31 de diciembre de 2018

2018 (y III): un año de libros


The Library of Ice: Readings from a Cold Climate, de Nancy Campbell (Scribner, 2018) 

Built: The Hidden Stories Behind our Structures, de Roma Agrawal (Bloomsbury, 2018) 

The Habsburg Empire. A New History, de Pieter M. Judson (Harvard University Press, 2016) 

Hadrian’s Wall: Rome and the Limits of Empire, de Adrian Goldsworthy (Head of Zeus, 2018) 

1064, Barbastro. Guerre sainte et djihâd en Espagne, de Carlos Laliena Corbera y Philippe Sénac (Gallimard, 2018)
Terminamos los repasos de este 2018 con el último apartado: el de los libros. Han sido noventa a lo largo del año, predominando el ensayo histórico, que es mi ámbito de especialidad. No faltaron novelas (13), pero cada vez son menos y de autores de los que, digamos, me pueda "fiar"; he querido incluir al menos una en la selección final, siquiera para cubrir esa cuota, infrarrepresentada en los "20+1" títulos finalmente escogidos, lo reconozco. Pero es que cada vez tengo menos tiempo para leer novelas, y si acaso las leo para descongestionar un poco ("esponjar el cerebro", que decía una profesora mía) ante tanto libro especializado. De alguna de ellas, como Yo Julia de Santiago Posteguillo, flamante Premio Planeta, intuía por donde iban los tiros y la reseña resultante ha sido muy elocuente acerca de los peligros y la deriva de una parte de la novela histórica actual (por muchos lectores, a menudo fans irredentos, que tenga).

30 de diciembre de 2018

2018 (II): un año de series de TV

La peste (Movistar+) – 1ª temporada
Counterpart (Starz) – 1ª temporada
Fariña (Atresmedia) – única temporada
The Good Fight (CBS) – 2ª temporada
Algo en que creer (DR) – 1ª temporada
Acaba 2018, ya le quedan horas, más que días. ¿Y qué nos ha deparado este año a nivel serial? Para mí ha sido un año intenso y en el que he dado el salto a más plataformas: de unirme a Netflix y Amazon Prime en 2017, este año sumé HBO España: las tres han nutrido la mayoría de series que he visionado este año, además de las cadenas en abierto. En total, y también ha sido un salto cuantitativo  respecto al anterior año: superan el centenar las que he podido degustar en estos últimos doce meses entre temporadas regulares (de los 22 a los 24 episodios anuales a las cada vez más extendidas de 10 a 13 capítulos por temporada), las miniseries (o series limitadas, como dicen allende el charco) y las series de antología. Pero, ¿más significa mejor? No necesariamente, pues en algunos casos no he podido evitar ver temporadas con el piloto automático o mientras hacía otras tareas /son "series para planchar"); desde luego hay series que se prestan a ello, las tienes de música de fondo, las escuchas más que las ves y de tanto en tanto levantas la mirada de lo que estés haciendo y la fijas en la pequeña pantalla. Y hay series, muchas, que requieren tu atención absoluta o que te atrapan desde el primer minuto y no puedes apartar la mirada. De todo hay en la pequeña pantalla...

29 de diciembre de 2018

2018 (I): un año de cine

Tres anuncios en las afueras, de Martin McDonagh
Sin amor, de Andrey Ziyagintsev
Los archivos del Pentágono, de Steven Spielberg
Yo, Tonya, de Craig Gillespie
El hilo invisible, de Paul Thomas Anderson
Termina un 2018 que, en cuanto a cine, no ha tenido el brillo que desbordan (en general) las series de televisión. Si en el caso de éstas podría haber elegido otra selección con calidad similar a las finalmente seleccionadas, en el caso del cine me ha costado más escoger los "20+1" títulos que definirían, cinematográficamente hablando, el año. Y no es que no hayamos tenido películas "buenas": haberlas, haylas, pero debo ir más allá (afortunadamente) del ámbito meramente anglosajón y hollywoodiense para encontrar cintas que perduren en mi memoria; de esas que realmente aporten algo, ya por tema, interpretación o alardes de realización. Prácticamente la mitad de lo seleccionado es cine europeo y me sabe mal no haber incluido alguna española: Las distancias de Elena Trapé podría haber estar en la lista final. El cine de superhéroes, las franquicias y las sagas se llevan la parte del león en lo que a expectativas del público en general se refiere... y dan ofrecen resultados. Sí, lo reconozco sin rubor alguno, Vengadores: Infinity War nos dejó traspuestos en la butaca de cine, pero tampoco es de esas películas (al menos en mi caso) que deje demasiado poso más allá de los fuegos artificiales; Thanos se reveló como el mejor villano de las películas Marvel hasta ahora presentadas (tampoco era muy difícil), pero no hay mucho más. Cierto es que entretiene, pero nadie se habría molestado si no se hubiera rodado Han Solo: una historia de Star Wars. Y a nivel de animación, Los Increíbles 2 se quedó en una película con una trama a la que le falta bastante sentido (dentro de lo que es, claro está) y queda lejos de su antecesora. Pixar sigue haciendo películas muy resultonas, pero hay que irse a Del revés (Inside Out) de 2015 para buscar una gran película de las suyas. Y en cuanto a Deadpool 2: acabé saturado del humor gamberro, que acaba por ser rutinario.

28 de diciembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2635/1854): "Feo, fuerte y formal"

Loquillo y Trogloditas - Feo, fuerte y formal 

Disco: Hermanos de sangre (2006)


27 de diciembre de 2018

26 de diciembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2633/1852): "Antes de que cuente diez"

Fito & Fitipaldis - Antes de que cuente diez 

Disco: Antes de que cuente diez (2009)


25 de diciembre de 2018

24 de diciembre de 2018

23 de diciembre de 2018

Crítica de cine: Spider-Man: un nuevo universo, de Bob Persichetti, Peter Ramsey y Rodney Rothman

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

En un “universo” cinematográfico cada vez más saturado en lo que a películas sobre superhéroes basadas en personajes de cómics se refiere, quizá a más de un espectador –o puede que todo lo contrario, pues a quien esto escribe no se le escapa que las expectativas siguen siendo muy altas en este género– le pueda la pereza al saber que se estrena una adaptación animada de un (otro) “universo” expandido más: el de Spider-Man (Marvel). Y lo hace “multiplicando” a Spider-Man, hasta seis veces (si no me fallan las cuentas), pues se trata de versiones diversas que proceden de realidades alternativas y que coinciden en una misma esfera (la nuestra) al mismo tiempo. Esta es la carta de presentación de Spider-Man: un nuevo universo (prometo no repetir más la palabra “universo” en lo que queda de crítica), un filme que ha recibido unas críticas muy elogiosas en diversos medios especializados en Estados Unidos y que buscará repetir la jugada por nuestros lares. Aunque sea el mismo día que se estrena Aquaman, película que pertenece a otro univ… esto, a otro firmamento de superhéroes, el de DC Comics (y Warner). ¿Podrán competir ambas películas en la taquillera navideña de manera más o menos “pacífica”? El tiempo lo dirá… y veremos si nuestra paciencia no se queda por el camino. 

21 de diciembre de 2018

Crítica de cine: El regreso de Mary Poppins, de Rob Marshall

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964) fue una de esas películas que más le costó a Walt Disney realizar: tardó más de veinte años en convencer a la creadora del personaje, P.L. Travers, para que le vendiera los derechos de la novela para una adaptación cinematográfica. Las negociaciones fueron constantes y ambos, Disney y Travers, acabaron sus relaciones tan mal como las habían empezado. Travers se negó constantemente a que hubiera números musicales y secuencias animadas, a pesar de que en el contrato especificaba que la última palabra la tendría siempre Disney. La película Saving Mr. Banks (John Lee Hancock, 2012) mostró, con bastantes licencias, las tirantes negociaciones de Travers (Emma Thompson) y Disney (Tom Hanks): no sólo alteraba muchos de los episodios reales, sino que también suavizó muchísimo, por decirlo de alguna manera, a la protagonista (el personaje real era realmente insoportable) y añadió una trama paralela sobre el padre alcohólico de la escritora y el origen de la famosa niñera con una sensiblería que la Travers real habría rechazado de plano. Con todo, fue una película que nos aproximó, aunque fuera desde puntos de vista algo torticeros (no en balde, al ser producida por Disney no iba a dejar demasiado mal a su fundador), a la creadora de esta niñera tan estrafalaria.

Canciones para el nuevo día (2630/1849): "Kodachrome"

Paul Simon - Kodachrome 

Disco: There Goes Rhymin' Simon (1973)


20 de diciembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2629/1848): "You Have Killed Me"

Morrisey - You Have Killed Me 

Disco: Ringleader of the Tormentors (2006)


19 de diciembre de 2018

18 de diciembre de 2018

17 de diciembre de 2018

16 de diciembre de 2018

Crítica de cine: Miamor perdido, de Emilio Martínez-Lázaro

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Emilio Martínez-Lázaro tenía una larga trayectoria en la comedia antes de dirigir ese díptico prescindible (por muy taquillero que sea) que es Ocho apellidos vascos (2014) y Ocho apellidos catalanes (2015). A un espectador con cierta «memoria histórica» puede que le cueste recordar El juego más divertido a finales de los años ochenta, pero puede que sí lo haga con dos de sus mejores comedias románticas en la década siguiente: Amo tu cama rica (1992, con guion propio) y Los peores años de nuestra vida (1994; qué divertido estaba Gabino Diego). Ya en este milenio tuvo un «sonoro» éxito El otro lado de la cama (2002) y Los dos lados de la cama (2005), películas en los que los intentos (meritorios en algunos casos) de los actores por cantar (ejem, ejem) topaban con un guion mejor trabado en la primera entrega que en la segunda. Alternando comedia y drama – a destacar Carreteras secundarias (1997), más bien una “dramedia” on the road, y Las trece rosas (2007)–, la filmografía de Martínez-Lázaro ha tenido en ese género hoy en día en la UVI, la comedia romántica, como uno de sus ejes principales. Por ello, Miamor perdido, recién estrenada, puede verse como una fusión entre lo más «clásico» de la carrera del director madrileño y un estilo más «actual», más de corte ochoapellidos, en algunas de sus perlas cómicas. El resultado, lo anticipamos, es una propuesta cinematográfica que no es redonda, pero que bien merece acercarse a una sala de cine.

14 de diciembre de 2018

Crítica de cine: Suspiria, de Luca Guadagnino

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Quizá no haya en este 2018 una película tan chocante como Suspiria (Luca Guadagnino, 2018). Lo que fue madre! de Darren Arofnosky en 2017 lo está siendo, a su manera, en este año al que le quedan días para terminar. De entrada, hay que reconocerle a Guadagnino –el mismo que abrió el año con Call Me by Your Name– audacia en no limitarse a realizar un remake de la película homónima de Dario Argento de 1977, no ha tratado de impactarnos como espectadores con una historia de terror sino que nos obliga a reflexionar sobre lo que hemos contemplado durante sus dos horas y media. Contemplado y con necesidad de asimilar y tratar de darle un sentido, que lo tiene, desde luego. Quizá por ello, y aunque el resultado global no sea tan redondo como pudo haber sido, Suspiria sí tiene los suficientes elementos como para que no la reduzcamos a una, hasta cierto punto, boutade (como la película de Arofnosky sí podía llegar a ser calificada) y a que le sigamos dando vueltas días (o en mi caso semanas) después de haberla visto. Nos congratulamos por ello: pocas películas, muy pocas, en estos tiempos de desidia creativa en la mayor parte de lo que llega a una sala de cine (y en no pocas ocasiones enmascarada bajo fuegos de artificio), tienen la capacidad de agitar con un discurso que se muestra poderosamente con la forma y sin que ambos pierdan fuerza. 

Canciones para el nuevo día (2625/1844): "The Good, the Bad and the Ugly"

The Danish National Symphony Orchestra - The Good, the Bad and the Ugly

Disco: The Morricone Duel (2018) 


13 de diciembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2624/1843): "Liquid Lunch"

Caro Emerald - Liquid Lunch 

Disco: The Shocking Miss Emerald (2013)


12 de diciembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2623/1842): "I Live For You"

George Harrison - I Live For You 

Disco: All Things Must Pass (1970)


11 de diciembre de 2018

10 de diciembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2621/1840): "I Guess That's Why They Call It The Blues"

Elton John - I Guess That's Why They Call It The Blues 

Disco: Too Low for Zero (1983)


7 de diciembre de 2018

6 de diciembre de 2018

Crítica de cine: Bernini, el artista que inventó el Barroco, de Francesco Invernizzi

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Nota: este documental llega a las salas de cine como evento cinematográfico. Exhibidores como Yelmo, Grup Balañà y los Cines Verdi en Barcelona, lo emitirán los días 10 y/o 11 de diciembre, vinculado a una programación cultural especial; consúltese también en FilmAffinity para saber en qué otros cines se emitirá. 

Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), si nos ponemos puristas, quizá no fue el artista que «inventó» el Barroco –ya se sabe que los títulos muchas veces se ponen de determinada manera para atraer la atención del respetable–, pues esa etiqueta, si hubiera que ponerla a alguien, habría que dársela a Caravaggio, por ejemplo (ya comentamos aquí el documental sobre la vida y obra del genio milanés). De todos modos, la obra de Bernini, que además de la escultura también desempeñó la arquitectura (el diseño de la Plaza de San Pedro, delante de la basílica del Vaticano, es suyo) y la pintura, es de aquellas que, por sí sola, engloba todo un movimiento artístico y le da pleno sentido. Fue uno de los artistas más apreciados y valorados por la Santa Sede –hasta nueve papas requirieron sus servicios, destacando Urbano VIII, Alejandro VII y Clemente IX– y se puso al servicio (a su manera, todo hay que decirlo) del programa iconográfico de la Contrarreforma católica en el Seiscientos. Tuvo su, digamos, «disputa» artística (y personal) con otra gran figura del Barroco, Francesco Borromini, en una rivalidad que pronto devino en odio mutuo: suele contarse la anécdota de que dos de las esculturas de Bernini en la Fontana dei Quattro Fiume, en la Piazza Navona, «parecen» horrorizarse ante la iglesia de Sant’Agnese, diseñada por Borromini y que está situada delante… es falsa, pues la iglesia se construyó posteriormente; sea como fuere, ambos no podían verse.

5 de diciembre de 2018

4 de diciembre de 2018

3 de diciembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2616/1835): "This Year's Girl"

Elvis Costello - This Year's Girl 

Disco:  This Year's Model (1978)


30 de noviembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2615/1834): "Doo-Wop (That Thing)"

Lauryn Hill - Doo Wop (That Thing)

Disco: The Miseducation of Lauryn Hill (1998)


29 de noviembre de 2018

Crítica de cine: Jaulas, de Nicolás Pacheco

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Hay ocasiones en que los primeros minutos de una película te hacen pensar, cómodamente instalado en la butaca de una sala de cine, que vas a pasar un «buen» rato; y no tanto porque lo que ves sea divertido, entretenido o desborde calidad en cada fotograma, que también pudiera ser, sino porque lo que se muestra te interesa, te sorprende e, incluso en algunas secuencias, te fascina. Obviamente, una película no se queda estática en esos diez o quince minutos iniciales, la trama sigue, «evoluciona», se abre a otros escenarios y vericuetos, y es al final, cuando te quedas con la imagen completa, con la conclusión sobre lo que durante algo más de hora y media has estado viendo. Es entonces cuando tienes las «sensaciones encontradas» y un cierto regusto amargo en la boca. Porque si fuera sólo por esos minutos iniciales, tu valoración sería muy diferente a la que tienes una vez terminado el filme. Pero es al final cuando te preguntas qué pasó, cómo la historia pudo empezar tan bien y cómo luego se «perdió» con algunas tramas metidas con calzador y acabó llegando a un final demasiado acelerado y, lo peor de todo, previsible. Esto es lo que le sucede a Jaulas, opera primera del director y guionista sevillano Nicolás Pacheco, presentada en Sección Oficial de la reciente 63ª edición de la Semana Internacional de Cine (Seminci) de Valladolid. Pacheco comentó entonces que su película es «una fábula contemporánea que refleja a las mujeres como referentes de su propia liberación, en este caso no la propia, sino la que busca una madre para su hija y eso es algo que estamos viviendo hoy en día en España: un cambio emocionante y prometedor del papel de la mujer» (Fuente de la cita: el diario.es). Con este planteamiento de su creador, la película promete; lástima que su desarrollo no esté tan a la altura del comentario del director. Pero vayamos por partes.

Canciones para el nuevo día (2614/1833): "Walkabout"

Red Hot Chilli Peppers - Walkabout 

Disco: One Hot Minute (1995)


28 de noviembre de 2018

27 de noviembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2612/1831): "Your Hand In Mine"

Explosions  in the Sky - Your Hand in Mine 

Disco: The Earth Is Not a Cold Dead Place (2003) 


26 de noviembre de 2018

23 de noviembre de 2018

22 de noviembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2609/1828): "Mr. Soul"

Buffalo Springfield - Mr. Soul 

Disco: Buffalo Springfield Again (1967) 



21 de noviembre de 2018

20 de noviembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2607/1826): "The Chad Who Loved Me"

Mansun - The Chad Who Loved Me

Disco: Attack of the Grey Lantern (1997)



19 de noviembre de 2018

Reseña de Yo, Julia, de Santiago Posteguillo

Nota: puesto que es una reseña extensa, quizá el lector prefiera disponer de ella en un documento en PDF: clique aquí.
«(…) Adso también me sirvió para resolver otra cuestión. Hubiese podido situar la historia en un Medioevo en el que todos supieran de qué se hablaba. Si en una historia contemporánea un personaje dice que el Vaticano no aprobaría su divorcio, no es necesario explicar qué es el Vaticano y por qué no aprueba el divorcio. En una novela histórica, en cambio, hay que proceder de otro modo, porque también se narra para que los contemporáneos comprendamos mejor lo que sucedió, y en qué sentido lo que sucedió también nos atañe a nosotros. 
El peligro que entonces se plantea es el del salgarismo. Los personajes de Salgari huyen a la selva perseguidos por los enemigos y tropiezan con una raíz de baobab, y de pronto el narrador suspende la acción para darnos una lección de botánica sobre el baobab. Ahora eso se ha transformado en un topos, entrañable como los vicios de las personas que hemos amado; pero no debería hacerse (…)».  
Umberto Eco, “Apostillas a El nombre de la rosa”, en El nombre de la rosa, DeBolsillo, 2017, p. 755. 
Desde hace un tiempo, la novela histórica o, mejor dicho (no seamos presuntuosos), parte de la novela histórica tiene lo que considero un problema: el salgarismo. No es un problema grave, si uno es consciente de ello. La cuestión, sin embargo, no se circunscribe a lo que hace casi cuarenta años definiera con acierto Umberto Eco; el problema subyace en que, con la excusa del salgarismo, no se tenga claro qué se está realizando cuando se escribe una novela histórica. Un binomio con dos partes esenciales: novela, la parte literaria esencial, e histórica, el ámbito que trata. Con un equilibrio entre las dos partes una novela de este género funciona; el lector puede tirar de su memoria (o de su bagaje como lector) y mencionar grandes títulos (y grandes autores). Funciona porque, sin dejar de respetar el componente histórico, es una novela que literariamente está muy bien escrita; es de ese tipo de novelas que resisten una o varias relecturas pues, independientemente de que uno conozca la trama, esta se ha perfilado de tal manera que el disfrute puede ser incluso mayor que con su primera lectura.

17 de noviembre de 2018

Crítica de cine: Hitler versus Picasso (y otros artistas modernos), de Claudio Poli

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Nota: este documental llega a las salas de cine como evento cinematográfico. Exhibidores como Yelmo, Grup Balañà y los Cines Verdi en Barcelona, lo emitirán los días 19 y/o 20 de noviembre, en algún caso (los Cines Verdi) vinculado a una programación cultural especial; consúltese sus webs o en FilmAffinity para saber en qué cines se emitirá.

En 2014 se estrenó la película The Monuments Men, dirigida por George Clooney y basada en el libro homónimo de Robert M. Edsel –The Monuments Men: Allied Heroes, Nazi Thieves and the Greatest Treasure Hunt in History (2009, publicado en nuestros lares por Destino en 2012)–, y que recreaba algunos episodios relacionados con el Programa de Monumentos, Bellas Artes y Archivos (MMFA, por sus siglas en ingles). Creado por los Aliados en 1943, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, reunió a personal civil especializado (historiadores del arte, curadores de museos) que trabajaron codo con codo con los militares para proteger y salvaguardar monumentos, obras y tesoros artísticos en la Europa ocupada por los nazis. Parte de esa labor era encontrar y rescatar obras de arte robadas por la Alemania nazi a instituciones y a propietarios particulares, en muchos casos judíos. La película de Clooney resultó mucho menos interesante que el tema que trataba: quien quisiera profundizar podía ir directamente al libro de Edsel. Un tema que iba mucho más allá del libro, desde luego, y que tocaba la cuestión del expolio artístico que los nazis, antes de la propia guerra, realizaron. 

16 de noviembre de 2018

Reseña de El ingenio de los peces, de Jonathan Balcombe

Nota: reseña a partir de la lectura del original en inglés, What a Fish Knows: The Inner Lives of Our Underwater Cousins (Scientific American / Farrar, Straus and Giroux, 2016)

Disculpe el lector de esta reseña si comienzo con una “historia” personal. Cuando debía de tener unos 10 años de edad, mi padre, que veía que solía leer por costumbre, me regaló un par de libros que compró de oferta en los antiguos grandes almacenes Simago de Barcelona. Aún no conocía mis intereses (¿qué puede interesar en libros a un chaval de 10 años?, se preguntaría), así que debió de apostar por lo que vio en las cubiertas: uno de los dos libros era sobre peces y animales marinos, una especie de enciclopedia para todos los públicos sobre el mundo submarino; el otro volumen, un libro sobre los viajes del comandante Cousteau. Nunca he sido un lector aficionado a temas de naturaleza y fauna, y el segundo libro lo hojeé, observando sus imágenes, pero no le hice mucho más caso: ya entonces los documentales de Jacques Cousteau, con los que nos criamos los que crecimos en las décadas de 1970 y 1980, me aburrían soberanamente (de hecho, nunca he disfrutado viendo a animales en un zoo, ni siquiera cuando era pequeño). Pero por aquellas fechas, y eso sí lo recuerdo vivamente, había leído algunas novelas de Jules Verne en versión abreviada para niños; en particular, Veinte mil leguas de viaje submarino, por lo que el primer libro de los que me regalara mi padre sí lo devoré con toda la pasión que puede ponerle un chaval de esa edad. Como decía, no soy un lector ni interesado especialmente ni mucho menos avezado en temas de naturaleza, pero la lectura de este libro de Jonathan Balcombe, al margen de recordarme aquellos momentos de infancia, sí me ha resultado especialmente interesante y, para alguien con una formación “en letras”, muy instructivo y a un nivel en el que podía seguir lo que desarrolla el autor sin percibir ninguna carencia intelectual. 

Canciones para el nuevo día (2605/1824): "You Ain't Seen Nothing Yet"

Bachman - Turner Overdrive - You Ain't Seen Nothing Yet

Disco: Not Fragile (1974) 



15 de noviembre de 2018

14 de noviembre de 2018

Reseña de Atenas. El lejano eco de las piedras, de Mario Agudo Villanueva

Puede que el visitante que llega por primera vez a la Atenas actual en busca de la ciudad antigua sienta una cierta desilusión: la urbe moderna no anima a quienes se topan con los efectos del caótico tráfico urbano, lo desastrado de sus calles, la apatía de sus habitantes, resignados a sufrir las consecuencias de la crisis económica que ha golpeado con especial incidencia a Grecia en la última década. Cierto es que la urbe actual realizó un lavado de cara en ocasión de los Juegos Olímpicos de 2004, pero no ha terminado de maquillar una cierta sensación de desidia urbanística y de desaliño en general durante décadas. Recuerdo mis impresiones, apenas un muchacho de dieciséis años, en un viaje de fin de curso del instituto a Atenas, Delfos, Micenas y Corinto: aquella ciudad no parecía amable, no recibía a los visitantes con especial afabilidad. Para los parámetros algo ventajistas de quienes, siendo testigos de los enormes cambios urbanísticos de aquel 1992, veíamos como se «modernizaban» unas ciudades (Barcelona, Sevilla) que necesitaban mucho más que grandes obras faraónicas para albergar acontecimientos de la dimensión de unos Juegos Olímpicos y una Exposición Universal, Atenas podía parecernos «antigua», «cutre» incluso. Recuerdo aquellos anuncios de maquinillas de afeitar BIC en grandes vallas en las principales avenidas de la ciudad; se nos desaconsejaba coger el metro, oscuro y sórdido, y no ir «solos» por la ciudad. 

Canciones para el nuevo día (2603/1822): "Nothing Matters When We're Dancing"

The Magnetic Fields - Nothing Matters When We're Dancing 

Disco: 69 Love Songs (1999) 



13 de noviembre de 2018

Reseña de Teenage. La invención de la juventud, 1875-1945, de Jon Savage

Yeah, you're fucked all right and all for spite
You can kiss your sorry ass goodbye
Totally fucked, will they mess you up?
Well, you know they're gonna try

Blah blah blah blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah blah blah blah

Blah blah blah blah blah

Blah blah blah blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah

Totally fucked!

En 1891 el dramaturgo Frank Wedekind publicó el texto de su obra teatral Frühlings Erwachen (El despertar de la primavera), furibunda pieza contra el conservadurismo de una clase dirigente alemana que ahogaba a la juventud con un sistema educativo reglamentista que impedía salirse de la línea marcada. La obra, que no se estrenó hasta 1906 en Berlín de la mano de Max Reinhardt y, incidía en la opresión sexual de unos jóvenes que, sin comprensión ni apoyo de sus mayores, se veían abocados a la desesperación. Wedekind escandalizó por mostrar la sexualidad de los jóvenes y planteaba cuestiones como la masturbación, la primera vez, el abuso infantil, la homosexualidad, el aborto y el suicidio. Diversas adaptaciones se produjeron en el siglo posterior. En 2006 se estrenó en el off-Broadway (y después en el propio gran escenario neoyorquino) un musical (al que pertenece el fragmento de una de sus canciones más destacadas, “Totally Fucked“, y con el que se inicia este reseña), que acabaría cosechando ocho Premios Tony, incluido el de mejor musical. En Barcelona llegó en 2016 un montaje de la obra, a cargo de Marc Vilella, que tras un gran éxito en el pequeño Teatre Gaudí y una gira, llegó a un teatro de los “grandes“, el Victoria, en abril de 2018 (adaptación catalana de "Totally Fucked")·. Una versión del musical formó parte de la trama argumental de la serie televisiva Rise (NBC: 2018): el profesor Lou Mazzuchelli (Josh Radnor) se hace cargo del aula de teatro y decide, despertando la oposición de colegas y padres de alumnos, realizar un montaje de la obra para estimular a los estudiantes y que se “rebelaran“ contra lo establecido.

Canciones para el nuevo día (2602/1821): "Our Mutual Friend"

The Divine Comedy - Our Mutual Friend 

Disco: Absent Friends (2004) 



12 de noviembre de 2018