Los que ya peinan canas recordarán la serie The Man from U.N.C.L.E.
(NBC, 1964-1968) —acrónimo de United Network Command for Law and
Enforcement— y que por nuestros lares hispanos se tradujo como El agente de C.I.P.O.L.
(siglas de Comisión Internacional Para la Observancia de la Ley), una
agencia secreta internacional que hacía frente a una organización
(también secreta y también internacional ) llamada T.H.R.U.S.H otro
acrónimo —que a su vez significaba Technological Hierarchy for the
Removal of Undesirables and the Subjugation of Humanity—; vamos, como
los S.H.I.E.L.D. e Hydra de los cómics (y películas y series) de la
Marvel pero en clave de años sesenta y Guerra Fría. En aquella serie,
dos agentes, uno estadounidense, Napoleón Solo (Robert Vaughn), y otro
soviético, Ilya Kuryakin, unían esfuerzos para hacer frente a la amenaza
terrorista internacional. Ian Fleming, creador de James Bond, estuvo
entre quienes participaron en la concepción de la serie, pero su
prematura muerte le impidió continuar en ella. Tras la crisis de los
misiles de Cuba (1962), la amenaza de que bombas atómicas cayeran en
malas manos (si es que no estaban ya) propició la serie de NBC (con que
en cierto modo tenía un halo a lo James Bond (que también tiene su
organización enemiga con acrónimo: SPECTRE), del mismo modo que las
películas de este personaje tuvieron su cara B (más paródica) en Flint, agente secreto,
que inició una particular franquicia protagonizada por James Coburn
(y, que, a su vez, prefigura la serie Austin Powers a finales de los
años 90 del siglo XX y los primeros del XXI); en clave hispana tenemos
el cómic Anacleto, agente secreto,
creador Manuel Vázquez para Bruguera (y de la que se acaba de estrenar
su particular adaptación cinematográfica). Hay que ver, se podría decir,
el juego que han dado los espías en escala internacional y las
derivaciones. Y qué cool eran
los años sesenta, a pesar de la amenaza atómica. Claro, en cultura
popular pasamos de los beatniks a los hippies, pero también a los
cócteles, la minifalda, los elegantes trajes masculinos, las fiestas
exclusivas, el glamour del cine, los coches de marca... y la idea de que
ya que el mundo puede irse a pique en cualquier momento, pues pasémoslo
bien.
Operación U.N.C.L.E. es un remake
cinematográfico de la serie televisiva, aunque de hecho es una
precuela: cómo se conocen y colaboran (a su pesar) los espías Solo y
Kuryakin, esta vez en la piel de Henry Cavill y Armie Hammer. Estamos
ante un proyecto de Guy Ritchie, que aporta su peculiar manera de
entender lo retro tras sus dos películas sobre Sherlock Holmes (2009 y
2011). Y podríamos decir, de entrada, que su elección como director ha
sido todo un acierto, pues dota al filme de algo que le viene bien:
socarronería. Recordaremos a Robert Downey Jr. como Holmes y Jude Law
como el doctor Watson, la complicidad entre ambos y el juego que se
traían, con pullas constantes, que de alguna manera podemos encontrar en
Solo y Kuryakin. De otra manera, claro está, y quizá con mejor fortuna
que esos dos Sherlock Holmes cinematográficos, que parecen haberse
quedado caducos tras el Sherlock
de la BBC (y eso que son productos que surgen en un proceso casi
paralelo). Para ponernos en antecedentes, Solo y Kuryakin son ases para
sus respectivas agencias (CIA y KGB) y se enfrentan en la primera
secuencia de la película (magnífica), en el Berlín en el que se acaba de
construir el Muro. Ante la eventualidad de que una bomba atómica caiga
en en manos de una organización de antiguos nazis y fascistas italianos
(la familia Vinciguerra). Se unen esfuerzos (aunque la desconfianza
entre ambos agentes es constante) y con ellos colabora la joven Gaby
Teller (Alicia Vikander), cuyo padre puede haber colaborado (de grado o
por la fuerza) con los terroristas. Lo demás ya lo podemos suponer...
La trama de la nueva película de Ritchie tiene mucho eco de los filmes
de James Bond, especialmente a aquellos con Roger Moore como
protagonista, por su sentido del humor; incluso alguna secuencia
recuerda a sus películas (particularmente no paraba de pensar en las
escenas de Bond en la finca de Zorin y las cuadras de caballos en Panorama para matar,
cuando veía la secuencia de la fiesta de los Vinciguerra). Se explota
el elemento humorístico, sin pasarse de rosca, al tiempo que las
secuencias de acción están muy bien rodadas y que, por mucho que hayamos
visto escenas similares en tantas y tantas películas, funcionan pero
que muy bien. El argumento, inevitable pero lógicamente, deviene una
rutinaria sucesión de enfrentamientos, complicidades, engaños y
resoluciones que, además, juegan con el espectador y su capacidad para
"retener" todo lo que se ve en pantalla. Rutinario, sí, como suele
suceder en películas de este género, pero no rutinario: el ritmo no
decae, el pulso narrativo es sólido y Ritchie (y los actores) parece que
se lo pasan bien... y nosotros los espectadores pues también. Todo es
fresco y glamuroso, el personaje de Gaby no es un mero relleno (la chica
Bond, que se diría en las películas de este personaje), el villano de
turno es sobre todo una mujer (Elizabeth Debicki como Victoria
Vinciguerra) y el actor británico Hugh Grant aporta un (también)
divertido rol a todo este producto. Un producto que resulta muy
entretenido, que tiene ese aroma a James Bond que no dejamos de
mencionar (de hecho, Ritchie consigue dos Bonds por el precio de uno) y
que se completa con una estupenda banda sonora, tanto en el score cinematográfico como en una sugerente selección de canciones (de Roberta Flack a Nina Simone).
En definitiva, Operación U.N.C.L.E.
es una estupenda apuesta veraniega (que acaba siendo algo más) que
terminas con una pregunta en mente: productores de las últimas películas
de James Bond, ¿a qué esperáis para fichar a Guy Ritchie para dirigir
la siguiente entrega, ahora que Sam Mendes ha confirmado que Spectre (2015) será la última película de la saga que dirigirá? Sería interesante, tras la gravitas
del Bond que encarna Daniel Craig, ver a otro que recuerde más al Flint
de James Coburn. A fin de cuentas, Guy Ritchie entiende como pocos
(caso aparte de Matthew Vaughn con Kingsman [2015]) esa noción de que lo británico sea cool...
PS: Un último comentario: haced lo que queráis, pero os recomiendo especialmente que veáis esta película en V.O. subtitulada. Además de que la variedad idiomática tiene su qué en esta película (como en Malditos bastardos de Tarantino), hay que destacar los diversos acentos en el inglés: suavemente americano para Cavill, fuertemente ruso para Hammer, peculiarmente europeo para Vikander y elegantemente británico para Grant.
PS: Un último comentario: haced lo que queráis, pero os recomiendo especialmente que veáis esta película en V.O. subtitulada. Además de que la variedad idiomática tiene su qué en esta película (como en Malditos bastardos de Tarantino), hay que destacar los diversos acentos en el inglés: suavemente americano para Cavill, fuertemente ruso para Hammer, peculiarmente europeo para Vikander y elegantemente británico para Grant.
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