18 de enero de 2013

Crítica de cine: Jack Reacher, de Christopher McQuarrie

Sinceramente, esta es una película personal de descarte: es decir, ya que estaba por el cine, ya que había dos películas con las que me había comprometidor a ir acompañado y ya que tengo que matar el tiempo hasta la noche, bueno, pues eso... a ver qué me cuentan.... o a ver si me toman demasiado el pelo. Y he de reconocer que si va uno con esas expectativas (o más bien la ausencia de ellas, por mínimas que sean), pues igual se pasa un rato entretenido con un producto que, si no fuera por el actor/productor que anda detrás de todo el meollo, sería considerado directamente una película de serie B. ¿Recuerdan a Charles Bronson? ¿Y a personajes como Mike Hammer? Pues un poco de todo tiene este mejunje. Y hasta te sorprende un poco... probablemente sin pretenderlo. He de decir que no me arrepiento de haber ido a ver esta película, pero en realidad yo quería ver Django desencadenado o Lincoln... o Amor, pero no la programaban en esos cines. En fin...

Detrás de Jack Reacher hay un escritor de novelas de género (¿de cuál?) llamado Lee Child. Tropecientas novelas, por cierto, así que a Tom Cruise le ha dado por producir y protagonizar una de ellas (¿será el inicio de una nueva franquicia, a lo Misión: Imposible?), da igual cuál e incluso si es la primera, la del medio o la última. Cruise ha fichado a Christopher McQuarrie, guionista capaz de hilvanar maravillas como Sospechosos habituales y de bodrios como The Tourist, le ha encargado el guión y lo ha puesto tras la cámara. Para entendernos, el susodicho Jack Reacher es un justiciero muy peculiar, ex policía militar, investigador y salvapatrias local a lo Renegado (¿recuerdan esa serie?), todo testosterana, ni una sola sonrisa, echando mano de su físico portentoso (lo tiene algo crudo Tom Cruise al respecto... déjenlo a la imaginación del espectador) y soltando frases más o menos graciosas y dejando caer nombres de jugadores de béisbol para despistar. Por lo demás, un tipo de lo más plano a nivel de personaje.

La trama de la película, en cambio, está algo por encima de la catadura moral de Reacher, iniciándose como un (sorprendentemente) más que interesante thriller, que gana especialmente cuando no anda Reacher por medio. Quizá si uno se toma el producto con demasiada seriedad se podrá decir "pues tampoco es para tanto"; pero lo cierto es que cuando la película no se toma demasiado en serio al protagonista y trata de indagar un poco en la trama, la cosa tiene buena pinta. Y entretiene, con un ritmo que parece acelerado y que, curiosamente, no lo es... y no aburre (a pesar de sus dos horas de duración). Una buena persecución en coche por el centro de Pittsburgh, una primera media hora mejor que el resto del metraje, un Robert Duvall que siempre da gusto verle, una música algo extraña (te da la sensación de ser un descarte de Los Vengadores mezclada con lo peorcito de James Horner, y lo curioso es que pega poco con el producto en sí), una protagonista femenina sosaina, un villano en la piel de un no menos sorprendente Werner Herzog (que le habrán comentado a este señor para dejar la dirección a un lado y asumir este rol...), un Richard Jenkins desaprovechado, y un final... bueno, lo dejo ahí.

El resultado es una película sorprendente para lo que a priori es, sin muchas sutilezas morales, cortita en cuanto a tratamiento de personajes, correosa en cuanto a la mezcla de thriller con ciertos toques de acción, y una apuesta no demasiado ambiciosa. Como producto de consumo rápido pero no del todo indigesto te tomas esta película. ¿Amenazarán con más entregas? Todo es posible...

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