja, de Tony Scott

El pasado domingo 19 de agosto de 2012 Tony Scott se suicidó. Los medios se hicieron eco de la noticia, se recordó su carrera cinematográfica y algunas cadenas emitieron alguna de sus películas. Curiosamente, la primera, en ámbito nacional, fue el canal 13, que (también curiosamente, pues no le pega nada) programó el mismo domingo por la noche Amor a quemarropa (1993) La película, si acaso, tenía el aliciente del guión de Quentin Tarantino (quien se decía que, no lo he confirmado, renegó del mismo tras supuestos cambios por parte del diector (Tony Scott). Sea como fuere, me había parecido una película más que buena años ha; el pasado domingo aguanté una hora, poco más. En mi opinión ha envejecido fatal, y no sé si es cosa del guión (exceptuando la secuencia de la conversación entre Christopher Walken y Dennis Hopper), pues me pareció aburrida y con diálogos flojos. En fin, la perspectiva. Lo mejor que se podía decir del cine de Tony Scott, en general, era que funcionaba bien, que no engañaba a nadie y que quizás no tuviera veleidades artísticas, pero te hacía pasar un buen rato. Por ejemplo, su última película, Imparable (2010), era un compendio de todo ello; la disfruté, como lo que era, un viernes por la noche en el cine, simplemente desconectando del mundanal ruido (en este caso, silencio; el ruido ya lo ponía la película). Hay días que piensas si el más talentoso de los dos hermanos Scott era Tony, y no Ridley, vista la irregularidad de éste último desde mediados de los ochenta. Del (supuestamente) hermano malo (Tony) nos quedan estimables películas como El último boy scout (1991), Fanático (1996), Enemigo público (1998) o Déjà vu (2006), cosas como Top Gun (1986; nunca la soporté) y pequeñas joyas como Marea roja (1995; hasta Los Simpson hicieron su particular homenaje).

Canciones para el nuevo día (980/208): "Estando contigo"

Marisol - Estando contigo



Disco: Ha llegado un ángel - soundtrack (1961)

http://www.mundobso.com/imagenes/bso/12759.jpg

23 de agosto de 2012

Crítica de cine: Troya, de Wolfgang Petersen

Quizá uno se haga más viejo y empiece todo a resbalarle un poco. O quizá hay días que te levantas con el pie derecho y lo que antes te enervaba ahora le das la vuelta y ves las cosas buenas; si las hay, claro. En mi caso, anoche pillé en uno de esos canales digitales la película Troya de Wolfgang Petersen (2004). Recuerdo cuando se estrenó por estos lares, la sensación de cabreo que me despertó la película en su primera hora, el momento clímax de más o menos la mitad del metraje (Héctor matando a Menelao; supera eso...) y las cosillas más o menos interesantes, a cuentagotas (me parecía entonces), que había en la última hora y pico. Pero entonces, en su estreno, predominó el cabreo, la sensación de que te la han vuelto a clavar (y hasta el fondo). Se podría argüir: "a ver, muchacho, ¿pero no te lo esperabas acaso? Wolfgang Petersen, tan sutil como un elefante en una cacharrería; Brad Pitt, que en el tráiler dando saltitos y con esa melena rubia oxigenada daba yuyu; y cientos de naves infografiadas en el mar. ¿De qué te sorprendes?".

22 de agosto de 2012

Crítica de cine: Il Divo, de Paolo Sorrentino

[19-XII-2008]

Anoche la visioné. Entre los muchos sobrenombres que se ha ganado Giulio Andreotti (1919) a lo largo de su carrera política comop destacado líder de Democrazia Cristiana, Paolo Sorrentino ha escogido éste para titular su película: una muestra de cine político, de denuncia y de biopic a un mismo tiempo sobre la figura de Andreotti. Con todo, el guionista y director ha seleccionado un momento determinado: los años 1989-1992, el séptimo y último gobierno de Andreotti. Un período en el que se destaparon numerosos casos de corrupción (precedente de Manos Limpias) y que lastraron ya de por sí la carrera política de un Andreotti que, desde 1991, es senador vitalicio.

La película arranca con un remedo de glosario en el que se mencionan algunas de las hazañas de Andreotti: su negativa a negociar con las Brigadas Rojas, que secuestraron y asesinaron a Aldo Moro, colega de partido y también primer ministro; su pertenencia a la logia P2, por la que asimismo pasó Berlusconi; sus contactos con Cosa Nostra (caso de Toto Riina, por ejemplo), que él siempre negó a pesar de todas las sospechas fundadas; sus implicaciones en el caso Targentopoli, que fue la chispa de la caída de numerosos políticos, acusados y condenados por corrupción, etc. 

Canciones para el nuevo día (978/206): "Mucho mejor (Hace calor)"

Los Rodríguez ft. Coque Malla - Mucho mejor (Hace calor)



Disco: Palabras más, palabras menos (1995)

21 de agosto de 2012

Crítica de cine: Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo

[12-IX-2009]

Daniel Sánchez Arévalo nos dejó maravillados con su opera prima, Azuloscurocasinegro (2006), una película con un guión impecable, una trama sobre las segundas oportunidades, el compromiso y los sueños inalcanzables. Y ahora nos trae Gordos, una ambiciosa película que, a pesar de algunas deficiencias, demuestra que Sánchez Arévalo se ha convertido en un más que solvente cineasta.

Nos encontramos ante una película coral. Una serie de obesos, a cada cual más peculiar –Enrique, el farsante y complicado vendedor de productos para adelgazar (Antonio de la Torre); Andrés, el CSI que parece vivir feliz con su gordura (Fernando Albizu); Sofía, la tildada de "monja feliz" (Leticia Herrero), y Leonor, la mujer con un problema aparte del peso (María Morales)–, acude a la terapia de un peculiar especialista (Roberto Enríquez). Todos quieren perder peso, por diversos motivos, pero, como les dice Abel, el terapeuta, la obesidad es consecuencia de un estilo de vida y de problemas emocionales. Por otro lado, Paula (Verónica Herrero), esposa de Abel, embarazada, se preocupará de ayudar a la hija de Andrés, Nuria (Marta Martín), cuya obesidad afecta a diversos aspectos de su vida personal (hermano capullo, Luis (Adam Jeziersky), incluido). Y para rematar la cosa, Pilar (Pilar Castro), esposa del socio de Enrique, se siente atraída por éste, aunque sabe perfectamente que es un más que peculiar homosexual. 

20 de agosto de 2012

Boss: Shakespeare se pasea por Chicago


El pasado viernes se estrenó la segunda temporada de Boss (Starz) en Estados Unidos y, aunque se trata de una serie digamos corta (ocho episodios en la primera tanda), ya ha entrado en lo que podría ser el canon personal de ficción televisiva de calidad. La primera temporada se estrenó a finales de octubre de 2011 y llegó a tiempo para las nominaciones de los Globos de Oro, compitiendo, en cuanto a serie política, con Homeland, que finalmente se llevó el premio a mejor serie dramática; a cambio, Kelsey Grammer se alzó con el Globo de Oro al mejor actor de serie dramática... premio más que merecido. Inexplicablemente, Boss no ha entrado en las nominaciones para los Premios Emmy 2012 que se entregan el septiembre. Y digo inexplicablemente porque la serie, por su calidad, bien merecía estar en la carrera, aunque todas las apuestas estén con Homeland, que estoy convencido que ganará (rompiendo el dominio de Mad Men de 2007 a 2010); además, si se achaca a falta de memoria por parte de los que nominan, esta serie y Homeland son prácticamente coetáneas, y bien que la ficción de Howard Gordon y Alex Gansa ha recibido multitud de candidaturas. 

Crítica de cine: Gran Torino, de Clint Eastwood

Ahora que se confirma que Eastwood vuelve a la interpretación...

[8-III-2009]

Pues anoche me acerqué a verla al cine, ganas le tenía y me resultaba al final más cómoda la butaca del cine que la de mi casa. Aunque el doblaje al castellano, en el caso de los hmonk, es bastante pésimo...

Cuando se estrenó El intercambio (Changeling) andaba yo divagando sobre el carácter artesanal de Clint Eastwood. También debería comentar su componente currante, que a sus casi 79 años aún le hace más grande: en los últimos tres años ha producido y estrenado cuatro películas (Banderas de nuestros padres, Cartas desde Iwo Jima, la del cambiazo y ahora Gran Torino) y el tipo sigue ahí, metido en la producción de un biopic de Nelson Mandela, y a saber qué le traerá el futuro. Y dijo que esta última que comentamos ahora sería la última en la que aparecería como actor protagonista. Y tras el visionado, creo que la afirmación de Eastwood está plenamente confirmada; y no porque sea una mala actuación la suya, al contrario, sino porque la sensación que le queda a uno es la de haber visto la despedida crepuscular de uno de los grandes de Hollywood. 

17 de agosto de 2012

En torno a A dos metros bajo tierra (y II)



Volvamos por un momento a American Beauty, la madre del cordero. La película exploraba sin ambages, y en momentos de cambio de milenio, temas como la liberación personal, la incomunicación del matrimonio (ese muro casi insalvable); el viaje (quizá el trance o incluso el trauma) a través de la adolescencia, la búsqueda de una felicidad que vaya más allá del éxito económico, por muchos sofás de seda italiana o coches caros que comprases, y que nunca alcanzabas; la familia (el gran tema americano); la vida en un barrio residencial (anticipando la desesperación de Betty en Mad Men, continuando la tradición literaria norteamericana de mediados del siglo XX, de Richard Yates a John Cheever). Carolyn (Annette Bening) simbolizaba ese apariencia ("para triunfar hay que proyectar una imagen de éxito en todo momento", le decía Buddy Kane, 'el rey del inmueble', el espejo en el que ella se miraba), que sin embargo no enmascara la insatisfacción, el miedo y, a la postre, el fracaso. Por su parte, Lester (Kevin Spacey) se liberaba de las trabas de un trabajo que existencialmente no le aportaba nada, mientras buscaba en un restaurante de comida rápida esa ausencia de responsabilidad que, ya en la madurez, el cuerpo le pide, así como la necesidad de escapar, de romper barreras, incluso personales. Como luego se desarrolló en A dos metros bajo tierra, la fantasía era la válvula de escape, la desconexión, siquiera momentánea, que Lester encontraba en el personaje de Angela (Mena Suvari, no es casual su presencia en algunos capítulos de la serie), la amiga de su hija Jane (Thora Birch). La belleza se mostraba como algo cercano pero al mismo tiempo incalzanble. Es inevitable recordar estas secuencias de la película, estos temas: todos ellos, y algunos más, aparecen de un modo u otro en A dos metros bajo tierra.

Crítica de cine: El buen pastor, de Robert de Niro

[5-IV-2007]

Anoche fui a ver esta película, la segunda de Robert de Niro tras la cámara (reservándose un pequeño pero importante papel). ¿Y de qué va? Los inicios de la CIA, aunque la trama, más que de espías, que también va de ello, trata sobre todo de personas. Personas que toman decisiones en su vida, para bien o para mal, decisiones que provocan consecuencias y con las que hay que vivir, adpatándose a ellas cueste lo que cueste.

El protagonista es Edward Wilson (Matt Damon), uno de los fundadores (ficticios, imaginamos), desde abajo, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1947. Pero la película va más allá, tanto en el tiempo (comienza en 1961, tras el fracaso de la invasión de Cuba en Bahía de Cochinos) como en el espacio (Estados Unidos, Reino Unido, la URSS). Escogido para tareas de contraespionaje entre los alumnos más destacados de la universidad de Yale, y perteneciente a la sociedad secreta Skulls and bones, Wilson entra de lleno en el espionaje de la Alemania nazi en los años de la Segunda Guerra Mundial, para luego reclutar a ex-nazis para hacer frente a la creciente amenaza de la URSS en los tiempos de la Guerra Fría. Al mismo tiempo, Wilson se casa con la hija de un senador (Angelina Jolie), de penalty, mientras sus amoríos están por otros lados. Hombrte callado y reservado, a lo largo de las décadas de convierte en el alma de la CIA, habiendo dejado atrás a amigos, mentores e ideales. La lucha entre una vida personal pobre y casi muerta, y el apasionante trabajo, es una de las que mantiene Wilson, al tiempo que desde su puesto de mando ha de luchar contra los espías que la KGB soviética trata de inocular en su entorno. 

16 de agosto de 2012

En torno a A dos metros bajo tierra (I)

«Six Feet Under se refiere no solo a ser enterrado como un cadáver, sino a aquellas emociones y sentimientos que se mueven bajo la superficie. Cuando uno se encuentra rodeado de muerte existe la necesidad de tener experiencias de una cierta intensidad que sirvan de contrapeso... una necesidad de escaparse. Es el caso de Nate siendo mujeriego, es el caso de Claire y su experimentación sexual, es Brenda y su compulsión sexual, es David y su homosexualidad, es Ruth teniendo varias relaciones: es la vida que trata de abrirse paso a través de todo ese sufrimiento, dolor y depresión para seguir adelante». (Alan Ball)

Aunque acaba resultando un ejercicio cansino para el espectador (será por variedad...), Paramount Channel suele repetir sus películas. Hace un par de días emitió, again, American Beauty (Sam Mendes, 1999). Grandísima película, no hay motivo para quejarse. Y de hecho me sirve de excusa para comentar cuartro cosillas de la serie que en gran parte bebe de esta película, pues no en balde es Alan Ball el guionista de la película y el creador de la ficción televisiva llamada A dos metros bajo tierra (Six Feet Under, HBO, 2000-2005). LA serie por antonomasia, por ahora y por siempre jamás. Y por muchas hipérboles que servidor quiera añadir. No sólo de esta serie vive el hombre que esto escribe (la ficción televisiva es amplísima), y es cierto que en un hipotético podio estaría la serie de Ball junto con Mad Men y El ala oeste de la Casa Blanca (sin distinguir puestos), pero es de esas pocas series que me apetece revisitar; y aunque su secuencia final (ojo, semi-spoiler) sea vista en innumerables ocasiones, no por ello dejan de manar las lágrimas con su rememoración. 

15 de agosto de 2012

Crítica de cine: El legado de Bourne, de Tony Gilroy

"Siempre hubo más de uno". Porque tú lo digas... Bueno, alguna historia tenían que inventarse para hacer un Bourne sin Jason Bourne. En esta era de reboots (batmans, spidermans, supermans, xmens, totalrecalls, jamesbonds...), en la que el taquillaje lo es todo, Tony Gilroy, coguionista de la saga Bourne, tira adelante con la franquicia habiendo dejado hundiéndose (y resurgiendo) a Jason Bourne en el fondo del mar. Ante un syntax error, buscamos programa nueva, reiniciamos el sistema y voilà!, tenemos a Aaron Cross (Jeremy Renner): un agente modificado genéticamente (¿para qué? no te lo dicen o si lo hacen se quedan en las medias tintas de la irresolución) que encuentra, desde la lejana Alaska (si te vas a entrenar solitario que sea en un sitio donde no te encuentres a nadie en quinientas millas a la redonda), que lo buscan paar eliminarlo. Treadstone, Blackbriar, Pamela Landy, Noah Vosen, el profesor Hirsch y Jason Bourne, todo, se van al garete y hay que borrar todo rastro antes de que la cosa le estalle en la cara a las múltiples agencias de inteligencia, contraterrorismo y lo que se oculte hasta debajo de las piedras. Y el objetivo ahora es Cross, Aaron Cross. 

14 de agosto de 2012

Reseña de La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza

La relectura es uno de esos placeres que en ocasiones decepciona ("¿cómo me pudo gustar esto?") pero que también suele confirmar sensaciones del pasado. Releer una buena novela cada cierto tiempo depara sorpresas, matices que antes no se habían captado y que ahora te disparan a bocajarro; secuencias que te habían mantenido en vilo y que al recuperarlas te siguen dejando con el corazón en un puño. Cada vez son menos las novelas (como las películas) que aguanten una segunda lectura (o visionado). La literatura de larga distancia, aquella que se conserva por muchos años, décadas o siglos que pasen, aquellos libros que acaban adquiriendo la etiqueta de «clásicos», cada vez cuesta encontrarla. Sí, es cierto, están los clásicos que todos conocemos, los antiguos y los modernos, pero ¿cuántas de las novelas que se han publicado en los últimos treinta años serán clásicos en los próximos cien? ¿O cuántas películas de la última década conseguirán ese estatus, como en su momento lo hicieron Ciudadano Kane, Con la muerte en los talones o El crepúsculo de los dioses? Para mí, Magnolia de Paul Thomas Anderson ya es un clásico, pero si me preguntan por otros títulos, tengo que pensármelo. Y está de más decir que Anna Karenina de Tolstói ya es un todo clásico en la literatura, como El guardián entre el centeno de Salinger o Lolita de Nabokov. Actualmente yo añadiría Una mujer difícil de John Irving, El día que murió Marilyn de Terenci Moix... y La ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza.

13 de agosto de 2012

Crítica de cine: Deseo, peligro, de Ang Lee

[15-XII-2007]

Estarán muchos de acuerdo conmigo en que Ang Lee es uno de los directores más polifacéticos de las última décadas. No hay más que mirar su carrera desde que salió de Hong Kong a principios de los 90: el retrato de la Inglaterra pre-victoriana (Sentido y sensibilidad), una ácida visión de los USA nixonianos (La tormenta de hielo), un western atípico (Cabalga con el diablo), una visión a lo matrix del cine de artes marciales (Tigre y dragón), una introspectiva y atormentada puesta en escena del cine de superhéroes (Hulk) y una historia de amor homosexual entre dos vaqueros modernos estadounidenses (Brokeback Mountain). Y ahora nos llega Deseo, peligro, llamada a ser una de las películas del año, multipremiada y con muchas posibilidades en los próximos Oscars (donde puede acumular nominaciones).

Película de intriga y suspense, retrato histórico del Shanghai ocupado por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial (y antes), Deseo y peligro es sobre todo un drama sobre la pasión, sobre el control que la pasión ejerce sobre las personas y sobre sus consecuencias. Pues en esta película, más aún que en Brokeback Mountain, Ang Lee ahonda en la sexualidad, mostrada de un modo descarnado, explícito (duras escenas de pasión sexual entre los dos protagonistas) y sin complejos. 

12 de agosto de 2012

Crítica de cine: La cinta blanca, de Michael Haneke

[22-I-2010]

"Todo comenzó, si mal no recuerdo, con el accidente del doctor. Al entrar en su propiedad, el caballo tropezó sobre un casi invisible cable, tensado entre dos árboles".

Michael Haneke siempre ha hecho un cine comprometido, poco dado a números de circo, seco y muy rigorista (más que riguroso), en el que la imagen forma parte de un discurso narrativo sin que decaiga en un exceso meramente visual. Sus películas no dejan indiferente, crean detractores con enorme facilidad, pero también algunos seguidores. Pero, a veces, crea películas como La cinta blanca que consiguen llegar a espectadores de todo tipo.

En una pequeña comunidad protestante del norte de Alemania, en los años 1913-1914, empiezan a ocurrir sucesos extraños: el médico del pueblo tiene un accidente provocado, muere la mujer de un granjero en la serrería del barón (casi feudal) de la hacienda local, poco después desaparece el hijo del propio barón, siendo hallado más tarde con señales de haber sido maltratado, se incendia un granero, etc. En una comunidad, donde la rutina impera (la siega, los sermones dominicales del pastor, el curso escolar, el azaroso invierno, la confirmación religiosa de los adolescentes,...), estos extraños sucesos indican que algo falla. El maestro del pueblo se erige en narrador (voz en off) muy a posteriori, echando mano de sus recuerdos, y nos narra lo sucedido. Tienen un lugar especial los hijos del pastor, especialmente Clara y Martin, castigados con excesivo rigor por el padre al inicio de la película y obligados a llevar durante una temporada una cinta blanca (símbolo de la pureza y la inocencia perdidas que conviene recordar). 

11 de agosto de 2012

Crítica de cine: Rock of Ages, de Adam Shankman

Está claro que cuando fuimos al cine a ver Mamma Mia! en el verano de 2008 no lo hicimos por el guión, y posiblemente tampoco por los actores (ver a Meryl Streep cantar y bailar podía tener su qué, pero a Pierce Brosnan...). No, los fans de Abba de toda la via fuimos, en plan manada nostálgica, a escuchar, cantar e incluso si se terciaba bailar sus canciones desde la butaca. Yo mismo la vi tres veces en el cine, una de ellas acompañado. El guión era lo de menos (se podría escribir en una servilleta de papel) y tópico. 
 

10 de agosto de 2012

Aristóteles en Washington, D.C.: El ala oeste de la Casa Blanca

Durante los últimos 28 días, 155 episodios, me he adentrado de cabeza en el mundo de la política norteamericana a través de la pequeña pantalla. Y quién mejor que Aaron Sorkin (n. 1961), que actualmente también nos deleita mostrando los vericuetos del periodismo en The Newsroom (HBO, 2012), para enseñarnos realmente lo que es la política. la política partidista, sí, la de demócratas y republicanos, la de los lobbys de presión, la pòlítica internacional y doméstica... pero sobre todo la política en el sentido más clásico de la palabra. Aristóteles decía que el hombre es un zóon politikon, un animal político, en el ensayo sobre la política que escribió. El ser humano se relaciona socialmente, está obligado a ello desde que nace. Gobernar ciudades, países, imperios. ¿Cómo hacerlo? ¿Con qué mecanismos cuenta? ¿A qué problemas se enfrenta en el día a día? Lógicamente, la política que concebía Aristóteles se refería al ámbito reducido de las poléis griegas, las ciudades-estado. ¿Cómo habría concebido el estagirita regir una superpotencia mundial? Los romanos le sacaron ventaja en ello, pues sí que tuvieron que enfrentarse a la irresoluble e incómoda cuestión de la administración de un imperio. El político romano republicano concebía también de forma local la facultad de gobernar: la Urbe, ocasionalmente una provincia. Los principes, los emperadores, con Roma en el centro, tuvieron que aprender a gobernar vastas extensiones, a mantener la paz, a a conceder autonomía cuando convenía, a no dejarse influir exclusivamente por lo que hoy en día llamamos un lobby de presión. ¿No había acaso, además del ejército, sectores comerciales y/o empresariales como los navicularii, las societates publicanorum, los consorcios contratistas, los comerciantes relacionados con la annona militaris? Durante los ocho años de su administración, Josiah Jed Bartlet (Martin Sheen), nos ha llevado desde una ficción muy real a esa política que aquí está desprestigiada desde hace años. El espectador de El ala oeste de la Casa Blanca (The West Wing, NBC, 1999-2006) tiene la sensación no sólo de acercarse al día a día de una administración presidencial cada semana, sino que también, como en el ágora ateniense o en el foro romano, de asistir puntualmente a una lección de educación política.

Canciones para el nuevo día (970/198): "Merry Christmas, Mr. Lawrence (Main Title)"

Scores Piano Week (y V):
Ryuichi Sakamoto - Merry Christmas, Mr. Lawrence (Main Title)



Disco: The Ryuichi Sakamoto Trio World Tour 1996 (1996)

9 de agosto de 2012

Crítica de cine: Bobby, de Emilio Estévez

[20-I-2007]

Anoche fui a ver esta película, escrita y dirigida por Emilio Estévez, hijo mayor de Martin Sheen y hermano de Charlie Sheen. Un actor cuya carrera ha quedado bastante diluída, en comparación con la de sus parientes, pero que esta vez nos ha ofrecido una película realmente meritoria.

Más allá de lo que el título pueda sugerir, esta película no es una biografía de Robert Francis Kennedy (RFK, 1924-1968), hermano menor de John Fitzgerald Kennedy, fiscal general del Estado, senador y candidato a la presidencia; y como su hermano, asesinado, un 6 de junio de 1968 en el hotel Ambassador de Los Angeles, sede central de su campaña electoral en California. No, no va por ahí la cosa, aunque RFK sea protagonista, con su propia voz y sus imágenes, a lo largo del filme. Diversos personajes, algunos reales, otros ficticios, pasan por el hotel Ambassador a lo largo de ese 6 de junio: desde el director (William H. Macy), casado con la peluquera del hotel (Sharon Stone), y que tiene un lío con una de las telefonistas (Heather Graham); dos camareros chicanos (Freddy Rodríguez y Jacob Vargas), con sus porblemas personales en un día de doble turno, y un cocinero con mucha vida a sus espaldas (Laurence Fishburne); el jubilado portero (Anthony Hopkins), cuya vida sigue siendo el hotel, y su amigo y compañero de ajedrez (Harry Belafonte); el racista jefe de cocina (Christian Slater); una cantante alcoholizada (Demi Moore) y su triste marido, un músico en horas bajas (Emilio Estévez); un matrimonio de paso (Martin Sheen y Helen Hunt); el jefe de campaña de RFk en Los Angeles (Joshua Jackson) y su segundo al mando, un joven e idealista (Nick Cannon), así como dos peculiares voluntarios (Brian Geraghty y Shia LaBeouf), que experimentan un curioso "viaje", gracias a un no menos pintoresco camello (Ashton Kutcher); una joven pareja (Lindsay Lohan y Elijah Wood), que se casan el el hotel para evitar que él sea destinado a Vietnam; una periodista checa (Svetlana Metkina), que trata de entrevistarse con RFK, al que compara con Alexander Dubcek durante esa Primavera de Praga,... y el propio RFK, con sus palabras, sus discursos y sus imágenes. 

Canciones para el nuevo día (969/197): "Playing Love"

Scores Piano Week (IV):
Ennio Morricone - Playing Love



Disco: The Legend of 1900 - soundtrack (1998)

8 de agosto de 2012

Crítica de cine: 12, de Nikita Mikhalkov

[16-VI-2008]

Hace unos días comentaba la última película de Sidney Lumet, Antes que el diablo sepa que has muerto. Ahora, la caprichosa cartelera ha querido que se estrene la última película de Nikita Mikhalkov, 12, cuando ya podríamos pensar que el director ruso estaba de retiro (como Lumet). Y no, sigue al pie del cañón, interpretando incluso, y vuelve a la carga con esta película inspirada de manera muy sui generis en Doce hombres sin piedad, que además estuvo entre las nominadas a los Oscars de este año en la categoría de mejor película de habla no inglesa.

Doce hombres se reúnen en el gimnasio de un colegio para dilucidar el veredicto de un caso de asesinato: un chico checheno acusado de asesinar a su padrastro, un militar ruso. Como ya de puede ver, Mikhalkov pone sobre el tapete un tema de actualidad y le sirve de excusa para hilvanar una película que habla sobre la libertad, la justicia, el deber y en última instancia el miedo. 

Canciones para el nuevo día (968/196): "Efigènia"

Scores Piano Week (III):
Carles Cases - Efigènia



Disco: Actrius - soundtrack (1996)

7 de agosto de 2012

Reseña de Una comedia ligera, de Eduardo Mendoza

Eduardo Mendoza (n. 1943) hace tiempo que no nos deleita con una novela a la altura de su opera prima, La verdad sobre el caso Savolta (1975), o de su obra maestra, La ciudad de los prodigios (1986). El resto de su carrera no es desdeñable, ni de lejos, pero el lector seducido por la andanzas de Miranda y Onofre Bouvila (servidor) siempre quiere más de ese estilo de novelas. Novela pastiche la primera durante el Trienio Rojo barcelonés, auténtico retrato de la ciudad entre dos Exposiciones Universales la segunda. De hecho, la Ciudad Condal es la gran protagonista avant-la-lettre en ambos casos. De prácticamente toda su obra, pues también la ciudad es el escenario de las aventuras del peculiar detective loco anónimo que  inauguró en 1979 con El misterio de la cripta embrujada y, décadas mediante, se transforma (como el propio personaje), a medida que los cambios del progreso o la piqueta de los lavados de cara urbanísticos la afectan de un modo u otro, hasta llegar a la reciente El enredo de la bolsa y la vida (2012). Es la ciudad a la que se acercó un peculiar marciano, en plena euforia olímpica, y que nos hizo pasar tan buenos ratos en Sin noticias de Gurb (1991). Es la ciudad que de algún modo poblaba el desamparo existencial del protagonista de Mauricio o las elecciones primarias (2006), que regresa a ella para llegar a la conclusión de que algo más que la propia ciudad ha cambiado con el paso de los años. Barcelona, pues, es mucho más que un tópos literario en la novelística de Mendoza. Y es probablemente el elemento que más me atrae de su prosa: esa Barcelona inventada, recreada, recordada, envuelta en brumas y misterios. Por tanto, que Barcelona sea también algo más que un escenario en Una comedia ligera (1996) no es casualidad.

Reseña de Roma. Una historia cultural, de Robert Hughes

In memoriam: Robert Hughes (1938-2012)

Roma, qué decir de Roma que no se haya dicho ya... Y sin embargo, hay tantas Romas en una sola ciudad... La Roma etrusca de la que apenas la Cloaca Máxima y la imaginación desde lo alto del Palatino o el Campidoglio nos queda como sombrío recuerdo y que palidece ante la magnificencia de la Roma clásica, encajonada primero en las murallas servias y liberada después en el Campo de Marte y la colina Vaticana, para terminar siendo cantera local de la Roma medieval, poco conocida, y sobre todo de la Roma renacentista: la ciudad juliana, paulina y sixtina, la ciudad artística y aún en plena ebullición, la ciudad receptáculo y receptora de artistas de toda Italia, por no mencionar Europa. La Roma barroca, borrominesca y berniniana. Risorgimentista. También piononana. Y vittorianesca. Mussoliniana. Posfascista. Felliniana. Eterna.

Pasear por la Ciudad por antonomasia, la Urbe, la Città, la hija de la tríada capitolina y la madre del Trastevere, es dejarse llevar por el encanto de la diversidad, el hartazgo de los millones de almas que la (mal) visitan, los olores del Campo dei Fiore, las postales desde el Gianicolo, la piedad del Vaticano y el silencio del Gesú. Olvidarse de mapas y rutas, sólo pasear por sus calles, del bullicio de Via del Corso al sinsentido de la Via dei Fori Imperiali. Villa Borghese o el refugio del caminante. Termini o el final/principio del camino. Y siempre una, mil, Romas en cada viaje. Y siempre volver y empezar, y regresar y partir, y soñar y despertar. 

Canciones para el nuevo día (967/195): "The Firm (Main Theme)"

Scores Piano Week (II):
Dave Grusin - The Firm (Main Theme)


Disco: The Firm - soundtrack (1993)

 

6 de agosto de 2012

Crítica de cine: Antes que el diablo sepa que has muerto

[17-VI-2008]

Hace ya 50 años largos del debú cinematográfico de Sidney Lumet con Doce hombres sin piedad, quizá su mejor película. Y ahora, con 83 añitos, Lumet, al que hace dos le entregaron un Oscar honorífico, lejos de quedarse en casa recordando viejas glorias, nos sorprende (y muy gratamente) con una nueva película, de entre lo más interesante de este 2008.

Antes que el diablo sepa que has muerto es una película que navega entre el cine negro, el drama familiar y lo mejor del cine de suspense. Todo empieza, tras una escena prólogo de cama entre Philip Seymour Hoffman y Marisa Tomei (qué bien se conserva esta mujer, y no sólo físicamente), con un robo. Un atraco que sale mal y del que, como en un puzzle, poco a poco vamos viendo cómo encajan las piezas. Y así descubrimos que dos hermanos, Andy (Hoffman) y Hank Hanson (Ethan Hawke), a cada cual peor en su vida personal, organizan un atraco de la joyería de sus padres, esperando ganar un dinero que necesitan como oro de mayo, sin que sus padres, una vez cobrado el seguro, se resientan. Pero algo sale mal, alguien muere y lo que parecía un trabajo fácil se convierte en el inicio de una espiral de catástrofes no esperadas. 

Canciones para el nuevo día (966/194): "La chrysalide"

Scores Piano Week (I):
Martin Léon - La chrysalide

Disco: Monsieur Lazhar - soundtrack (2011)
 
http://www.allobo.com/resource/file/affiche-small/s_91-monsieur-lazhar-affiche.jpg

5 de agosto de 2012

Crítica de cine: Los girasoles ciegos, de José Luis Cuerda

Fui a verla anoche. Basada en dos de los cuatro relatos que forman el libro, del mismo nombre, de Alberto Méndez, se trata del retorno de José Luis Cuerda a la gran pantalla tras su excelente película La lengua de las mariposas (1999). Y si en esta última Cuerda nos llevaba a los tiempos previos a la Guerra Civil, con Los girasoles ciegos nos situamos en la primerísima posguerra. 

En Ourense, en 1940, una familia vive entre la clandestinidad y el engaño: el padre, Ricardo (Javier Cámara), un profesor republicano de instituto, prófugo y perseguido por la justicia franquista, lleva escondido desde julio del 36 en su casa, en un refugio entre paredes tras un armario. Trata la familia de llevar una vida normal: la madre, Elena (Maribel Verdú), cuida de su marido y del pequeño Lorenzo (Roger Príncep), mientras ve como su hija mayor, Elenita (Isabel Soriano), embarazada, marcha con su novio (Martín Rivas) a un exilio forzado en Portugal. Las cosas se complican con el nuevo profesor de Lorenzo, el diácono Salvador (Raúl Arévalo): un personaje atormentado, que vé como su fe flaquea tras haber servido como alférez en el ejército sublevado durante la guerra, que ha matado y sabe lo que ello significa, y que se deja llevar por la lujuria cuando conoce a Elena. 

3 de agosto de 2012

Crítica de cine: Che. El argentino y Che. Guerrilla, de Steven Soderbergh

[7-IX-2008]

Llega a nuestras pantallas la primera parte (por imperativos comerciales) del proyecto cinematográfico de Steven Soderbergh sobre Ernesto Che Guevara. Un proyecto muy personal, en el que también ha corrido con su dinero el actor Benicio del Toro, y que se basa en parte de los diarios del Che.

No se trata de un biopic al uso convencional. No espere el espectador que se nos cuente de pe a pa la vida del Che, porque no lo encontrará. Nos encontamos con una película que narra un período concreto y a salto de mata (entre 1957 y enero de 1959), con constantes flashbacks (a 1955, cuando el joven médico argentino Ernesto Guevara de la Serna [Benicio del Toro] se une a los revolucionarios cubanos liderados por Fidel Castro [Demián Bichir]) y también forwards (a 1964, el viaje del Che a Nueva York para comparecer ante las Naciones Unidas y para ser entrevistado por Lisa Howard [Julia Ormond]). Pero la acción se centra entre julio de 1957 y enero de 1959. Unos años en los que la guerrilla, liderada por Castro, su hermano Raún (Rodrigo Santoro), Camilo Cienfuegos (Santiago Cabrera) y el propio Guevara, se enfrentan a las tropas de Fulgencio Batista, el brigadier que pocos años antes dio un golpe de estado y se hizo, con el apoyo de los USA, con el poder en Cuba. 

2 de agosto de 2012

Crítica de cine: The Plough and the Stars, de John Ford

The Plough and the Stars es una película en dos actos que narra el levantamiento irlandés de Pascua en abril de 1916 y se basa (hasta cierto punto) en la obra teatral de Sean O'Casey.

El levantamiento de Pascua (Easter Rising) suele presentarse como una rebelión general irlandesa contra el dominio británico, tras el fracaso de la vía parlamentaria de Charles Stewart Parnell
y las aspiraciones de Home Rule (autonomía) a finales del siglo XIX. Pero la realidad es más compleja: como se acabaría demostrando en la posterior guerra civil entre los propios nacionalistas (véase Michael Collins de Neil Jordan [1996] o El viento que agita la cebada de Ken Loach [2006]) por un lado estaban los Irish Volunteers (IV), liderados entre otros por el dirigente de derechas Padraic Pearse (el mártir del levantamiento de Pascua), y por otro los nacionalistas-socialistas del Irish Citizen Army (ICA), dirigidos por el líder obrero James Connolly. Ambos tenían claro el objetivo, la independencia irlandesa, tras el fracaso de Parnell y los parlamentarios nacionalistas. 

1 de agosto de 2012

Reseña de Lincoln, de Gore Vidal

Le echaremos de menos...

«–Sobre nosotros dos, John, recae la noble tarea de decir al mundo quién es, realmente, Abraham Lincoln […].
–Pero Nico, ¿sabemos realmente quién es?»
(p. 701).

La figura de Abraham Lincoln (1809-1865) sigue resonando por encima demuchas incógnitas. Decimosexto presidente de los Estados Unidos, durantelos años críticos de la Guerra Civil se temió incluso que fuera el último.

Lincoln, como tantos y tantos hombres de acción, maquilló su biografía, presentándose durante mucho tiempo como el hijo de un agricultor nacido en una cabaña de troncos, como un «peón de los raíles», como un abogado procedente de un estado de frontera (Kentucky, aunque la familia Lincoln también vivió en Indiana e Illinois), como un moderado abolicionista (se mostró contrario a al extensión de la esclavitud en los nuevos estados, pero no a su abolición en el Sur) entre radicales furibundos. Su carrera política fue desigual: como diputado por los whigs (un partido en descomposición) pasó sin pena ni gloria por la Cámara de Representantes entre 1847 y 1849, para regresar a la abogacía. Su retorno a la política, como uno de los fundadores del flamante Partido Republicano (por entonces, abolicionista, a diferencia del Demócrata), fue sonado tras la campaña para entrar en  el Senado en 1858 (disputándole, infructuosamente, la plaza al demócrata Stephen A. Douglas) y presentarse incluso como candidato a la vicepresidencia en 1856, fracasando en el intento. Pero Lincoln ya estaba en Washington para quedarse y apostar por la carrera presidencial.