Del mismo modo que The Artist es algo más que cine que suene a vintage, ¿quién dice que el cine de espías está pasado de moda? Y no un cine de espías que cada vez tiende más a los ecos de la saga Bourne, sino un cine con aroma a clásico. Y en este caso, además, a cine clásico con sabor a British. Porque eso es lo que ofrece Tinker, Tailor, Soldier, Spy, con El topo como el innegble pero menos metafórico título en castellano. Los que hayan visto la serie de la BBC de los años 70 con Alec Guiness en la piel de George Smiley ya saben de qué va la película y quién es el topo. La intriga, en esta película que no se limita a ser (ni lo pretende) un remake, es saber quién es el nuevo topo que se ha infiltrado en la cúpula de los servicios secetos británicos y pasa información a los soviéticos.
Lo curioso en esta película, también es comprobar como un director nórdico como Tomas Alfredson (Déjame entrar) capta, recrea, mimetiza e incluso inventa una estética British. A ratos te parece ver escenarios de películas de Mike Leigh, por ejemplo, adaptados a los primeros años 70. Y Alfedson sale más que airoso de la experiencia. Añadamos un elenco interpretativo de altura, además de Gary Oldman (más que contenido), con Colin Firth, Ciarán Hinds, John Hurt, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Toby Jones o Tom Hardy. Todos muy British y todos muy creíbles. Al final lo de menos es seguir las pistas y tratar de descubrir al topo. Nos dejamos llevar por un tono pausado, diría que mucho, lo cual puede provocar sopor a los espectadores más impulsivos (más de un ronquido he escuchado en la sala de cine). La historia de destrenza poco a poco, aderezada por diversos y elocuentes flashbacks.
Todo es contenido, como la propia interpretación de Oldman, decíamos. Muchos silencios en la primera parte, diálogos justos y pertinentes. Colores otoñales. Y un aire de nostalgia en algunos personajes (claramente desubicados en unos tiempos sin gloria que no son de su gusto). La guerra fría no se libra en las trincheras, le dice un personaje a otro en un momento determinado... y ello no es cómodo.
Lo curioso en esta película, también es comprobar como un director nórdico como Tomas Alfredson (Déjame entrar) capta, recrea, mimetiza e incluso inventa una estética British. A ratos te parece ver escenarios de películas de Mike Leigh, por ejemplo, adaptados a los primeros años 70. Y Alfedson sale más que airoso de la experiencia. Añadamos un elenco interpretativo de altura, además de Gary Oldman (más que contenido), con Colin Firth, Ciarán Hinds, John Hurt, Mark Strong, Benedict Cumberbatch, Toby Jones o Tom Hardy. Todos muy British y todos muy creíbles. Al final lo de menos es seguir las pistas y tratar de descubrir al topo. Nos dejamos llevar por un tono pausado, diría que mucho, lo cual puede provocar sopor a los espectadores más impulsivos (más de un ronquido he escuchado en la sala de cine). La historia de destrenza poco a poco, aderezada por diversos y elocuentes flashbacks.
Todo es contenido, como la propia interpretación de Oldman, decíamos. Muchos silencios en la primera parte, diálogos justos y pertinentes. Colores otoñales. Y un aire de nostalgia en algunos personajes (claramente desubicados en unos tiempos sin gloria que no son de su gusto). La guerra fría no se libra en las trincheras, le dice un personaje a otro en un momento determinado... y ello no es cómodo.
Yo por fin fui a verla el martes. Muy interesante. Aunque creo que para seguirla bien habría que leer el libro. Me parece todo muy condensado y me perdí por momentos. Me gustó mucho Gary Oldman.
ResponderEliminarBueno, una vez que te metes en la película, la trama se va mostrando poco a poco. En versión original es aún mejor.
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