20 de agosto de 2019

Efemérides historizadas (XXXVII): 20 de agosto de 1672 - asesinato de Johan de Witt, Gran Pensionario de Holanda


Un 20 de agosto de 1672 fue asesinado (de hecho, linchado por una multitud furiosa) Johan (o Jan) de Witt, Gran Pensionario (Raadpensionaris) de Holanda, una de las siete Provincias Unidas de los Países Bajos, constituidas en Estado independiente desde el Acta de Abjuración de 1581 y que conformaron un modelo “republicano” desde 1587. Su muerte se enmarca en la guerra franco-anglo-holandesa iniciada en mayo de 1672, con la invasión del país por parte de Luis XIV, quien rápidamente avanzó hasta conquistar la mayor parte de las Provincias Unidas (excepto Holanda y Zelanda), y en las pugnas entre “monárquicos” y “republicanos” en el seno de una República Neerlandesa que había logrado convertirse a lo largo de los primeros dos tercios del siglo XVII en el país más avanzado política, económica y artísticamente de Europa. El año 1672 (Rampjaar, el año desastroso) pondría a prueba la fortaleza de la República.

Las tensiones entre un ejercicio de poder monárquico, por parte de los miembros de la casa (posteriormente dinastía) de Orange, que ostentaban el cargo de estatúder en varias de las provincias (especialmente, Holanda y Zelanda), y una práctica “republicana”, con los Estados en cada provincia gobernándose con una cierta y amplia "autonomía” y los Estados Generales como entidad que agrupaba a los diversos territorios. Así, Mauricio de Nassau (hijo de Guillermo de Orange, asesinado en 1584) y Jan van Oldenbarneveldt representaron los dos sectores en tensión durante las primeras décadas de la República Neerlandesa y que a la postre culminaron en el triunfo del primero, estatúder de las diversas provincias hasta su muerte en 1625, frente al segundo, Gran Pensionario de Holanda desde 1586, juzgado y decapitado en el marco de la represión de la “herejía” arminiana (frente al gomarismo que defendía Mauricio).

Retrato de Johan de Witt a cargo de Adriaen
Hannemann (1652).
Mauricio prevaleció y a su muerte le sucedió su hermanastro Federico Enrique como estatúder y príncipe de Orange, con un estilo de ejercer el poder no menos férreo que el de Mauricio pero más pragmático. Falleció en 1647, durante las negociaciones de la paz de Westfalia que pondría fin a la guerra de ocho décadas con la Monarquía Hispánica. Su hijo, Guillermo (II), casado con María Enriqueta, hija de Carlos I Estuardo de Inglaterra y Escocia, asumió el mando militar y el estatuderato en las Provincias Unidas. Sus tics cada vez más autoritarios frente a los Estados Generales le granjearon una oposición cada vez mayor en Holanda. Los Estados Generales proponían reducir el ejército, base del poder de Guillermo, a lo que este se opuso con fuerza, haciendo detener a algunos de los “funcionarios” de los Estados de Holanda, incluido Johan de Witt, y envió un ejército para tomar Amsterdam, pero fracasó. En noviembre, Guillermo falleció de viruela a los 24 años de edad; una semana después nació su hijo póstumo, Guillermo, futuro Guillermo III de Inglaterra y estatúder perpetuo de las Provincias Unidas. Los Estados Provinciales de Holanda asumirían las competencias del estatúder en este territorio. 

Con la minoría de edad de Guillermo, apenas un niño, los sectores “republicanos” de la República Neerlandesa, con un cada vez más influyente Johan de Witt, asumieron el poder. De Witt fue elegido Gran Pensionario de Holanda en 1653 y en 1654 impulsó la Ley de Exclusión por la que se establecía que ningún miembro de la casa de Orange fuese elegido para el cargo de estatúder de la provincia de Holanda. La prohibición se mantendría hasta 1660, cuando fue restaurado Carlos II (tío de Guillermo) como rey de Inglaterra, Irlanda y Escocia. El joven príncipe de Orange, que demostraría una astuta precocidad política (como De Witt, que fue elegido Gran Pensionario con apenas 28 años de edad), tendría a su alrededor un círculo influyente en las diversas provincias neerlandesas para recuperar el poder perdido tras la muerte de Guillermo II. De Witt estaba al caso y calibraba sus fuerzas; por ello, en aras del compromiso y la estabilidad en un país que desde 1654 había entablado dos guerras (por causas comerciales) con Inglaterra (“socio preferente” en asuntos mercantiles), propuso en julio de 1667 que el joven Guillermo de Orange fuese nombrado capitán general de la República (un cargo que duró tres años) y un asiento permanente en el Consejo de Estado (Raad van State), que funcionaba como comité ejecutivo de la República Neerlandesa. Con todo, se mantenía la exclusión de Guillermo como estatúder de Holanda; de hecho, en agosto de 1667 se promulgó el Edicto Perpetuo (Eeuwig Edict) que establecía: a) la abolición del estatuderato; b) la permanente separación del cargo de capitán general de la República del de estatúder en las diversas provincias, y c) el traslado formal de la prerrogativas del estatúder de Holanda a los Estados Provinciales de este territorio, confirmando las disposiciones aprobadas tras la muerte de Guillermo II. Las cosas se ponían complicadas para la casa de Orange, pero no por mucho tiempo. 

Grabado de la época que recoge el linchamiento de Johan de Witt.
Las tensiones entre la República y Francia, que azuzó al reciente rival comercial de la primera, Inglaterra, estallaron en abril de 1672, cuando Luis XIV declaró la guerra a las Provincias Unidas. Un enorme ejército francés, compuesto por 90.000 soldados, atravesó en mayo los Países Bajos españoles y penetró en la República Neerlandesa, ocupando Maastricht con facilidad. En apenas unas pocas semanas las provincias neerlandesas del bajo Rin fueron ocupadas; la República se resignó a perderlas (temporalmente) y puso la carne en el asador en la defensa de las provincias de Holanda, Zelanda y Utrecht; la última de ellas fue ocupada por los franceses con más facilidad de la esperada. Los Estados Generales acudieron a su última “línea de defensa”: los diques. El 15 de junio se decidió abrirlos y anegar las tierras al sur de Ámsterdam, con la intención de crear un “frente de agua” que detuviera el avance de los franceses. Lo lograron, aunque a un precio altísimo: las inundaciones arruinaron las cosechas y abundaron las carestías; ello provocó protestas y disturbios de campesinos y menestrales en las principales ciudades de Holanda. Se culpó a la “clase política”, los regentes que controlaban los destinos de la República: Johan de Witt y su hermano y colaborador Cornelis no tardarían en ser señalados por las turbas furiosas… y por los Orange. Se exigió la derogación del Edicto Perpetuo y que Guillermo (III) de Orange fuese restituido en el estatuderato; el 16 de julio, los Estados de Zelanda ofrecieron el estatuderato a Guillermo; Holanda hizo lo propio (mantendría ambos cargos hasta su muerte en 1702). Johan de Witt, que había sufrido un atentado el 21 de junio, no pudo soportar la tensión y el 4 de agosto renunció a su cargo de Gran Pensionario de Holanda. Su hermano Cornelis (lugarteniente del almirante De Ruyter) había sido detenido, acusado de traición, y torturado, antes de ser condenado al exilio. Liberado, él y Johan fueron asediados por la multitud a las afueras de la prisión. Zarandeados y apuñalados, finalmente fueron asesinados a tiros. Sus cuerpos fueron arrastrados hasta el patíbulo de la prisión, donde se los colgó por los pies como muestra de escarnio. Se mutiló los cadáveres e incluso se les sacó el corazón a ambos, que, asados, fueron devorados en una escena de canibalismo. 

Retrato ecuestre de Guillermo III de Orange a cargo de
Johannes Voorhout (1670-1672), Groninger Museum.
Como consecuencia, la causa “republicana” hincó la rodilla ante el triunfo de los Orange. El sucesor de Johan de Witt como Gran Pensionario, Gaspar Fagel (hasta 1688), fue un fiel apoyo de Guillermo III de Orange y un defensor a ultranza de la guerra de resistencia contra Luis XIV. De hecho, la obertura de los diques detuvo el fulgurante avance de los ejércitos franceses (con apoyo de la ciudad de Münster), que no pudieron entrar en Holanda. La guerra naval anglo-neerlandesa se saldó con una tercera derrota (y humillación) para los ingleses, cuya marina de guerra, en una batalla frente a la ciudad de Texel, y con apoyo francés, tuvo que retirarse tras once horas de infructuoso cañoneo. Que las incursiones corsarias neerlandesas afectasen seriamente los intereses ingleses en el Caribe y sus propias costas en Gran Bretaña, agudizó el desastre. Por ello, Carlos II abandonó a su cuñado y primo Luis XIV y firmó la paz con su sobrino Guillermo III de Orange en un tratado de paz en febrero de 1674. En junio de ese año la retirada francesa del suelo neerlandés era evidente: Luis XIV sólo pudo mantener las plazas de Grave y Maastricht; la guerra se mantendría, en un perfil bajo en la frontera, hasta la firma del tratado de paz de Nimega (agosto de 1678), cuando la República recuperó las plazas ocupadas por los franceses. Como la guerra se “internacionalizó”, con el apoyo de la Monarquía Hispánica, el Sacro Imperio Germánico (Leopoldo I), Brandeburgo, el Palatinado y Lorena a la República Neerlandesa, en el tratado de paz Luis XIV cedió y ganó territorios de España en los Países Bajos españoles, así como logró el Franco Condado, lo que quedaba en manos habsburguesas del antiguo “estado borgoñón”. 

A nivel político, las Provincias Unidas mantuvieron sus estructuras de poder “republicano” (aunque desde la muerte de Johan De Witt muchos de los regentes fueron reemplazados por fieles seguidores de los Orange), pero se abolió el Edicto Perpetuo de 1667: así, en abril de 1674 los Estados Provinciales de Utrecht le designaron estatúder perpetuo y hereditario, así como en Güeldres y Overijssel en enero de 1675. La casa de Orange, que formalmente no sería dinastía real hasta 1815, cuando se creó el Reino de los Países Bajos, se hacía con el control de la República Neerlandesa.

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