26 de mayo de 2014

Crítica de cine: A 20 pasos de la fama, de Morgan Neville

En un concierto, en la grabación de un disco, en la música en general, desde los años sesenta del pasado siglo XX y hasta la actualidad, las y los backup singers (o background singers), es decir, las y los coristas son una pieza esencial; quizá ahora no tanto, y especialmente en tiempos en los que la música, ya sea en vivo o en discos grabados, no pase por sus mejores momentos comerciales. Y quizá ahora oigamos hablar menos del coro que acompaña a un artista, que graba discos con él, que le acompaña musicalmente, que consigue que su música llegue a cotas de popularidad y excelencia. Con este documental, ganador del Oscar en este 2014 (y recogiendo el testigo de otra pieza documental, Searching for Sugar Man), el periodista musical Morgan Neville nos acerca a un mundo de personas, artistas de la cabeza a los pies, que en muchas ocasiones oímos pero en los que pocas veces nos fijamos. Y lo hace con un excelente documental de hora y media, A 20 pasos de la fama, que desde ya recomiendo muy encarecidamente; sobre todo si se es amante de la buena música, la que no pasa de moda, la que ha dado forja a la industria musical que a menudo deja de lado a esos peones esenciales en la partida de ajedrez musical.

Bruce Springsteen, Mick Jagger, Stevie Wonder, Sting... son artistas de primera fila que aparecen en este documental y cuya presencia en los carteles y pósteres podría parecer que es el reclamo esencial. Pero su presencia en el la cinta es importante como parte de ese homenaje, cariño y pasión que ellos mismos sienten por figuras que quizá no conozcamos tanto (yo al menos no), como Merry Clayton, Lisa Fischer, Darlene Love, Claudia Lennear, Judith Hill, Tata Vega, The Walters... y una larga serie de coristas. Mujeres negras, sobre todo, forjadas en el góspel en las iglesias, nacidas y criadas en la música en pequeñas ciudades, abanderadas de los grupos de coristas que surgieron en los años sesenta, algunos de ellos rápidamente contratados por los grandes artistas, y cuyas vidas, personales y especialmente musicales, recoge el documental. Se inicia un viaje en el que acompañamos a esas mujeres, prácticamente desconocidas para el gran público (quizá Darlene Love, que interpretó a Tricia, esposa de Roger Murtaugh/Danny Glover en la saga Arma letal, sea la excepción... y un trabajo que realizó cuando su carrera musical parecía acabada y con el que volvió a los escenarios); y se centra en esas mujeres concretas, espolón de proa de muchas coristas que trabajaron durante décadas, y con también muchas de ellas que no lograron culminar su sueño de emprender una carrera. Coristas que soñaron en algunos casos con emprender carreras propias, que la emprendieron pero que no triunfaron como esperaron, debiendo resignarse a seguir siendo las coristas, a abandonar la profesión temporalmente (Darlene Love incluso trabajó como mujer de la limpieza en los años ochenta) o dejándola a un lado definitivamente (Claudia Lennear es actualmente profesora de español en un instituto de secundaria).

Morgan Neville trata diversos aspectos: el papel de las coristas para hacer más grande a algunos artistas, como los Rolling Stones (Lisa Fischer participó en varias de sus giras desde 1989), o consagrarse como voces imprescindibles y en constante transformación con otros (con Joe Cocker o Sting, donde saltaron al rock, o con Michael Jackson y el pop, caso de la joven Judith Hill, cuya carrera parece promocionarse en el documental); la influencia de los grupos de coristas en la música de los años sesenta y como fueron en algunos casos utilizadas por productores como Phil Spector, que grababan con ellos pero luego eran otros artistas, que convenía promocionar, quienes se aprovechaban de sus canciones); los aires de experimentación musical en los años setenta, con cantantes consagrados como David Bowie como ejemplo de artista que gustaba acompañarse de las coristas en álbumes como Young Americans (1975), o Joe Cocker; los problemas de las coristas para lanzarse a una carrera en solitaria en una industria musical que era refractaria a los grandes cambios en los años ochenta; o el lugar que ocupan hoy en día estas mujeres en la música actual: ¿siguen cantando? ¿qué legado han dejado?

Es una gozada, de principio a fin, contemplar y escuchar un documental en el que la música es la gran protagonista. Música de mujeres con un enorme talento, con humildad y con muchas experiencias que contar. Vivo testimonio de una época que nos queda lejos y que nos enseña a reconocer los grandes héroes y heroínas que había apenas a unos pasos detrás de los grandes grupos y cantantes en solitario. Y emocionarse con las historias, grandes y pequeñas, de estas mujeres, algunas ya septuagenarias, que siguen cantando y que demuestran que quizá el mundo era demasiado grande para ellas... pero no tanto como su talento, su voz y lo que han significado.

Hiperrecomendable...

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