Tenemos tendencia a etiquetar las cosas. Ya sean
períodos históricos (la falsa estanqueidad de las “edades”), los géneros
literarios (en ocasiones permeables a la hibridación) o
cinematográficos, o los productos de uso cotidiano. Con la ficción
serial actual, esencialmente estadounidense, sucede algo similar cuando
hablamos de la segunda o tercera edad de oro de las series de
televisión. Tenemos claro que empieza, más o menos, con The Sopranos
(1999-2006), pero los hay que retrasarían su inicio a Twin Peaks
(1990-1991), la madre de las series, o adelantarla a mediados de los
años 90 con The X-Files (1993-2002), o a finales de la misma década con
Oz (1997-2003). En el fondo, tanto monta, aunque parece claro que en el
cambio de milenio se produce la transformación, el gran salto adelante, con la
emergencia de HBO y la Quality Television y la llegada de una serie de
guionistas/creadores/showrunners/productores como David Chase, David
Simon, David Milch (los Tres Davids), Alan Ball, Matthew Weiner, Shawn
Ryan o Vince Gilligan. Quizá en lo que no ha consenso es en decidir si
esta esplendorosa etapa ha terminado (¿cuándo?) o si ya la ha sustituido
un nuevo período, con una nueva concepción de las series televisivas. Y
también quizá el lector/seriéfilo echará en falta algunos nombres más
en esta lista, que es esencialmente la que recoge Brett Martin en
Hombres fuera de serie. De Los Soprano a The Wire y de Mad Men a
Breaking Bad. Crónica de una revolución creativa (Ariel, 2014), un libro
que todo seguidor de la ficción serial actual debe leer.
Obligatoriamente.
James Gandolfini (Tony Soprano) y David Chase (el Jefe). |
De entrada, dos preguntas: ¿a qué “hombres fuera de serie” nos
referimos? ¿Y qué otros se podrían echar en falta en este libro? (piense
el lector en esto último, ahora misma recapitulamos). Los Difficult Men
(el título original) a los que se refiere Martin no son tanto, como
podría esperar el lector, los Tony Soprano, Stringer Bell, Don Draper,
Al Swearengen, Walter White o Vic MacKey protagonistas de las grandes
series tratadas en este libro, como sus creadores. Pues esa es la
esencia del libro: aproximarnos al ambiente creativo y a los hombres
(sobre todo hombres) que dieron luz a series como The Sopranos, Six Feet
Under (2001-2006), The Wire (2002-2008), Deadwood (2004-2006), The
Shield (2002-2008), Mad Men (2007-2015) y Breaking Bad (2008-2013). Los
complejos hombres que cambiaron la televisión para siempre.
El período tratado en el libro transcurre entre 1999 y 2013, la «primera oleada de la tercera edad de oro», como la define Martin, y selecciona unas cuantas series, que forman parte de cadenas de cable, con HBO en primer lugar y a una paulatina distancia FX y AMC, y por tanto deja de lado a las cadenas en abierto, del mismo modo (y en eso estoy de acuerdo) a las sitcoms y miniseries, muy irregulares las primeras y que se basan en criterios diferentes a las de las series dramáticas. Entiendo el punto de vista de escoger el cable como escenario principal: HBO cambió la televisión para siempre, aportando una programación propia de calidad desde mediados de los años 90, muy alejada de los cánones habituales (dependientes de códigos y autocensuras establecidos) y con un perfil diferente de las temporadas de veintidós o veinticuatro episodios, rompiendo barreras morales y planteando al antihéroe o a héroes imposibles como nuevos paradigmas narrativos. Esa senda, que triunfó y creó un estándar propio –recordad el lema: «It’s not TV, it’s HBO»– abrió la puerta a otras cadenas, también marginales en el paradigma televisivo de los años 90, como FX (una cadena incómoda del entramado FOX) o AMC, y que ahora vemos en nuevas apuestas como Netflix.
El período tratado en el libro transcurre entre 1999 y 2013, la «primera oleada de la tercera edad de oro», como la define Martin, y selecciona unas cuantas series, que forman parte de cadenas de cable, con HBO en primer lugar y a una paulatina distancia FX y AMC, y por tanto deja de lado a las cadenas en abierto, del mismo modo (y en eso estoy de acuerdo) a las sitcoms y miniseries, muy irregulares las primeras y que se basan en criterios diferentes a las de las series dramáticas. Entiendo el punto de vista de escoger el cable como escenario principal: HBO cambió la televisión para siempre, aportando una programación propia de calidad desde mediados de los años 90, muy alejada de los cánones habituales (dependientes de códigos y autocensuras establecidos) y con un perfil diferente de las temporadas de veintidós o veinticuatro episodios, rompiendo barreras morales y planteando al antihéroe o a héroes imposibles como nuevos paradigmas narrativos. Esa senda, que triunfó y creó un estándar propio –recordad el lema: «It’s not TV, it’s HBO»– abrió la puerta a otras cadenas, también marginales en el paradigma televisivo de los años 90, como FX (una cadena incómoda del entramado FOX) o AMC, y que ahora vemos en nuevas apuestas como Netflix.
David Simon entre parte del cast de The Wire. |
Conocer el cambio que supuso HBO en el universo televisivo de
finales del siglo XX nos lleva a conocer a los hombres complejos que
aportaron las series que lo cambiarían todo. Martin dedica prácticamente
dos tercios del libro a dos creadores inigualables: David Chase y David
Simon; o lo que es lo mismo, The Sopranos y The Wire. Es imposible, le
gusten a uno o no, analizar la ficción serial sin tener en cuenta esos
dos pilares; y en mi caso, me gusta más la serie ambientada en Baltimore
(la protagonista de hecho) que los tejemanejes de un grupo de mafiosos
en Nueva Jersey. Pero no podría dejar de lado lo que han significado
estas series, de dónde vienen, qué aportan y, especialmente, qué han
significado. A esas qué y otros muchos más dedica Brett Martin gran
parte de su análisis. Conocer el background de Chase, Simon, Ed Burns y
el grupo de guionistas que llenaron «la Sala» de creación de episodios y
temporadas durante varios años, es el objetivo de Martin. Quiénes eran
esos hombres, de dónde procedían (la escritura y el cine para Chase, el
periodismo para Simon, el trabajo policial para Burns), cómo perfilaron
esas dos series, cómo lidiaron con un nutrido, variado y cambiante grupo
de guionistas, cómo gestionaron su ego y dosificaron el de sus
colaboradores… cómo lucharon con «la bestia» que había dentro de sí y de
sus personajes. Resulta apasionante conocer los entresijos del proceso
creativo, el lector se sumerge en ello de la mano del estilo adictivo y
eminentemente periodístico de Martin. ¿Por qué funcionaron The Sopranos y
The Wire? ¿Cómo convencieron a una HBO que nunca vio claro el objetivo
de Chase, Simon y Burns? ¿Cuáles son las claves de su éxito? ¿Cómo se
escogió a los actores? Bucee el lector entre las páginas…
El tercio restante del libro se dedica a hombres como Ryan (The
Shield), Milch (Deadwood), Weiner (Mad Men) y Gilligan (Breaking Bad), y
probablemente al lector le sepan a poco. Encuentro cierta lógica en la
menor extensión y dedicación: aventuro que, a diferencia de las series
de Chase y Simon/Burns, Mad Men y Breaking Bad no habían terminado en el
momento de escritura del libro de Martin, y necesitan quizá esa
perspectiva que las otras dos tuvieron; por otro lado, la serie de Ryan
fue un cambio esencial para una cadena (FX) y un cierto sector de la
audiencia, pero no supuso el giro copernicano de las series de Baltimore
y Nueva Jersey, mientras que Deadwood fue heredera del proceso creativo
de HBO. Probablemente si este libro se escribiera dentro de diez años,
habría un mayor equilibrio en su estructura: quizá el peso (necesario,
de cualquier modo) dedicado a las dos grandes series de HBO estaría
ponderado, quizá habría un mayor énfasis del que hay sobre Alan Ball y otras apuestas recientes de HBO.
AMC Men: Vince Gilligan y Matthew Weiner. |
¿Ya habéis pensado qué otros creadores y series echáis de menos?
Dejando a un lado los parámetros que Martin explicita en el prólogo, sí
que echo en falta a J.J. Abrams y su think tank creativo; no es que sea
santo de mi devoción, pero hay que admitir que sus series (sobre todo
Lost, 2004-2010, y Fringe, 2008-2013) revolucionaron la televisión en las cadenas en abierto,
establecieron una conexión con el seriéfilo a través de Internet y las
redes sociales cómo nunca se había imaginado, y establecieron un modelo
de series de TV que quizá ahora ya esté más que superado (y que
demuestran los últimos fracasos de la Abrams Company que no es oro todo
lo que reluce), pero que han dejado huella. Personalmente también echo
en falta un mayor análisis de Six Feet Under (para mí, LA serie) o el
legado (para bien o para mal) de Aaron Sorkin (sobre todo, The West Wing, 1999-2006, coetánea a los grandes éxitos de HBO), con
reversos tenebrosos como Boss 2011-2012) o el fenómeno Homeland (desde
2011) y sus precedentes/derivaciones. Pero, insisto, entiendo y comparto
el punto de partida de Martin en su libro... y es pedirle al libro lo que no pretendía.
Excepcional libro, adictivo como una serie de televisión de las buenas, te resulta prácticamente imposible dejar de leerlo. Y que resulta de lectura obligatoria para los que ven series de televisión, y ven muchas… ¡No os lo perdáis!
Excepcional libro, adictivo como una serie de televisión de las buenas, te resulta prácticamente imposible dejar de leerlo. Y que resulta de lectura obligatoria para los que ven series de televisión, y ven muchas… ¡No os lo perdáis!
2 comentarios:
Hola! soy de argentina y me es imposible conseguir este libro. Estudio cine y me oriento a las series. Tendrás algún link de descarga directa? Muchas gracias!
Se puede comprar en Amazon y a buen precio: http://www.amazon.es/Hombres-fuera-serie-Breaking-revoluci%C3%B3n-ebook/dp/B00K0QNNTE/ref=sr_1_1?ie=UTF8&qid=1428426497&sr=8-1&keywords=brett+martin
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