Las Schutzstaffel o «escuadras de protección»,
abreviadas SS, formalmente fueron fundadas en 1925, pero hubo
precedentes en los primeros años del Partido Nacionalsocialista Alemán
(NSDAP): así, Hitler, encaramado ya al liderazgo del partido en 1921
creó una pequeña cuadrilla, la Stabwache («guardia del estado mayor»),
que en puridad eran un pequeño grupo den guardaespaldas personales. En
mayo de 1923 fue sustituida por la Stosstrupp («tropa de choque») y ya
jugaron un papel especial en el fracasado Putsch de noviembre de ese
mismo año. Creadas como reacción a la peligrosa autonomía de las
Sturmabteilung (SA) o «secciones de asalto», la fuerza paramilitar del
partido que a lo largo de los años veinte consiguieron convertirse en un
auténtico ejército callejero, las SS iniciarían con Heinrich Himmler
como su máximo dirigente o Reichsführer, desde 1929, un camino propio en
el que la exclusividad y el elemento racial eran primordiales. De
hecho, tras la llegada al poder, Himmler reduciría su número para
convertirlo en el cuerpo de élite del nacionalsocialismo. En la década
de los años treinta las SS se hicieron con el poder de la policía,
erigiéndose en un contrapoder a fuerzas tradicionales como la Wehrmacht,
y crearon incluso sus propias fuerzas armadas, las Waffen-SS. El libro
de Adrian Weale, SS. Una historia nueva (Turner, 2013) relata con
detalle la historia de esta organización, la encargada de realizar la
«Solución Final de la cuestión judía», es decir, el Holocausto o la
Shoá.
Adrian Weale. |
El Führer pasa revista al Leibstandarte SS Adolf Hitler de las SS en Klagenfurt, abril de 1938; a su derecha, el Reischsführer de las SS, Heinrich Himmler. |
Por otro lado, la lectura del libro no me ha aportado novedades a
grandes rasgos o en los aspectos más generales del complejo tema de las
SS. El relato es más convencional de lo que pudiera parecer a primera
vista y se basa en tres elementos: la historia de las SS como
institución y organismo que a medidas que pasan los años aumenta y
amplía sus competencias y radios de acción; un relato de los principales
dirigentes o personajes subalternos que jugaron un papel en las SS, ya
sea en las unidades clásicas, las fuerzas armadas (Waffen-SS) o en el
entramado del exterminio de los judíos de Europa; y finalmente una
narración detallada pero ya conocida de las fases del Holocausto.
Respecto al primer aspecto, resulta interesante conocer las diversas
unidades administrativas y la ampliación de competencias dentro y fuera
del Reich, a partir de la llegada al poder: cómo las SS crearon los
primeros campos de concentración, cómo se hicieron paulatinamente con el
control de las fuerzas policiales y se crearon organismos como la
policía política (Gestapo) , la policía criminal (Kripo) y los servicios
de inteligencia o Sicherheitsdienst (SD) –al margen de la Abwehr del
ejército– en manos de secuaces como Reinhard Heynrich, y el modo en que
las diversas unidades darían paso a la Oficinal Central de Seguridad del
Estado (o RSHA), que en 1939 dirigía Heydrich, la mano derecha de
Himmler. No se limita Weale a comentar las divisiones administrativas de
las SS a lo largo de la década de 1930, sino que también escudriña sus
unidades menores, su funcionamiento y ámbito. Pero todo ello ya era
conocido en obras capitales como las de Raul Hilberg. Luego está las
breves semblanzas biográficas de los diversos personajes que trabajaron
en las SS, de Himmler a Heydrich, pasando por Adolf Eichmann, Ernst
Kaltenbrunner, Werner Best, Odilo Goblocnik, Christian Wirth o
comandantes de campos de exterminio como Franz Stangl o Rudolf Höss. El
estudio de muchos altos, medianos y pequeños oficiales del escalafón de
las SS se convierte en un interesante ejercicio de prosopografía… que,
sin embargo, tampoco aporta novedades a lo ya escrito por otros autores,
al tiempo que en ocasiones ralentiza la lectura del volumen. Nos queda,
por último, el relato del proceso que conduciría de la expulsión al
asesinato en masa de los judíos, que sería agilizado y convertido en un
engranaje industrial de exterminio primero con los Einsatzgruppen y
después con las cámaras de gas. Tampoco hay novedades en este aspecto,
pues se trata de un relato que resigue lo ya analizado en obras de
Poliakov, Hilberg y Friedländer o en monografías generales del Tercer
Reich, como las de Evans y Burleigh.
Voluntarios finlandeses de las Waffen-SS en Borne Sulinowo (Polonia), 1941. |
¿Dónde queda la novedad? Pues probablemente en la parte dedicada a
las Waffen-SS, en aspectos que personalmente no conocía respecto a su
formación y funcionamiento, a su inserción en el rol principal de la
Wehrmacht, que no permitió estructuras militares paralelas, y en
aspectos como la inclusión y captación de extranjeros y delincuentes
comunes. Pero me temo que todo ello también quedará matizado en función
de otras investigaciones también recientes –el libro de Weale es de
2010–, como por ejemplo el contundente volumen de Jean-Luc Leleu, Waffen-SS: historia completa de las tropas más temidas de la Segunda
Guerra Mundial (La Esfera de los Libros), publicado en castellano hace
apenas un mes, y cuya primera edición en francés también es de 2010.
Añadamos que, ya en cuanto al libro en general, echo en falta un estudio
más detallado de las actitudes sociales de los miembros de las SS, más
allá de sus absurdas concepciones raciales de la historia y la sociedad,
o incluso una mirada a aspectos económicos: el expolio de los judíos en
los campos de concentración y exterminio, el tráfico de mercancías, el
enriquecimiento de las SS como organismo autónomo dentro de la
arquitectura del Reich nazi, etc.
Y, sin embargo, también hay que valorar los aspectos positivos del libro, que los tiene y que un lector más profano en la materia podrá valorar: un relato global de las SS como pieza fundamental dentro del genocidio judío, un análisis de sus principales unidades y el funcionamiento en función de los cambios en el seno del Tercer Reich, especialmente con su expansión en la Europa del Este, y un retrato de sus principales dirigentes. Y todo ello con buen estilo –aunque hay fechas mal transcritas, hecho que quizá no haya que achacar al autor– y agilidad en la narración. Sólo me queda lamentar que no haya sido un libro para lectores más curtidos, como quien esto escribe, o que esperaban realmente una «historia nueva» de las SS.
Y, sin embargo, también hay que valorar los aspectos positivos del libro, que los tiene y que un lector más profano en la materia podrá valorar: un relato global de las SS como pieza fundamental dentro del genocidio judío, un análisis de sus principales unidades y el funcionamiento en función de los cambios en el seno del Tercer Reich, especialmente con su expansión en la Europa del Este, y un retrato de sus principales dirigentes. Y todo ello con buen estilo –aunque hay fechas mal transcritas, hecho que quizá no haya que achacar al autor– y agilidad en la narración. Sólo me queda lamentar que no haya sido un libro para lectores más curtidos, como quien esto escribe, o que esperaban realmente una «historia nueva» de las SS.
El autor aclara en el prologo que no es una obra para especialistas sino para el publico en general.
ResponderEliminarEste autor tampoco es un historiador académico.
O sea, es un estilo mas periodístico que histórico. Es un libro muy llevable para quien (como yo) no es un especialista en el tema de la SS, pero no es una obra de referencia sin dudas, ni por su enfoque sistemático ni historiográfico.
Saludos!
Te das cuenta de ello tras leer el primer capítulo y luego seguir avanzando. El problema estriba en que no puedes llamar a tu libro "una historia nueva" ('The SS: A New History', en el original en inglés)... si no lo es. Es una manera de engañar a lectores, profanos en la materia o ya avezados en el tema.
ResponderEliminar