31 de mayo de 2014

Reseña de La Gran Guerra (1914-1918), de Álvaro Lozano

En este año de conmemoración del centenario del estallido de la Primera Guerra Mundial, los libros se multiplican. Qué os voy a contar a los que sois aficionados a la Historia y leéis sobre el tema. No sólo la masa bibliográfica de obras generales y de episodios determinados se amplía a cada mes que pasa (¿habrá más hasta llegar a fin de año?), sino que incluso sobre España y la Gran Guerra se publican diversos libros (muy interesantes); por ahora he contado cuatro (Alianza Editorial, Galaxia Gutenberg, Cátedra y Akal). Cuando pienso en la práctica imposibilidad de leer todo lo que se publica sobre este tema me viene a la cabeza la programación especial que la BBC dedica a recordar el centenario desde este 2014 (ya han empezad con un par de series y documentales) y que llegará ¡a 2018!, con un interludio en 2016 para recordar el cuarto centenario de la muerte de William Shakespeare (otra fecha a recordar). Y pienso también que en 2017 será el centenario de la Revolución de Octubre en Rusia… Y en este 2014, que en tierras catalanas conmemoramos otro centenario (y ya sabéis cuál), dejamos de lado el bimilenario de Augusto, los doscientos años del Congreso de Viena, sin olvidarnos del 75º aniversario del final de la Guerra Civil, el centenario de la Mancomunidad de Cataluña… Saturación es la palabra que siento cuando observo esa masa bibliográfica sobre la Gran Guerra; y eso que apenas he leído el libro de Margaret Macmillan, el de Eduardo González Calleja y Paul Aubert sobre España y el conflicto… y ahora el libro de Álvaro Lozano, La Gran Guerra (1914-1918) (Marcial Pons, 2014), otra obra general… que sin embargo considero muy recomendable.

Álvaro Lozano (n. 1967).
De Lozano qué voy a decir que no hayáis leído en reseñas en este blog sobre la Alemania nazi, Mussolini y el fascismo italiano o la historiografía del Tercer Reich. Marcial Pons vuelve a confiar en él para elaborar un libro que a priori parece una obra más sobre la Gran Guerra, pero que aporta algo más. Para empezar, el autor ha echado mano de material de archivo, por ejemplo el de la familia del marqués de Villalobar, enviado especial y plenipotenciario español en Bruselas, lo cual le permitió ser testigo de primera mano de la invasión alemana de Bélgica, alcanzando el cargo de embajador unos años después; un período y un personaje que Lozano ha reseguido en otro libro, El marqués de Villalobar, labor diplomática: 1910-1918 (El Viso, 2010). Por otro lado, se nota que el autor ha utilizado material de otros archivos y realiza una excelente labor de síntesis, sí, pero yendo varios pasos más allá. Para empezar, el libro traza el camino que llevó a la guerra, para a continuación entrar en detalle en las operaciones militares tanto del frente occidental como del oriental; pero no se limita Lozano a una concatenación de ofensivas, contraofensivas y fracasos en las trincheras, sino que imbrica el relato de lo que sucede en la retaguardia para ofrecer al lector algo profano en la materia, pero también al avezado, una obra completa. 


Obra completa, pues Lozano escudriña las diversas ofensivas, desde el fracaso del Plan Schlieffen en septiembre de 1914 a la ofensiva aliada del verano de 1918, que dejaría a un alto mando alemán postrado y obligado a solicitar un armisticio; y lo hace narrando con detalle esas ofensivas –el primer mes, el Marne, Tannenberg y derivaciones, el frente serbio, el establecimiento del frente a lo largo de 1915, el desastroso frente italiano, Verdún y el Somme en 1916, la ofensiva Brusilov ese mismo año, los fracasados planes de Nivelle y la ofensiva británica en Passchendaele en 1917, la guerra naval y submarina, la entrada de Estados Unidos en el conflicto, la última tanda de operaciones alemanes de ataque en el primer semestre de 1918, el camino final hacia la paz–, al mismo tiempo que analizando las causas de su fracaso, el comportamiento del alto mando francés, británico, alemán y ruso, y sin dejar de lado “frentes lejanos” como el otomano (Gallípoli), en el Próximo Oriente (Mesopotamia y Arabia), África o el océano Pacífico. Y además contextualizando el nuevo concepto de «guerra total», las innovaciones (y desastres) militares, las transformaciones sociales a remolque del esfuerzo bélico o la cultura de guerra surgida del trauma por un conflicto que había de acabar con las guerras y significó que el mundo ya no volvería a ser igual. Añade Lozano un capítulo sobre España en la Gran Guerra, sobre su cacareada neutralidad y, algo que me ha llamado la atención por desconocerlo, la labor humanitaria a cargo de Alfonso XIII y la corona en favor de heridos y prisioneros de guerra.

Gassed, de John Singer Sargent (1919).
Hay análisis además de narración, y para Lozano la causa del fracaso de las Potencias Centrales –sobre todo de Alemania– va más allá de la evolución de las operaciones militares. Alemania pudo acabar la guerra sin ser invadida y pensando que recibió una «puñalada por la espalda» en los últimos meses –como Ludendorff, Hindenburg, los militares y los grupos de la derecha alemana reiterarían en los años de posguerra–, pero lo cierto es que el imperio de los Hohenzollern fracasó en llevar al límite, como Francia o Gran Bretaña, el concepto de «guerra total»: un esfuerzo industrial que ponía toda la carne en el asador en la producción para el esfuerzo de guerra. Con un bloque naval que le impedía recibir materias primas allende el Atlántico, estirando al máximo sus líneas de avituallamiento y poniendo en jaque el aparato logístico, Alemania no pudo competir con las potencias aliadas en la producción de armas, aviones, barcos o alimentos; 13,5 millones de soldados movilizó Alemania durante la guerra, más que ninguna otra potencia, pero no pudo alcanzar el nivel de producción industrial que sus rivales. Al final la guerra en dos frentes fue un lastre para Alemania, atada a un moribundo (el Imperio austro-húngaro), sin poder derrotar a los británicos en el mar y estancado en el frente occidental en los campos de Francia y Flandes. Frente a Alemania, Francia y Gran Bretaña movilizaron mejor sus recursos, con apoyo de Estados Unidos desde 1917, yaunque hubo operaciones militares desastrosas (la ofensiva del Somme, los planes de Nivelle en Arras y el Chemin des Dames, o Passchendaele), con una inmensa sangría humana y motines en el ejército francés. En frente italiano en el valle de Isonzo y Caporetto fue un desastre, así como el desembarco en Gallípoli, pero los aliados pudieron hacer frente a la Triple Alianza en diversos escenarios, borrando a los alemanes de África, por ejemplo, o hiriendo de muerte a un imperio ya moribundo como el otomano en su patio trasero.

El resultado es un excelente libro, completo y actualizado, con una mirada y análisis poliédricos y las pinceladas historiográficas a las que ya nos tiene acostumbrados Lozano. Un libro que supera el estadio de «obra general», en mi opinión, y se erige en particular obra de referencia. Habrá muchos libros de este tipo, distintos y con planteamientos y objetivos amplios diversos, pero el de Álvaro Lozano es una magnífica apuesta para un lector que conoce el tema y que, a pesar de haber leído mucho sobre el tema, encontrará alicientes para aprovechar la lectura de este libro.

1 comentario:

  1. Este me lo apunto con el de la Mac Millan, que tiene una pinta excelente. Y después el de "Sonámbulos" también parece bueno (esperaré a ver si lo lees y qué cuentas); y de obras generales VALE. Con el de Ferro y el de Neiberg que leí hace años creo que voy bien servido. Si acaso añadir una historia militar (Quero Rodiles, puede). Uf, qué mogollón...

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