Alberto Rodríguez ya es un director español consolidado: tras 7 vírgenes y After, llega Grupo 7, una película que aúna el cine polícíaco con el noir, una pizca de thriller y la crónica social. Y quizá sea ésta su película más madura.
Sevilla, finales de los años 80. La Expo 92 pone la ciudad patas arriba, y no sólo en la Cartuja. El centro de Sevilla es territorio para traficantes de droga y yonquis. No es una buena imagen para la ciudad ante el evento que va a llegar. El Grupo 7, una unidad de la policía, se dedica a limpiar el centro de la ciudad. Un equipo formado por el taciturno Rafael (Antonio de la Torre), el novato pero ambicioso Ángel (Mario Casas), el salao Mateo (Joaquín Núñez) y el arisco Miguel (José Manuel Poga). Policías expeditivos, dispuestos a romper huesos y a conseguir lo que sea para capturar a los camellos de la zona. Y si hay que jugar sucio, se juega sucio. Seguimos, pues, a cuatro hombres, su día a dia, centrándonos especialmente en Rafael (que arrastra una penitencia que no parece tener fin) y el arrogante Ángel, que esconde su diabetes para no parecer menos duro.
La película de Rodríguez es contenida, incluso en el metraje: no más allá de 90 minutos para contaros una historia que abusa de algunos tópicos pero que tiene un ritmo ágil. Te dejas llevar por una buena historia, quizá poco original, pero bien narrada. Quizá el principal problema de la película sea en el cásting. Rodríguez mezcla actores famosos con otros que no lo son tanto, y que son (especialmente Joaquín Núñez) quienes se acaban llevando el gato al agua. Bien por Antonio de la Torre, pero no me acabo de creer a Mario Casas en su papel. Y eso que el muchacho pone empeño y tesón, pero durante toda la película tenía la sensación de que el papel le viene grande. Quizá le faltan tablas, más experiencia y quitarse la etiqueta de estrella televisiva, pero no consigues que te lo creas. Bien por el pulso de Rodríguez trs la cámara y por el retrato de la Sevilla de finales de los 80 (acá los sevillanos tendrán algo que decir).
Buena película, en definitiva. Vale la pena.
PS: no entiendo el póster de la película, los actores visten muy de calle, a fin de cuentas hacen trabajo de calle...
Sevilla, finales de los años 80. La Expo 92 pone la ciudad patas arriba, y no sólo en la Cartuja. El centro de Sevilla es territorio para traficantes de droga y yonquis. No es una buena imagen para la ciudad ante el evento que va a llegar. El Grupo 7, una unidad de la policía, se dedica a limpiar el centro de la ciudad. Un equipo formado por el taciturno Rafael (Antonio de la Torre), el novato pero ambicioso Ángel (Mario Casas), el salao Mateo (Joaquín Núñez) y el arisco Miguel (José Manuel Poga). Policías expeditivos, dispuestos a romper huesos y a conseguir lo que sea para capturar a los camellos de la zona. Y si hay que jugar sucio, se juega sucio. Seguimos, pues, a cuatro hombres, su día a dia, centrándonos especialmente en Rafael (que arrastra una penitencia que no parece tener fin) y el arrogante Ángel, que esconde su diabetes para no parecer menos duro.
La película de Rodríguez es contenida, incluso en el metraje: no más allá de 90 minutos para contaros una historia que abusa de algunos tópicos pero que tiene un ritmo ágil. Te dejas llevar por una buena historia, quizá poco original, pero bien narrada. Quizá el principal problema de la película sea en el cásting. Rodríguez mezcla actores famosos con otros que no lo son tanto, y que son (especialmente Joaquín Núñez) quienes se acaban llevando el gato al agua. Bien por Antonio de la Torre, pero no me acabo de creer a Mario Casas en su papel. Y eso que el muchacho pone empeño y tesón, pero durante toda la película tenía la sensación de que el papel le viene grande. Quizá le faltan tablas, más experiencia y quitarse la etiqueta de estrella televisiva, pero no consigues que te lo creas. Bien por el pulso de Rodríguez trs la cámara y por el retrato de la Sevilla de finales de los 80 (acá los sevillanos tendrán algo que decir).
Buena película, en definitiva. Vale la pena.
PS: no entiendo el póster de la película, los actores visten muy de calle, a fin de cuentas hacen trabajo de calle...
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