Tendría que haber hecho caso de mi... ¿instinto? ¿Criterio? No sé, lo que sea. Porque no es que uno no se equivoque al ir al cine (de los mojones se aprende), pero sí ya tiene cierto, no sé, olfato. De que te van a tomar el pelo. Te van a dar gato por liebre. Es más, te van a tomar por imbécil. Y si de Rodrigo Cortés y su cine no me esperaba, precisamente, era ninguna de estas tres cosas.
Iba con reparos al cine tras visionar un tráiler que ya me olía a chamusquina. Pero, por un lado, la curiosidad mató al gto, y por otro, me la habían recomendado. Así que, me dije, tras Buried (Enterrado), su anterior película, la cosa puede prometer... a pesar de lo que ese tráiler me iba diciendo. Me siento en la butaca, veo con agrado la primera media hora y luego... zas, decepción, aburrimiento, incredulidad y sensación de que me han tomado el folículo capilar.
Y eso que el punto de partida es interesante: dos científicos, la doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver) y el doctor Tom Buckey (Cillian Murphy), se dedican a desenmascarar a chamanes, curanderos, místicos mediáticos y demás ralea de personajes que se aprovechan de la gente para lucrarse a cuenta de poderes paranormales, vidas en el más allá y demás cuestiones al margen de la ciencia. De lo que la ciencia puede demostrar, que no es poco. Pero cuando Buckley se obsesiona con Simon Silver (Robert de Niro), una antigua estrella del parastar system, vuelve a los escenarios, la cosa toma otros derroteros, el guión se encabrita, Cortés se nos pone trascendental, los personajes pierden el norte y la película naufraga en una resolución tramposa, estúpida e irritante. Y lo peor es que no te crees lo que te están contando. Y no en el sentido de si crees en que hay cosas que la ciencia no puede demostrar y que hay personas con poderes que escapan a toda explicación racional: no, no te crees ese guión, esa modo en que se desarrolla, esa historia que pretende impactar (echando mano de los giros metanarrativos del género de terror y que me dejaron más bien frío). No te crees a Buckley, sobre todo. Y mucho menos te crees esa escena patética en los servicios del auditorio, copia barata y sonrojante de una secuencia de Mentiras arriesgadas de James Cameron (que no es precisamente merecedora de entrar en ninguna antología, pero que queda en la retina); parece mentira lo frágiles que son retretes y lavabos... y lo dura que tienen algunos la cabeza.
En resumen, película decepcionante y que cabrea. No me esperaba esto de ti, Rodrigo Cortés, no me esperaba que le tomaras el pelo al espectador...
El suspenso reinará en esta película. Me la recomendaron como una de las mejores del género de suspenso. He leído que el parto es un aspecto positivo, la actuación de Leonardo Sbaraglia me interesa verla, pues es un actor que en la mayoría de películas donde participa destaca. He visto el trailer y parece ser una opción atractiva.
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