23 de mayo de 2014

Lo que sólo Daenerys ha visto: una pincelada en torno a los desnudos en Game of Thrones

Muchas veces una charla en petit comité puede llevar a reflexionar un poco sobre algunas cuestiones que tienes en la cabeza y de las que, a poco que pienses en ellas, comienzan a surgir ideas, matices y conclusiones. Una de ellas es la desnudez en Game of Thrones; una entrevista-charla con unas alumnas de Comunicación Audiovisual de la Universitat Pompeu Fabra te lleva a reflexionar en voz alta sobre la desnudez masculina y/o femenina, en las diferencias respectivas, en lo que significa en sí y en lo que subyace detrás de mostrar un cuerpo más o menos desnudo en pantalla. Game of Thrones puede permitirse el lujo de ser una serie generosa con el desnudo: primero por el perfil de una cadena como HBO (en Showtime o Starz sería lo mismo), y después porque básicamente el contenido erótico forma parte del ADN literario de la saga: las novelas de George R.R. Martin son sexualmente muy explícitas, juegan con los roles sexuales desde el primer momento y le dan un significado real a plantear las secuencias sobre sexo en el papel. La serie convierte en necesarias las muchas secuencias de personajes parcial o totalmente desnudos, ya sea de frente o de espaldas. La cuestión quizá sea matizar en cuanto qué diferencias hay en cuanto a mostrar un desnudo integral femenino y uno masculino. Y la respuesta es evidente, de entrada: difícilmente veremos muchas secuencias de desnudos masculinos integrales (algunas hemos visto… pero ya hace un par o tres de temporadas), mientras que el desnudo femenino completo (aunque también perfectamente encuadrado y “photoshopeado”) se repetirá a menudo.

Melisandre y el desnudo natural mientras habla con la reina Selyse.
No hay más que recordar el último episodio hasta ahora emitido de la serie (4x07, “Mockingbird”), en el que el espectador recordará dos escenas con desnudos, aunque muy diferentes entre sí: por un lado, Melisandre (Carice van Houten) en la bañera mientras charla con la esposa de Stannis; y por el otro, tras un intento de cortejo inicial de Daenerys, vemos al mercenario Daario Naharis (Michiel Huisman) quitándose la ropa y mostrarse completamente desnudo… pero de espaldas al espectador. En el caso de Melisandre, la hemos visto desnuda integralmente, aunque la manera de mostrarla no haya sido completa: en la bañera se le veían los pechos, mientras hablaba con la reina, pero en el momento de hacer el gesto de levantarse para salir del agua –y cuando el espectador quizá esperaba un desnudo frontal–, la cámara ha cambiado el encuadre para ver su desnudez de otra manera, procurando la fotografía y la iluminación que el pubis apenas fuera vislumbrado. Eso sí, el desnudo es total, los pechos son (naturalmente, es decir de forma natural) visibles y el personaje abunda en una manera ya habitual de mostrar su desnudez (como vimos en episodios de temporadas anteriores). En el caso de Daario, la escena empieza con un intento de cortejo de  la Khaleesi, que esta corta enseguida. Pero posteriormente la conversación lleva a Daenerys a querer tener sexo con el mercenario, aunque siempre desde una posición de poder: ella sentada, él de pie, le exige que se desnude; de frente, Daario se quita la camisola, mostrando un pecho liso y un abdomen bien marcado, para quitarse después la prenda que hace las funciones de pantalones (casi parece una falda); pero si el espectador esperaba un desnudo masculino frontal, se ha tenido que conformar viendo como la cámara enfocaba desde atrás, dejando Daario caer la prenda inferior y mostrando la espalda, los glúteos y las piernas; y precisamente un lado posterior de su anatomía bien definida, casi esculpida, seguramente tras horas en el gimnasio (nunca veremos una desnudez fea en la serie). Las diferencias entre ambas secuencias son evidentes: mientras que la desnudez de Melisandre es natural y casual (está en una bañera), y manteniendo una conversación con la esposa de Stannis –sabiendo ésta que la sacerdotisa ha mantenido relaciones sexuales con su marido, pero sin necesidad de explicitarlo–, todo ello de una manera neutra; por su parte, en el caso de Daario y la Khaleesi hay una evidente tensión sexual: la conversación entre ambos personajes tiene mucho que ver con la imagen que Daenerys tiene de Daario (es un mercenario arrogante y en ocasiones brutal, pero dotado de algo que podríamos decir que es carisma que hace que el tipo le caiga bien), para luego plantear un contacto sexual de manera muy sutil. Daario le pide que le deje hacer lo que él mejor sabe hacer, ella acepta, se sirve una copa de vino y le dice que se quite la ropa. Vemos a Daario desnudo de espaldas y la mirada de Daenerys fija en lo que el espectador no puede ver, su pene, y durante unos segundos se deleita en la contemplación, copa en mano.

Daario Naharis: dos actores, un mismo personaje... dos visiones
diferentes de un desaforado/moderado sex-appeal.
Lo interesante en ambos casos es el matiz, el cambio respecto a secuencias de desnudos en capítulos (y temporadas) anteriores: mientras que el desnudo de Melisandre es natural y sin que su cuerpo se convierta en un objeto sexual, en el caso de Daario es evidente el alto contenido erótico de su desnudo, pero con un cambio en cuanto a quién es el observador (y que goza con la observación) y quién el objeto del deseo: ahora es Daenerys, la mujer, no Daario, el hombre, pero este a su vez también disfruta de su condición de objeto sexual, de su exhibición ante la Khaleesi, que es lo que buscaba desde que se conocieron. En temporadas anteriores, y a veces de bastante gratuita (pero nunca innecesariamente, a diferencia de otras series: el sexo es importante en esta serie), era el personaje o rol masculino de turno quien gozaba contemplando de la desnudez femenina; en menos ocasiones, gozando de la desnudez masculina. Había siempre más mujeres desnudas que hombres, y en general el espectador gozaba de la desnudez de unos y otros, integral o parcialmente. Tendría que repasar capítulos, sobre todo de la primera temporada, pero diría que hemos visto muchos pubis femeninos pero muy pocos masculinos, y de hecho no recuerdo (y vagamente) más que un pene mostrado directamente a la cámara (y no era de un personaje principal; Theon, de hecho, lo cual resulta irónico: el hombre que muestra su pene es "castigado" más adelante con la pérdida del mismo); a diferencia de series como Spartacus (Starz, 2010-), donde el festival de carne masculina era generoso y abundante desde el principio, en Game of Thrones el desnudo masculino integral ha sido minoritario, diluyéndose progresivamente hasta ser prácticamente invisible (quizá el momento más cercano a ver un cuerpo masculino integral, pero no visto frontalmente, sea en el inicio de esta cuarta temporada, con las orgías sexuales de Oberyn Martell [Pedro Pascal] en sus aposentos en King’s Landing). Por tanto, el desnudo de Daario Naharis, aunque sea de espaldas, es una novedad. Lo curioso del asunto es que Michiel Huisman no tiene esa sexualidad desbordante (e incluso vulgar) que desprendía el actor que interpretó al personaje en la tercera temporada, Ed Skrein, faltándole incluso la melena desbocada que el personaje luce en anteriores episodios (¿es como una emasculación a lo Sansón?); de hecho, para quienes hemos visto a Huisman como Sonny en Treme (desharrapado, borracho/colocado y sucio a menudo) o como Liam en Nashville (canellesco pero con un cierto encanto hipster y alternativo), ver al actor interpretando a un personaje con esa testosterona que le sale por los poros resulta extraño. Y más extraño pudo ser contemplar que debajo de su ropa Huisman muestra un cuerpo fibrado y musculado (sin pasarse, eso sí: las sesiones de gimnasio han sido suaves), que la Khaleesi sólo  goza y en exclusiva para sí. Una Khaleesi, recordemos, a la que vimos desnuda en varias ocasiones en la primera temporada (ya no después, erigida en reina indiscutible y ejerciendo el poder, quizá el personaje femenino de la serie que mejor lo ostente), pero quizá sin el simbolismo redentor de su segundo nacimiento, al final de la primera temporada: un desnudo que evocaba la Venus de Botticelli, con Danerys teñida de gris (como el mármol de una estatua clásica) y la mano tratando de ocultar su pubis. Un desnudo que no tenía un cariz sexual, que contemplábamos como el nacimiento verdadero de una reina, de la Mother of Dragons, y que no escondía miedo, inocencia y pudor, al tiempo que era reverenciada por Jorah y los dothrakis; una figura prácticamente divinizada y susceptible de ser adorada como tal, como en el final de la tercera temporada ("¡Mhysa, mhysa!"). Sentimientos de pudor e inocencia que parecen estar ausentes en esta Khaleesi que ahora, más madura y sabedora de tener y ejercer el poder, mira embelesada a un Daario desnudo que se exhibe sin pudor. Dario es a sabedor a su vez de lo que significa  exhibirse y de lo que puede conseguir asumiendo la condición de objeto sexual que un hombre, por definición, no debe tener en una serie como Game of Thrones, pues el rol masculino debe ejercer el poder y tomar sexualmente lo que se desea... y eso es algo que justamente ahora logra Daenerys. Inversión de roles, pues, sólo con un desnudo.

Khaleesi/Venus de Botticelli.
Me preguntaban las alumnas que me han entrevistado/con las que he charlado si hay una distinción entre los desnudos masculinos y femeninos en Game of Thrones. Es evidente que sí, y de hecho el desnudo en la serie significa mucho más que mostrar el cuerpo sin ropa. En muchas ocasiones, el desnudo y la propia concepción del cuerpo son una forma de mostrar poder, de adquirirlo o perderlo, y especialmente en el caso de los personajes masculinos. Ya no vemos tantos desnudos como en la primera temporada, pero es evidente que Oberyn Martell desprende autoridad y poder, y no es un óbice para ello que lo percibamos como un personaje con un enorme carisma sexual. Jaime Lannister (Nikolaj Coster-Waldau) tenía un enorme sex-appeal en las primeras dos temporadas, incluso cuando estaba embarrado, encadenado y sucio en manos de los Stark; un carisma sexual que parece haber perdido en esta cuarta temporada, con un corte de pelo que lo afea, un color de piel cetrino, y la pérdida de la mano como un trauma que afecta a su propia masculinidad. Pero para traumas y emasculaciones, los de Theon Grevjoy (Alfie Allen), cuya castración lo ha convertido en un no-hombre, percibido incluso así por unos espectadores que nunca han tenido simpatía por el personaje, a diferencia del otro personaje emasculado, lord Varys (Conleth Hill). A Theon le hemos visto desnudo y sin embargo no emanaba el poder o la autoridad que despiertan un Oberyn Martell, ni es (ni será) algo más que un objeto sexual como Daario: le falta precisamente el falo, la vara del poder;  un poder que Varys ejerce (o trata de alcanzar) desde la sombra y sin jugar directamente la carta de la sexualidad. Robb Stark (Richard Madden) emanaba encanto, pero no tanto sexualidad: la relación con Talisa en la segunda y tercera temporadas era lo más cercano a un romance de corte amoroso que hemos visto en una serie en la que el sexo es primario y en ocasiones salvaje; incluso las secuencias de sexo entre ambos tienen un punto de ternura que no tienen las de Jamie y Cersei Lannister (Lena Headey), especialmente si tenemos en cuenta la cuasi violación de esta por su hermano/amante en la capilla ardiente de Joffrey (y que tanta polémica ha despertado); una secuencia en la que Jaime trata de recuperar el poder que ha perdido (¿con la mano?), mientras que Cersei, que siempre ha tenido el poder, en ese momento parece no tenerlo; de hecho, es curioso que Cersei no haya aparecido desnuda en la serie, siendo quizá el único personaje femenino de cierta importancia que no lo ha hecho. Quizá Kit Harington desprenda sexualidad, pero lo que es su personaje, Jon Snow, a excepción del “momento jacuzzi” con Ygritte (Rose Leslie) en la tercera temporada, más bien despierta poco atractivo sexual… y más vistiendo el uniforme de la Night’s Watch en prácticamente todos los momentos en los que aparece en pantalla. Y en el caso de Sansa (Sophie Turner), encarnación de la virginidad, resultaría chocante que se la viera desnuda: no es ella objeto del deseo sexual, aunque en la segunda temporada estuviera en peligro de ser violada en una revuelta en King's Landing. Nos queda la masculinización de Arya (Maisie Williams), la negación de su propia feminidad y, por tanto, la imposibilidad de verla desnuda. Sorprendería verla desnuda también, algo que sí esperamos de Shae (Sibel Kekilli) o de las prostitutas del burdel de Petyr  Baelish (Aiden Gillen), objetos sexuales per se y, por tanto, definidas por su propia desnudez.

Lo que sólo Daenerys ha visto (y en exclusiva) en el cuerpo de Daario Naharis nos permite ver el rol de los desnudos en una serie como Game of Thrones. De la desnudez gratuita (pero necesaria) de las primeras temporadas hemos pasado a una desnudez más significativa, sutil incluso, analizable desde puntos de vista diversos y que nos permite ver nuevos roles de comportamiento en una serie tan abiertamente sexual como ésta. Pero quizá sólo sea algo momentáneo… ¿o quizá no?

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