Probablemente, dentro del
universo romano, no haya un fenómeno tan popular y popularizado como el
espectáculo de gladiadores. El cine (Demetrio y los gladiadores, Espartaco,
Gladiador,…) y la ficción televisiva
(Roma, Espartaco: sangre y arena y sus precuelas y continuaciones), así
como videojuegos de todo tipo, nos
han legado un icono visual de los juegos gladiatorios que a menudo distaba de
la realidad histórica. Estudiado a fondo allende nuestras fronteras, sobre este
tema en castellano y por parte de investigadores españoles se ha publicado
menos libros. Quizá los casos de Gladiadores:
mito y realidad
de Fernando Lillo Redonet (Ediciones Evohé, 2011) o Gladiator. Luchar para vivir en un oficio
peligroso de Ricardo Cajigal (Jano, 2010) sean dos notables excepciones. Y
tampoco se han traducido demasiados títulos de fuera, siendo quizá los más
conocidos Crueldad y civilización: los
juegos romanos de Roland Auguet (Orbis, 1985), actualmente descatalogado, y
Breve
historia de los gladiadores de Daniel P. Mannix (Nowtilus,
2004, reed. 2011), un libro poco recomendable por el grado de especulación que
aporta (a diferencia del breve libro de Lillo, que se centra en fuentes y
datos, aunque el resultado sea sintético y casi parezca una obra de consulta).
La guerra servil liderada por Espartaco en los años 73-71 a.C. ha dado pie a un
acercamiento, si bien colateral, a la cuestión gladiatoria en libros como La
guerra de Espartaco
de Barry Strauss (Barcelona: Edhasa, 2010), La
rebelión de Espartaco de Carlos Javier Pacheco López (Sátrapa Ediciones,
2010) o La rebelión de Espartaco de
Juan Luis Posadas (Sílex, 2012). Pero a
día de hoy falta un libro completo, que no incida en el anecdotario y que
ofrezca una imagen y un tratamiento global del fenómeno de los gladiadores.
La
publicación, por tanto, de Gladiadores. El gran espectáculo de Roma
de Alfonso Mañas (Ariel, 2013), que adapta una reciente tesis doctoral (Munera gladiatoria: origen del deporte
espectáculo de masas, Universidad de Granada, Departamento de Historia
Antigua, 2011), viene a llenar un parco pero ya cultivado espacio. Mañas,
profesor de historia del deporte en la Universidad de Granada, analiza a fondo el
espectáculo/deporte gladiatorio desde su base, sus orígenes religiosos y
conectados con la política en la
República tardía romana y su evolución como espectáculo de
masas en época imperial. Distingue los tipos de gladiadores, la función social
y el recinto del munus, así como su
desarrollo (análisis completo de un combate de gladiadores, desde el
emparejamiento de los luchadores al final del mismo, así como las atenciones al
público, los reglamentos y las ceremonias y rituales). Y es precisamente esta
parte la que habitualmente se ha tratado en otras monografías; pero el trabajo
de Mañas no se reduce a los tipos de gladiadores y el combate: profundiza en la
vida del gladiador, su reclutamiento, su estatus legal (¿esclavo? ¿libre?), la
vida en el ludus, la heroización del
gladiador y su conversión en un sex
symbol o una estrella mediática, así como la consideración de los juegos de
gladiadores en la época, con críticas y apoyos sociales; también se trata la
figura, que las hubo, de mujeres gladiadoras. Y se trata con detalle el Coliseo
como lugar por antonomasia de la celebración de espectáculos gladiatorios, el
lugar donde un gladiador podía alcanzar la gloria o morir en su primer combate.
Se trata también el proceso de abandono de estos espectáculos con el triunfo
del cristianismo y el fin de los juegos.
Y
todo ello con una exhaustividad que prácticamente deja sin respiración a un
lector más o menos versado en la materia. De este modo surge una imagen
completa del gladiador como un combatiente que no necesariamente era esclavo, que
habitualmente no luchaba a muerte y que se convirtió en una figura mediática y
en un sex-symbol de la época. Al
mismo tiempo, se rompen numerosos mitos en torno a este espectáculo de masas
(de la veracidad del pollice verso al
famoso lema Ave Caesar, morituri te
salutant!), se repasa a fondo la vida y la pasión del emperador-gladiador
Cómodo, cotejando la veracidad de las fuentes, y se analizan aspectos como las
mujeres gladiadoras o el valor educativo de los combates. Por otro lado, Mañas
revisita y reconstruye para el lector el Coliseo, lugar central al que las
grandes estrellas de la gladiatura
aspiraban a llegar: su construcción y funcionamiento, a tenor de las
impresionantes ruinas actuales, demuestran que los juegos gladiatorios cumplían
una necesaria función social en la Roma imperial. Estamos, pues, ante un
completo libro, profusamente documentado, con numerosos textos clásicos que apoyan
el trabajo realizado por el autor y que aportan un valor añadido al conjunto
del texto, además de un excepcional corpus de imágenes, fotografías y dibujos.
El libro aporta innumerables datos, con un estilo ameno y que no suele ser
habitual en tesis doctorales. No es un libro de anécdotas, esto es importante
remarcarlo, sino una monografía que contextualiza, analiza y profundiza en el
fenómeno gladiatorio, lo cual se agradece ante la habitual reiteración del tema
en otros libros publicados.
En definitiva, Gladiadores
se erige desde ya en un libro de referencia sobre la cuestión gladiatoria,
profusamente ilustrado y con un ingente catálogo de fuentes documentales.
Bueno, ya lo leí en tesis doctoral pedefífera y coincido con tu análisis: magistral. El de Nowtilus era más bien de cuentillos de vieja, pero bueno, para hacer boca sobre el tema me sirvió.
ResponderEliminarPregunta descontextualizada al canto: ¿qué tal te pareció el libro de Bin Laden que leíste de Juan Avilés? ¿Recomendable o no aporta nada que ya se sepa? Digo por si merece la pena gastarse los 14 euros en esta época de canina absoluta.
Salutatis
Se lee en una tarde, te cuenta cosillas que ya sabes, otras que no tanto, pero no es un gasto inútil. En apenas 150 páginas tampoco puede contarte una tesis... ya está el libro de Wright para eso.
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