25 de mayo de 2012

Crítica de cine: Los niños salvajes, de Patricia Ferreira


Últimamente el cine español se ha acercado al mundo de los adolescentes. De hecho, en el último año hemos tenido dos interesantes propuestas, Blog de Elena Trapé y Verbo de Eduardo Chapero-Jackson. Y, en cierto modo, Los niños salvajes de Patricia Ferreira podría ser como una película que continúa en la senda de ponernos en la piel de los adolescentes, profundizando aún más en sus miedos, deseos y soledades. Porque los adolescentes (todos lo fuimos, de un modo u otro nos pondremos en su piel), suelen ser seres que viven en soledad sus sentimientos o, por otro lado, con esa otra familia que son los amigos. Incluso una serie como Glee, con toda la capa de frivolidad y de fenómeno viral y posmoderno que se quiera, y con la música como elemento para atraer a su publico potencial, los adolescentes, se acerca, con más o menos realidad, al punto de vista adolescente.

Hay que decir, de entrada, que me temo que la película no se verá, disfrutará (si es posible) o comprenderá mejor en el resto del país que en Cataluña. Pues por la periferia podemos verla en version original en catalán y castellano, y me temo que los matices que supone el cambio de una lengua a otra (dos de los personajes con su familia en una lengua, con sus amigos en otra) no se apreciarán en la version doblada al castellan. Que es curioso también que una directora como Ptricia Ferreira, que no habla el catalán, haya decidido trasladar la acción a una ciudad del cinturón barcelonés, y haya coescrito un guión en catalán. Y es interesante esa diglosia de los personajes, que dominan ambas lenguas, las usan con normalidad y echan por tierra tontadas y mezquindades que se tratan e propagar desde medios que no conocen la realidad catalana. 

La película tiene un estructua compleja, pero bien montada y mejor resuelta. Ha sucedido algo en el entorno de Álex (Àlex Monner), Gabi (Albert Baró) y Laura (Marina Comas), conocida como Oky. Compañeros de clase, amigos, confidentes y observadores de un mundo que no parece comprenderlos, los tres deberán responder a las preguntas que se les hace por separado. Y al mismo tiempo se narra una historia, con su propia linealidad. En ese sentido, al principio se nos cuenta lo sucedido (o lo que el espectador poco a poco percibe que ha sucedido) desde el punto de vista de los tres adolescentes, estudiantes de ESO en un instituto como cualquiera que podamos conocer (con mayor realismo y verosimilitud que el de ciertas series televisivas españolas, por cierto). Un mundo, un universo en sí, con alumnos y profesores, con las dinámicas de cada uno, los problemas cotidianos; luego la familia de cada uno de los tres muchachos, de sectores sociales diversos, y con sus propios problemas; y, por último, esos amigos que conforman la otra familia, como comentaba antes.

Ferreira nos acerca a esos "niños salvajes" (¿sus padres, los profesores, los adultos en general son menos "salvajes"?), en ocasiones cámara al hombro, en otras tantas con un estilo casi de docudrama. Y lo hace a ras de suelo, sin aleccionar, sin moralinas estridentes, captando las incongruencias y las espontaneidades de los adolescentes. No mirando por encima del hombro, ni tampoco compadeciéndolos. Con respeto, que es algo que no suele verse cuando nos acercamos a esta temática (con honrosas excepciones, como las ya mencionadas o películas también españolas como Bullying o Cobardes). Y se agradece. Quizá el ritmo no sea tan dinámico como pudiera esperarse y desearse, quizá en ocasiones la directora se centre demasiado en sus personajes y el bosque quede un poco menos perfilado (hay un cierto maniqueísmo en el modo de tratar a los profesores). Y quizá el final, por lo abrupto (y por lo que ello supone), deje a más de uno insatisfecho. Quizá el eco a Elephant lastre un poco el resultado final (por lo efecticista, me temo). Pero es una buena película; muy buena, diría, y más me lo parece a medida que pasa el tiempo de su visionado: surgen muchas reflexiones, todo resulta mejor ligado, mejor montado.

Hay que destacar el buen hacer, la madurez, la profundidad de los tres protagonistas, que son adolescentes poniéndose en la piel de adolescentes. Y qué decir del excelente plantel de secundarios: José Luis García Pérez, Clara Segura, Aina Clotet, Emma Vilarassau, Marc Rodríguez o la estupenda Ana Fernández. Todos ellos consiguen darle viveza y verosimilitud a esos padres y profesores tan "salvajes" como los chicos. Comprender a esos adolescentes, entender sus miedos y su sensación de estar desamparados, de no ser entendidos. De eso trata esta película.

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