20 de julio de 2012

Reseña de Los muertos, de Jorge Carrión

You woke up this morning
Got yourself a gun,
Mama always said you'd be
The Chosen One.

She said: You're one in a million
You've got to burn to shine,
But you were born under a bad sign,
With a blue moon in your eyes.

You woke up this morning
All that love had gone,
Your Papa never told you
About right and wrong.

But you're looking good, baby,
I believe you're feeling fine, (shame about it),
Born under a bad sign
With a blue moon in your eyes

Piloto. En la intro de la serie de televisión Los Soprano (HBO, 1999-2007), Tony Soprano regresa a casa, en New Jersey, tras lo que se prevé un duro día de trabajo. Imágenes de carreteras, puentes, vehículos, edificios, el coche de Tony, su puro en los labios, la música como oración, como letanía que se recita machaconamente. En pocas intros tres elementos (personaje, trama y diálogo) quedan tan presentes como en esta secuencia inicial de apenas minuto y medio de duración. Y son precisamente estos tres elementos los que están presentes en una novela poliédrica, fuera de toda categorización por géneros, que nos ofrece Jorge Carrión: Los muertos (Mondadori, 2010).

1. Los muertos es una teleserie de dos temporadas. Es el guión de cada una de las temporadas, de ocho episodios cada uno. Únicas dos temporadas, suficientes para convertirse en algo más que un fenónemo de masas. Los muertos es una novela corta con dos partes, una por temporada, y ocho capítulos en cada una de ellas, uno por cada respectivo capítulo de la serie. Los muertos es un estudio de la serialidad televisiva, de los referentes culturales, ya sean en cine, literatura o más televisión, con un autor que aporta dos estudios concretos, dos papers, ficticios, siendo uno de ellos, además, un guiño a La caja lista, el libro sobre series de televisión coordinado por Concepción Cascajosa en 2007. Los muertos es televisión convertida en novela, o novela leída como si viéramos un capítulo de una serie de televisión. Elija cada lector lo que le interesa, lo encontrará a su gusto y podrá jugar con el autor. Porque estamos ante un juego. Poliédrico, decía. Diferente. Innovador. ¿Con fecha de caducidad? Eso que lo decida el Tiempo, que no perdona a nadie.

2. El lectoespectador (gracias, Vicente Luis Mora) pone en marcha el DVD, o pasa las páginas del libro. El lectoespectador se encuentra con un libro en el que la forma importa tanto como el contenido. Navegue por Internet, lea un paper, vea un capítulo de 40 minutos, escriba una review en su blog, comente en un foro, mencione en Facebook o en Twitter. Los Nuevos han llegado a nuestro mundo; los Nuevos desaparecen de este mundo. La realidad es líquida, el estilo es contundente, la prosa es directa, la trama te atrapa y las preguntas surgen. ¿Conspiración? ¿Pandemia? ¿Nuevos replicantes? Llegará a la conclusión de que Blade Runner es la fuente en la que beber para la primera temporada/parte (curioso que la película dé juego en la literatura reciente, ya lo hizo Rosa Montero con Lágrimas en la lluvia, Seix Barral, 2011), y que Los Soprano es el hilo del qué tirar para la segunda. Roy y Tony Soprano, dos momentos (1995 y 2015), unosm que llegan, otros que se esfuman.

 
3. ¿Por qué no jugar a ser referenciales? ¿Intertextualidad? ¿Homenaje? ¿Inspiración? Carrión se basa en/inspira en/ingenia estereotipos/arquetipos/personajes de la ficción televisiva y cinematográfica, sin olvidar el discurso literario, que retuerce y convierte en párrafos escuetos pero perfectamente guionizados, en los que la corrupción, el sexo, el poder y la violencia en una historia que enseguida nos engancha como lo haría una serie de televisión de las buenas. No ha nada nuevo bajo el sol, pero imaginemos que Tony Soprano fuera algo más que el personaje de una teleserie, que tuviera otra vida más allá del papel. por poner un ejemplo. 

4. En uno de los papers o ensayos ficticios que acompañan la novela, se juega con lo que ha llegado a hacer Charlie Brooker en Black Mirror (Channel 4, 2011): una distopía relacionada con las redes sociales, los medios de masas, el fenómeno televisivo en abstracto o la serialidad convertida en obra maestra. Mypain, un fenómeno social, más que una web o una red social, en la que, a rebufo del éxito masivo de Los muertos/The Dead, la teleserie que da nombre a la novela de Carrión, la gente pudiera conseguir la vida de personajes de ficción, literarios, televisivos o cinematográficos. ¿Second Life elevado al infinito?

5. Cójase la realidad/ficción y deles una nueva mano de pintura, una vuelta de tuerca o amásese para conseguir una nueva forma. Personajes reales convertidos en otros (una Hillary Clinto afroamericana y presidenta de lso Estados Unidos, un Tony Soprano chino, una mafia italiana con rasgos faciales chinos, un Michael Corleone revivido y adaptado a otros tiempos). ¿Por qué no? Si Roy Batty, Gaff o Pris pueden ser reutilizados más allá de Blade Runner e incluso la niña vestida de rojo de La lista de Schindler puede tener una vida de superviviente, ¿por qué no lleva el experimento más lejos?

6. El genocidio (más que el Holocausto) como tema literario que va más allá de Jean Améry y Primo Levi, ¿también está en el entramado argumental de Los muertos? La aparición, pero sobre todo, la desaparición de los Nuevos, los llamados a formar una Comunidad, los perseguidos por skin heads, los que buscan un nuevo refugio (¿Gran Israel?), los que desaparecen y provocan una crisis mundial (¿Pandemia? ¿Sólo ellos? ¿Lo somos todos?).

Season finale. Imágenes qu cierran la temporada de una teleserie: un vacío global, un Gran Hermeneuta que acumulaba datos y desaparece, una policía que queda como únicon testimonio de su especie y de su realidad. Fundido en negro. Títulos de crédito finales. El triunfo de una particular pareja de showrunners/fguionistas/productores: Mario Alvares y George Carrington. La literatura recargolada, reconvertida y fusionada. Los géneros han muerto; los medios también. Lea/vea Los muertos. Quizá le deje frío. Quizá le entusiasme. Quizá le parezca que la telenovela define de otra manera lo que hasta ahora era simplemente un género televisivo peyorativo.

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