Un nightcrawler (que
podríamos traducir como "merodeador" o "rondador nocturno", si nos
acordamos del personaje de cómic) es, en la jerga estadounidense, un
fotógrafo o cámara que se dedica a retratar sucesos: en los años
cuarenta y cincuenta era alguien que aparecía en los lugares donde habia
sucedido algo (un crimen violento, un accidente, un incendio) y
realizaba fotografías, algunas de ellas muy explícitas, para la prensa
sensacionalista; quizá recordemos algunas imágenes de L.A. Confidential,
la película de Curtis Hanson de 1997, en el que aparecían imágenes de
ese estilo, y de hecho las novelas de James Ellroy tiene una influencia
de la figura del nightcrawler en su desarrollo y descripciones.
Actualmente, un nightcrawler es un freelance
que va en coche o furgoneta, equipado con un portátil, una buena cámara
(con visión nocturna y un buen micrófono), un escáner de emisoras de la
policía, y que conduce por la noche a la espera (o mejor dicho, a la
caza) de un suceso, un crimen; espera llegar antes de que la policía
desmonte la escena del crimen y, desde luego, antes de que alguna otra
persona como él le robe la "exclusiva". Después, esas imágenes grabadas
se editan (en apenas unos minutos con un buen software) y se venden a
cadenas de televisión, preferentemente las locales, que abrirán con
ellas sus informativos de la mañana para informar o, seamos sinceros,
impactar a los telespectadores que se acaban de levantar. En nuestro
país la figura del nightcrawler
es inédita, ya se encargan las redacciones de (des)informativos a enviar
a sus "rondadores" diurnos y nocturnos a cazar imágenes morbosas o a
provocar el impacto de programas matinales con la "autopsia catódica",
el "análisis de la víscera" de sucesos de todo tipo. Y ahora nos llega
esta película, Nightcrawler, que indaga en esta figura del "periodismo" sensacionalista y con una vuelta de tuerca más.
31 de enero de 2015
30 de enero de 2015
Canciones para el nuevo día (1615/844): "Praeludium (Julius Caesar)"
Roman Peplums' Week (y V):
Miklós Rozsa - Praeludium (Julius Caesar)
Disco: Julius Caesar - score (1953)
29 de enero de 2015
Canciones para el nuevo día (1614/843): "Prelude (The Fall of the Roman Empire)"
Roman Peplums' Week (IV):
Dmitri Tiomkin - Prelude (The Fall of the Roman Empire)
Disco: The Fall of The Roman Empire - score (1964 [1998])
28 de enero de 2015
Reportaje sobre Empire en Serielizados
Con un reportaje sobre la Primera Guerra Mundial en algunas series recientes de la BBC, inicié mi colaboración con Serielizados, la estupendñisima revista on line de crítica y análisis de series de televisión creada por Betu Martínez y Víctor Sala. Ayer publicaron un nuevo texto mío: “Empire”: We Are (a Black) Family…
Un artículo sobre esta serie que FOX España estrena hoy, que ya lleva tres episodios en USA y con audiencias millonarias; tan bien ha funcionado la fórmula de culebrón + serie de/por/para negros + hip hop, que la cadena ya se ha renovado la serie para una segunda temporada.
El inicio de mi reportaje:
Con Revenge (ABC, 2011-) y Nashville (ABC, 2012-) la soap opera de prestancia lujosa, con escenarios de ensueño y personajes arquetípicos, parece haberse puesto de moda últimamente. Algo mustios quedaban los laureles de series ochenteras como Dallas (CBS, 1978-1991), Dinastía (ABC, 1981-1989) y Falcon Crest (CBS, 1981-1990): ejemplos paradigmáticos de un producto televisivo muy definido, con una raigambre folletinesca, momentos y finales de temporada impactantes (el cliffhanger) y audiencias millonarias durante años. Se trataba de un culebrón fino y reiterativo en las fórmulas utilizadas, como en las novelas de Danielle Steel: familias que se disputaban algo (siempre había una oportunidad para lanzarse como una jauría de hienas tras la posesión de una empresa, una herencia o una mansión), maridos y mujeres muy glamurosos y con pasta que gastar, vástagos acostumbrados a no dar golpe y a vivir muy bien a costa de la riqueza familiar, y parientes inesperados que de pronto aparecían para fastidiar la “normalidad” y apuntarse al carro del despelleje y el reparto de bienes; por no hablar de esos “hijos secretos” que con precisión cronológica asomaban la patita para recordarle al patriarca de turno que escondía un par de cadáveres en el armario y que ya empezaban a oler mal, así como para exigir un trozo del pastel que, casi por derecho divino, les correspondía.
... y el resto, en Serielizados. ¡No os lo perdáis!
Canciones para el nuevo día (1613/842): "The Miracle And Finale (Ben-Hur)"
Roman Peplums' Week (III):
Miklós Rozsa - The Miracle And Finale (Ben-Hur)
Disco: Ben-Hur - score (1959)
27 de enero de 2015
26 de enero de 2015
Reseña de La Alemania de Weimar: presagio y tragedia , de Eric D. Weitz
«La Alemania de Weimar significa todavía algo para nosotros. Su increíble creatividad y sus experimentos liberadores, tanto en el terreno de la política como en de la cultura, nos llevan a pensar que es posible alcanzar unas condiciones de vida mejores, más humanas y más prometedoras. Nos recuerda que la democracia, que es un objeto delicado, y la sociedad, fruto de un equilibrio inestable, siempre se ven amenazadas y pueden saltar por los aires. Weimar es una muestra de los peligros que pueden aparecer cuando no hay consenso social en ninguna de las cuestiones fundamentales, ya sean políticas, sociales o culturales. La democracia es un terreno abonado para mantener toda clase de debates que merezcan la pena, para que germine el espíritu de la cultura». (p. 424)
Entre finales de 1918 y principios de 1933 (se podría alargar el período
hasta junio de 1933, cuando los nazis han desmantelado por completo el régimen
republicano), Alemania vivió su primera experiencia democrática: la República
de Weimar; un nombre que los historiadores han puesto a este período a
posteriori, pues el nombre oficial del país en este años seguía siendo un Deutsches Reich (Imperio Alemán). En Weimar, la ciudad de Goethe, de
Schiller, de Nietzcshe y de Schopenhauer, se reunieron los diputados de la
Asamblea Constituyente para redactar la Constitución que estaría en vigor hasta
la creación de la República Federal Alemana en 1949. Weimar nació bajo el espectro de la derrota en la Primera Guerra Mundial,
alentada por un movimiento de masas de cariz revolucionario, contando con la
oposición de la derecha, la magistratura, la alta burocracia y gran parte del
ejército, y defendida casi únicamente
por los partidos de la llamada «Coalición de Weimar» (Partido Socialdemócrata
Alemán, Zentrum y Partido Demócrata Alemán). Durante los años veinte, Alemania
sufrió intentonas revolucionarias de comunistas y ultraderechistas, el Diktat de Versalles, el fantasma de la Dolchtoss o puñalada por
al espalda, la invasión franco-belga del Ruhr, la hiperinflación de 1923, el
peso de las reparaciones de guerra y, cuando las cosas empezaban a mejorar, las
consecuencias del crac de Wall Street y de la Gran Depresión, que fueron
devastadores para los alemanes. Una época turbulenta, en la que los apoyos que
tenía el régimen cada vez eran mayores y más poderosos, pero que, en cambio,
supuso un ensayo de la democracia que los alemanes disfrutaron después de la
Segunda Guerra Mundial.
Canciones para el nuevo día (1611/840): "Cleopatra Enters Rome"
Roman Peplums' Week (I):
Alex North - Cleopatra Enters Rome
Disco: Cleopatra: Original Motion Picture Soundtrack (2001 [1963])
24 de enero de 2015
Crítica de cine: Whiplash, de Damien Chazelle
En 2013 se estrenó Grand Piano,
película de Eugenio Mira con guion de Damien Chazelle, y aunque pasó
algo desapercibida por las salas de cine españolas, tenía suficientes
alicientes para tenerla en cuenta. La historia de un pianista en crisis
(Elijah Wood), atormentado por una obra imposible (“La Cinquette”) y que
tras un tiempo volvía a subirse a los escenarios, llamaba la atención. Y
lo hacía por el estilo de thriller à la Hitchcock,
con una trama que se tensionaba cuando un anónimo personaje (John
Cusack) le chantajeaba con matar a su novia si no tocaba la dichosa
pieza a la perfección; la cosa se complicaba pues el villano no aparecía
en escena, sino que oíamos su voz: se ponía en contacto con el pianista
a través de un pinganillo y lo llevaba de un lado a otro en pro de sus
objetivos. La tensión se dosificaba bien, la música era especialmente
destacable (magnífico score
de Víctor Reyes), el eco hitchcockiano se revelaba acertado… pero todo
el edificio se derrumbaba, como un castillo de naipes, en la media hora
final de la película. Y el espectador, en este caso servidor, se quedó
con la sensación de que le habían estafado. Pero esa primera hora de
película, sólo esa primera hora redimía una película que fracasaba en lo
más importante de un thriller: una resolución de altura o mínimamente
eficaz. Pensaba anoche en Grand Piano mientras veía Whiplash,
una de las películas destacadas de este inicio de 2015 en los cines de
nuestros lares… y lo hacía porque Chazelle, guionista de la película de
Mira, es el director y escritor de esta otra cinta. Una película que
comenzó como cortometraje, al no conseguirse inicialmente el dinero
necesario para hacer un largo, y que ahora, convencidos los productores,
llega en formato extendido. Y pensaba especialmente en lo divergentes
que son ambas películas…
23 de enero de 2015
Reseña de El Tercer Reich y los judíos (2 vols.), de Saul Friedländer
«La lucha para salvarme es desesperada. […] Pero no importa. Porque yo puedo llevar mi relato hasta el final y confiar en que vea la luz del día, cuando llegue el momento adecuado. […] Y la gente sabrá lo que ha ocurrido. […] Y preguntarán: ¿es ésta la verdad? Y yo contesto por anticipado: no, ésta no es la verdad, sino sólo una pequeña parte, una diminuta fracción de la verdad. […] Ni la pluma más potente puede representar la verdad completa, real, esencial».
Stefan Ernest, El gueto de Varsovia, escrito a escondidas en 1943 en el lado «ario» de Varsovia.
Y es posible rastrear la verdad sobre la Shoa, sobre el Holocausto. Y a esta tarea se ha dedicado durante décadas Saul Friedländer (n. 1932), profesor emérito de Historia en UCLA, Estados Unidos. Es difícil captar en una reseña lo que supone el díptico formado por El Tercer Reich y los judíos (1933-1939). Los años de la persecución (publicado en inglés en 1997) y El Tercer Reich y los judíos (1939-1945). Los años del exterminio
(publicado en 2007 y merecedor del Premio Pulitzer en 2008), editados por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores en 2009. Resulta
complejo sintetizar en unos cuantos párrafos una obra que superas las
1.700 páginas. Una obra que bebe de decenas de diarios de «una inmensa
masa de víctimas silenciosas», que se nutre de documentación oficial, de
cartas, de discursos, de una masa casi inabarcable de bibliografía
secundaria y especializada. Una obra que basa su fortaleza en una
precisión documental impresionante, en el detallismo con el que se narra
el trasfondo, la creación, la puesta en marcha y la ejecución del
Holocausto. Una obra que se lee como una novela, que duele en el alma,
que nos arrastra y nos quiebra. Una obra en la que la esperanza no es
siquiera una estación de madrugada, en la que los trenes hacia los
campos de exterminio pasan de largo.
22 de enero de 2015
Reseña de El telegrama Zimmermann, de Barbara W. Tuchman
«Cuando el pueblo norteamericano entre en guerra, la libertad, la tolerancia y el sentido común caerán en el olvido» (Woodrow Wilson).
Barbara W. Tuchman (1912-1989) no
es autora ‘nueva’ para el lector aficionado al género histórico: Los cañones de agosto (1962) se ha
convertido en un clásico de la historiografía sobre la Primera Guerra Mundial –aunque
trate sólo el primer mes del conflicto–, al mismo tiempo que se ha revelado
como una obra literaria de enorme calado, conjugando crónica periodística con
relato histórico y con una narración trepidante, amén de un retrato psicológico
de una serie de personajes (Guillermo II de Alemania, Joseph Joffre, sir John French,
Herbert Asquith, lord Kitchener, etc.). Una obra que atrapa al lector desde el
primer capítulo (los funerales de Eduardo VII) y que no le permite dejar el
libro hasta que, de pronto, nos encontramos en medio del avance de las tropas
alemanas sobre Bélgica y Alemania, o nos encontramos resistiendo a los alemanes
en medio de la melée como si nos hubiéramos puesto en la piel del
general Lanrezac. Suele aburrirme la historia militar de puro desarrollo de batallas pero este libro es la
gran excepción a mi norma: me mantiene en vilo, sin perderme ni aburrirme,
esperando de un momento a otro que los alemanes lleguen a París y no se vean
atrapados, como así fue, en el Marne. La torre del orgullo,
también publicado en 1962, es otro de sus grandes libros, un repaso a los veinticinco
años previos al estallido de la Primera
Guerra Mundial tomando como eje narrativo a una serie de
personajes o de acontecimientos (los lores Salisbury y Balfour, el anarquismo
europeo, el presidente de la
Cámara de los Representantes estadounidense Thomas L. Reed,
el caso Dreyfus, Richard Strauss, Jean Jaurès, etc.). Pero Barbara Tuchman se labró éxito de
crítica y público con una obra precedente, publicada originalmente en 1959,
traducida al castellano hace treinta años y que logra una nueva vida en forma
de reedición: El telegrama Zimmermann (RBA, 2010).
Canciones para el nuevo día (1609/838): "La consagración de la primavera: Acto I, La adoración de la Tierra (Augurios primaverales/Danza de las adolescentes)"
Igor Stravinski - La consagración de la primavera: Acto I, La adoración de la Tierra (Augurios primaverales/Danza de las adolescentes)
Disco: Stravinski: The Rite of Spring (1990)
21 de enero de 2015
20 de enero de 2015
Crítica de cine: Sólo quiero caminar, de Agustín Díaz-Yanes
En 1995 Agustín Díaz Yanes se estrenó como director con Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, película que seguía las andanzas de Gloria Duque (Victoria Abril), una mujer que se metía en un fregado en México con la mafia local y a su regreso a España seguía enfangada hasta el fondo. Trece años después, y resarciéndose de la sensación agridulce de fracaso con Alatriste (2006), Díaz Yanes recupera al personaje, pero no intenta hacer una segunda parte, sino una película nueva, distinta, aunque camina sobre la misma senda que la anterior cinta: Sólo quiero caminar. La película se inicia con una ejecución, en el Mercado de Abastos de México, D.F., realizada por Gabriel (Diego Luna), un sicario de confianza de Félix (José María Yazpik), un mafioso local. Ya se nos ha presentado uno de los personajes principales: Gabriel, apodado el Arcángel o Babyface, que no tiene reparos en matar –siempre que no sean mujeres–, ni escrúpulos para planear el asesinato de su propio padre, ahora en prisión y que mató a su madre años atrás. La trama pasa entonces a España, Algeciras, un robo realizado por cuatro mujeres: Aurora (Ariadna Gil), su hermana Ana (Elena Anaya), Paloma (Pilar López de Ayala) y Gloria Duque (Victoria Abril). El golpe fracasa y Aurora es capturada y condenada a varios años de cárcel. Mientras tanto, Félix y Gabriel llegan a España, ampliando negocios: Félix se encapricha de Ana (y no por amor, sino por el sexo oral que le ha practicado) y decide casarse con ella (pretty woman, walking down the street... como en la película, el rico que se enamora de la prostituta). Pero Félix no es un marido atento y Ana anhela regresar a España. Cuando Félix tira a Ana a la carretera con el coche en cama, dejándola en coma, se iniciará la particular venganza de un grupo de tres mujeres…
19 de enero de 2015
Canciones para el nuevo día (1606/835): "Pinta, Niña, Santa María (Into Eternity)"
Vangelis - Pinta, Niña, Santa María (Into Eternity)
Disco: 1492: Conquest of Paradise - score (1992)
16 de enero de 2015
15 de enero de 2015
14 de enero de 2015
Reseña de Odiseo. El retorno, de Valerio Massimo Manfredi
«Veía cuánto se había corrompido una estirpe gloriosa solo en tres generaciones: la de los argonautas, que habían viajado hasta los confines del mar y de la muralla de montañas inaccesibles, límites extremos para los mortales; la nuestra, que había destruido y despojado la más grande y poderosa ciudad del mundo; y, por último, la de los pretendientes que habían conquistado la despensa y las cocinas de una casa indefensa en la que comían y bebían, aprovechándose de un trono vacío, de una mujer sola y de un muchacho: hijos mimados y faltos de respeto y de humildad que habían crecido sin los padres. Pensaba, sin embargo, que también mi muchacho había crecido sin un padre, pero era, no obstante, prudente y valeroso, fiel a un recuerdo sin imagen ni voz. Por eso los pretendientes no me despertaban piedad. Habían tratado de matar a Telémaco. Todos ellos querían yacer en mi lecho, el que había encajado entre las ramas de un olivo, con mi esposa intachable. Gozar del amor con ella. Debían morir» (pp. 255-256).
Con Odiseo. El retorno (Grijalbo, 2014) se cierra el díptico –en realidad son una
sola novela, aunque luego nos la hayan presentado en dos tomos– que
empezara en 2013 con la primera parte, Odiseo. El juramento. Para el
lector de la primera novela, que narra la vida de Odiseo antes de y
durante la guerra de Troya, queda claro que en este segundo tomo, y con
ese subtítulo, el tema a tratar es el regreso a casa, a Ítaca. En pocas
palabras, la Odisea. Y esta novela recoge y resigue la trama del poema
homérico, casi canto a canto, añadiéndose una parte final en la que
Manfredi fabula sobre el último viaje de Odiseo, la última aventura, la
más desconocida… y la más etérea. Las últimas veinticinco páginas pueden
ser interpretables a voluntad de cada lector… y sobre las que no voy a
incidir.
13 de enero de 2015
12 de enero de 2015
10 de enero de 2015
Crítica de cine: Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia), de Alejandro G. Iñárritu
Tras sus cuatro películas melodramáticas (y muy
dramáticas), Alejandro González Iñárritu decide probar con la comedia.
Pero, desde luego, con la comedia a su manera. Ya no cuenta con
Guillermo Arriaga como su guionista de cabecera (partieron peras tras Babel) y sigue con sus juegos visuales: si Amores perros, 21 gramos y la citada Babel eran películas en las que las historias entrecruzadas y la cronología no lineal eran marcas de la casa (Biutiful es un punto y aparte), Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) utiliza el plano secuencia como elemento que vehicula la narración (¿se acuerdan ustedes de La soga de Hitchcock y su encadenado d planos secuencias o de la primera secuencia de Snake Eyes de Brian de Palma?); un plano secuencia a lo Sokurov El arca rusa
y que, cámara en mano, acompaña a los personajes de esta comedia
dramática (Iñárritu no podía de dejar del lado el elemento dramático)
alrededor de un antiguo actor de cine de acción que trata de
reconvertirse en alguien respetable en un escenario de Broadway. Riggan
Thomas fue Birdman en tres películas, un superhéroe con disfraz de
pájaro, dos décadas atrás y ahora trata de reivindicarse como actor y
director con una obra de Raymond Carver (De qué hablamos cuando hablamos de amor).
La ironía inicial de la película está en que Michael Keaton, Batman de
Tim Burton, se pone en la piel de Riggan; y como Riggan su carrera en
las últimas dos décadas también ha estado muy dependiente de aquel éxito
del cine de superhéroes, de las críticas, la fama efímera, el abandono
de la industria cinematográfica y la búsqueda de un papel que le
redimiera como actor. Keaton e Iñárritu, pues, nos guiñan el ojo con el
primer planteamiento de esta película.
9 de enero de 2015
8 de enero de 2015
7 de enero de 2015
6 de enero de 2015
Crítica de cine: The Imitation Game, de Morten Dyldum
En su reciente ensayo Ingenieros de la victoria: los hombres que cambiaron el destino de la Segunda Guerra Mundial (Debate, 2014; título original: The Turn of Tide),
Paul Kennedy nos cuenta una historia "diferente" de la Segunda Guerra
Mundial entre enero-marzo de 1943 y el verano de 1944. Apenas quince
meses, una ventana temporal en la que se implementaron novedades y
avances técnicos y se entablaron batallas decisivas que cambiarían las
tornas de una guerra en la que, hasta entonces, el Eje (sobre todo
Alemania en Europa) llevó la delantera. Para Kennedy las claves del
éxito de los Aliados fueron la adaptabilidad a diversos e imprevisibles
escenarios, la capacidad para confiar en el talento de “ingenieros” de
muy diverso tipo (pilotos, científicos, altos mandos militares), y el
aprovechamiento y mejora de la tecnología existente. Hitler confió hasta
el final en las “armas milagrosas”; los Aliados en una cultura del
estímulo, el uso eficaz de los recursos disponibles y la idea de que de
los reveses se aprende. El autor se desmarca de la tesis de que, es
cierto, los Aliados ganaron la guerra porque dispusieron de más aviones,
más tanques, más barcos, más submarinos y más soldados que Alemania o
Japón. Pero tener mucho más que el enemigo no hizo cambiar las cosas,
pues había desafíos (la geografía, la distancia, la logística) a los que
enfrentarse y problemas que resolver. Uno de ellos fue la batalla del
Atlántico, que desde el año 40 controlaron los alemanes con sus manadas
de lobos, sus submarinos, que atacaban de repente y hundían los convoyes
de suministros que desde Estados Unidos se enviaban al Reino Unido, el
último resistente en Europa al avance de los alemanes. Escoltar convoyes
de barcos y neutralizar la operatividad de los U-Booten... una labor en
la que los servicios de Inteligencia o el descifrado de los códigos
criptográficos no fueron (quizá) tan esenciales como pudiera parecer. Descifrar
Enigma fue una de las operaciones más importantes realizadas desde la
retaguardia: romper el código de la máquina encriptadora alemana y poder
adelantarse a los alemanes, que durante casi tres años llevaron la
delantera a los Aliados en este terreno y sembraron el pánico en el
océano y los despachos de las diversas entidades británicas: romper el
bloqueo era esencial para la supervivencia británica. Y detrás del
desciframiento de Enigma, aunque no sólo él, estuvo Alan Turing. The Imitation Game
(título que remite a un célebre artículo de Turing) se centra en dos
etapas de la vida de Turing: su papel esencial en la ruptura de Enigma
durante la Segunda Guerra Mundial y sus años finales, cuando fue acusado
de indecencia (el término legal para referirse a la homosexualidad,
penada con cárcel) y finalmente se suicidó (devorando una manzana a la
que había inyectado una dosis letal de cianuro). En ambos temas, sin
embargo, la película, aunque interesante y con buen ritmo, se queda a
medias.
5 de enero de 2015
Reseña de Marco Didio Falco. La guía oficial, de Lindsey Davis
[Reseña escrita el 16-IV-2011; publicada originalmente en un blog que ya no existe.]
«Dos Falcos en apenas dos semanas, vaya, qué
lujo», me dije al terminar el segundo de los dos que se han publicado en
este mes de abril. Bueno, maticemos: un Falco y medio, pues, tras
Némesis, Lindsey Davis (n. 1950) regaló a los numerosos fans de la serie
un libro extra, Marco Didio Falco. La guía oficial (Edhasa, 2011), que
no es propiamente una novela de Falco… en realidad es la suma de todas.
Comentaba en la reseña de Némesis que «veinte años no es nada», a lo
Gardel. Pero sí, veinte años es mucho. Veinte novelas para ser exactos.
Veinte momentos para acercarnos a la Roma de Vespasiano de la mano de un
particular private-eye. Único, inigualable. No siempre mostrándonos lo
mejor de sí mismo. En ocasiones, irregular. En otras tantas, fantástico.
Para todos esos Falcos, llega ahora este companion, un género en la
disciplina histórica muy anglosajón. Un manual, un compendio, un
vademécum sobre Marco Didio Falco. Un detective que tras veinte novelas (y algo menos de diez años de "vivencias") se da un descanso por un tiempo...