24 de marzo de 2021

Reseña de Alaric The Goth: An Outsider's History of the Fall of Rome, de Douglas Boin

En 2018 Marcial Pons Ediciones de Historia publicó Alarico (365/370–410 A.D.): la integración frustrada de Javier Arce, una monografía que, como el autor incide en el prólogo, «no es una biografía de Alarico» (p. 15), y que comparte much(ísim)os aspectos con el libro que comentamos en este reseña: Alaric The Goth: An Outsider's History of the Fall of Rome de Douglas Boin (W.W. Norton, 2020). El volumen de Boin, de una brevedad similar (272 páginas, descuéntense notas y bibliografía) al de Arce (184 páginas, que se quedan en poco más de 150 de texto), tampoco parece propiamente una «biografía» del personaje, a quien se «utiliza» como excusa para realizar una amplia mirada al Imperio Romano entre, aproximadamente, las décadas de 370 y 410 de nuestra era. Si acaso, Alarico aparece en este libro como un «inmigrante», un hombre a quien los romanos habrían etiquetado como un «refugiado», un profugus; un inmigrante en una época de xenofobia, fanatismo y violencia. Y no anda nada desencaminado Boin al respecto. 

Canciones para el nuevo día (3217/2436): "Never Going Back Again"

 Fleetwood Mac - Never Going Back Again



Disco: Rumours (1977)

19 de marzo de 2021

10 de marzo de 2021

Crítica de cine: Entre nosotras, de Filippo Meneghetti

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Dos mujeres maduras bailan agarradas en un local mientras se escucha a Petula Clark cantar una versión en italiano (“Sul carro mio”) de su hit “I Will Follow Him”.* Ambas comparten un momento de intimidad rodeados de personas que no las conocen y es de las pocas veces que pueden mostrarse cómo son delante de un mundo que, por muy en el siglo XXI que estemos, no imagina una relación de amor entre mujeres si no son jóvenes. Pues Madeleine, “Mado”, (Martine Chevallier) y Nina (Barbara Sukowa) son pareja en secreto desde hace más de veinte años. Un amor secreto, pues Mado estuvo casada con alguien que no la trataba bien y no se atrevió, ya viuda, a decir a sus hijos, Anne (Léa Drucker) y Frédéric (Jérôme Varanfrain), que su vecina de rellano, la misteriosa señora Dorn, es su pareja; que ambas prácticamente viven juntas de puertas para adentro, manteniendo la ficción de que sólo son amigas cuando Mado recibe visitas; que han decidido vender sus casas e irse a vivir a Roma lo que les queda de vida; y que sí, que se aman apasionadamente, aunque nadie más lo sepa. Pero Mado no se atreve a dar el paso definitivo –vender el piso y confesar a sus hijos sus planes–, lo cual resulta incomprensible para una Nina que no rinde cuentas a nadie y que no tiene ataduras en esa ciudad francesa en la que siempre estuvo de paso. Pero cuando Mado sufre una embolia, pierde el habla y queda medio paralizada, todo se irá al traste y Nina se las verá y deseará para poder estar cerca de su amada: nunca un rellano será una distancia tan enorme para ambas. 

Canciones para el nuevo día (3207/2426): "Mannish Boy"

Muddy Waters - Mannish Boy



Disco: Mannish Boy - single (1955)



3 de marzo de 2021

Reseña de Schadenfreude. The Joy of Another’s Misfortune, de Tiffany Watt Smith

En el tercer episodio de la tercera temporada de Los Simpson (FOX: 1988-), titulado “Cuando Ned Flanders fracasó”, el protagonista de la serie, que siempre le ha tenido ojeriza a su «vecinillo», fantasea con el fracaso de la tienda para zurdos que éste ha abierto en el centro comercial de Springfield: primero lo imagina andrajoso y con los bolsillos vacíos, después llorando ante su negocio cerrado y finalmente ve una tumba con su nombre; en ese momento se dice a sí mismo que su deleite es excesivo (too far, en el original) y vuelve a la imagen de Flanders lamentándose ante la persiana de su negocio arruinado (secuencia en YouTube). Se complace maliciosamente –pues esa es la definición que da el Diccionario de la RAE para «regodearse»–, pero sin pasarse demasiado; a fin de cuentas, tampoco es plan de desearle la muerte a nadie, pero si a esa persona le pasa alguna pequeña desgracia, pues, oye, no hay mal que por bien no venga y además me alegra el día.