29 de diciembre de 2016

2016 (I): un año de cine

Como ya es "tradicional" por estas fechas, llega el repaso anual, aquello que me ha parecido más relevante de (entre lo que he visto en) 2016. Como suele ser habitual, algunas de estas películas en puridad son de 2015 pero, ya se sabe, se estrenan en las salas españolas semanas o meses después. En comparación con el año anterior, en este 2016 he podido ir más veces al cine (ayuda el pase de prensa) y por tanto al final han sido 50 las ocasiones en que me he sentado en una butaca. No ha habido repeticiones, como en alguna otra ocasión en años precedentes. Y como también suele pasar, algunas películas se quedaron en cartelera sin poder ver, pues a todo no llega uno: Elle de Paul Verhoeven o La muerte de Luis XIV de Albert Serra, por ejemplo, que ojalá repesque más adelante en alguna sesión filmotequera. También, como suele pasar, mucho de lo mejor se ha concentrado en los primeros dos meses, con las películas nominadas a los Oscars, y luego la cosa ha funcionado con altibajos. Si acaso, una de las primeras conclusiones a las que puedo llegar es que, a grandes rasgos, ha sido un año irregular respecto al cine que llegue allende el charco, refiriéndome en concreto a su cuadrante norte, mientras que ha sido el cine español, y el thriller en particular, el que ha generado excelentes películas en el otoño. Para variar, ha habido mucha marvelada, dececomicada y blockbusters varios, de los que a menudo he huido, a menos que fuera al pase de prensa. Y han sido grandes producciones adocenadas, en general, con alguna excepción que, en el caso de Deadpool, puede leerse como bofetada a las grandes sagas de vengadores, justicieros y demás: si un personaje gamberro y procaz, aunque también proceda del cómic, les ha dado pal pelo a las sagas y franquicias, es que la cosa ya empieza a ser "jartible". Tampoco me pondré a pontificar, pues alguna marvelada aún no he visto (Doctor Strange), Batman v. Superman: El Amanecer de la Justicia gana mucho en su versión extendida y Star Trek: Más allá me la miro con demasiados buenos ojos (no está tan mal como se proclamaba).

Pocas buenas historias originales ha habido en este año que valga la pena destacar. Muy pocas, me temo. Quizá haya que mencionar la interesante Théo y Hugo, París 5:59, que en sus primeros veinte minutos puede echar para atrás a más de uno por su explícito contenido pornográfico homosexual, y que en algunos momentos roza lo ridículo en sus diálogos, pero que deja buen sabor de boca; La chica danesa sorprende cuando te esperabas una película de época más bien insustancial; la espléndida Trumbo de Jay Roach y Woody Allen, quizá un epítome autosugestionado del arte de repetirse a sí mismo, logra emocionar en Café Society con una parte final melancólica y una espléndida fotografía (y quizá por eso acaba siendo seleccionada). Ha habido decepciones, como Julieta de Pedro Almodóvar, que más que decepcionar, si me pongo a hilar final deja frío, lo cual aún es peor; o ¡Ave, César! de los hermanos Coen, que es una sucesión de escenas, algunas muy interesantes, y números musicales a los que les falta más entidad. La cuota Pixar no estuvo mal con Buscando a Dory, pero palidece ante Inside out (Del revés) de 2015, y tanto Capitán América: Civil War como X-Men: Apocalypse agotan y empachan; lo mismo podría decir de Los odiosos ocho de Tarantino, larga y morosa, y demasiado tarantiniana (ya cansa). El renacido no estuvo mal (que le sirviera al menos a DiCaprio para ganar el Oscar de una puñetera vez) Corramos un tupido velo ante Escuadrón Suicida, cuya versión extendido ni siquiera salva. Y en Cazafantasmas no son las chicas (bravo por ellas) las que se llevan el gato al agua, sino el guaperas que hace de tonto... y le sale bien. Ha habido películas innecesarias como La leyenda de Tarzán, Victor Frankenstein u Orgullo+Prejuicio+Zombies. Y poco cine europeo he visto en 2016, cachis... y alguna que otra película latinoamericana. Cerramos el año con la entrega de Star Wars en Rogue One (inesperado homenaje a Carrie Fischer) y una cinta que prometía más, Operación Antropoide, pero que resuelve bien las secuencias de acción. De hecho, ambas películas tienen los mismos síntomas: una primera hora lenta y densa que se redime en una segunda de puro cine bélico.

Así pues, al final ¿cómo queda la cosa? ¿Con qué me quedo de este 206? Pues con estas 15 películas, que reconozco que me ha costado un poco escoger en este año. Y son estas, por orden alfabético y cuyos carteles acompañan esta entrada (así como los enlaces a sus respectivas críticas, cuando las hay):

Animales nocturnos, de Tom Ford
Café Society, de Woody Allen
Carol, de Todd Haynes
Dos buenos tipos, de Shane Black
El caso Fischer, de Edward Zwick


El hijo de Saúl, de László Nemes
El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez
La gran apuesta, de Adam McKay
La juventud, de Paolo Sorrentino
La llegada (Arrival), de Denis Villeneuve


Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen
Spotlight, de Tom McCarthy
Sully, de Clint Eastwood
Tarde para la ira, de Raúl Arévalo

Sí, 4 películas españolas en estas 15, y muy merecidas las cuatro, algunas de ellas firmes candidatas a mejor película en los próximos Premios Goya (y en otras categorías); tres thrillers y un filme histórico (ya tocaba hacer algo de altura en este género). Una película dura y visualmente muy sugerente como la de Nemes sobre los Sonderkommando en Auschwitz, la excepcional Spotlight (quizá mi favorita... aunque no la única) y la maravillosa Carol, con estas tres películas empezamos muy bien el año, acompañadas de una cinta "técnica" como La gran apuesta y la película de Sorrentino (que, en mi humilde, se queda algo lejos de La gran belleza). La comedia de polis de Shane Black nos sorprendió agradablemente a mitad de año (sobre todo la vena cómica de Ryan Gosling) y fue de calle de lo mejorcito antes y durante un verano francamente flojo... cuando pasó desapercibida, pero no para mí, la película sobre Bobby Fischer y la "partida del siglo" frente al ruso Spasski,. El buen cine español acompañó parte del otoño y hasta el tramo final del año no llegaron la espléndida cinta de Denis Villenueve sobre la llegada de extraterrestres y la comunnicación como tema de fondo, el cine artesanal de Clint Eastwood en Sully o la complejidad narrativa de Tom Ford con Animales nocturnos

Esperemos que 2017 sea más regular que el año que dejamos, que el cine español siga por esa senda y que las marveladas no sean demasiado cansinas.

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