29 de agosto de 2019

Efemérides historizadas (XXXVIII): 29 de agosto de 1526 - desastre cristiano en la batalla de Mohács

Un 29 de agosto de 1526 se produjo uno de esos acontecimientos que constituyen un antes y un después en la historia de Europa en los siglos modernos: en la batalla de Mohács, a unos 170 km. de Buda, capital de Hungría, las tropas del rey Luis (o Ladislao) II Jagellón —un mozo de apenas veinte años de edad— fueron derrotadas por el ejército otomano de Solimán el Magnífico (o el Legislador, como se le conoce en el ámbito turco). Luis murió en combate junto a unos 15.000 (aproximadamente) soldados húngaros, y parte de la nobleza magiar.

Canciones para el nuevo día (2809/2028): "You Can Do Magic"

America - You Can Do Magic 

Disco: View from the Ground (1982)


20 de agosto de 2019

Efemérides historizadas (XXXVII): 20 de agosto de 1672 - asesinato de Johan de Witt, Gran Pensionario de Holanda


Un 20 de agosto de 1672 fue asesinado (de hecho, linchado por una multitud furiosa) Johan (o Jan) de Witt, Gran Pensionario (Raadpensionaris) de Holanda, una de las siete Provincias Unidas de los Países Bajos, constituidas en Estado independiente desde el Acta de Abjuración de 1581 y que conformaron un modelo “republicano” desde 1587. Su muerte se enmarca en la guerra franco-anglo-holandesa iniciada en mayo de 1672, con la invasión del país por parte de Luis XIV, quien rápidamente avanzó hasta conquistar la mayor parte de las Provincias Unidas (excepto Holanda y Zelanda), y en las pugnas entre “monárquicos” y “republicanos” en el seno de una República Neerlandesa que había logrado convertirse a lo largo de los primeros dos tercios del siglo XVII en el país más avanzado política, económica y artísticamente de Europa. El año 1672 (Rampjaar, el año desastroso) pondría a prueba la fortaleza de la República.

Canciones para el nuevo día (2802/2021): "Moondance"

Van Morrison - Moondance 

Disco: Moondance (1970)

18 de agosto de 2019

Crítica de cine. Érase una vez en Hollywood, de Quentin Tarantino

Con un título de cuento de hadas (“Érase una vez…) y con Hollywood como escenario, la 9ª película de Quentin Tarantino –con ese número ordinal que tanto se promociona en carteles y teasers publicitarios, previo a ese supuestamente último y décimo filme original del cineasta estadounidense, si no contamos ese proyecto de Star Trek que tiene más ojos que el Guadiana, que pondrá fin a su carrera… presuntamente– parece ser la culminación de una carrera. De hecho, si tiramos de memoria histórica, resulta lógica una película como Érase una vez en Hollywood en la filmografía de Tarantino, tenía que llegar, contemplas filias cinéfilas (y cinéfagas) de alguien que parece haberse preparado toda su vida para un filme de estas características. Presentada en el Festival de Cine de Cannes el pasado mes de mayo y estrenada en Estados Unidos el 26 de julio, llega a las carteleras veraniegas españolas un filme que en su montaje para salas dura 165 minutos, pero no ofrece todo el metraje rodado por Quentin: tendremos que esperar a la versión extendida (con las escenas eliminadas) de cuatro horas en formato miniserie que ofrecerá Netflix más adelante para disfrutar de todo lo que quiso contar en este filme y finalmente no pudo. (Nota: la verdad sea dicha, a estas alturas de películas de estándares Vengadores, tampoco pasaría nada si se estrenase en salas dicho montaje último, aunque los exhibidores se rasgarían las vestiduras y se estrujarían las meninges para encontrar pases de un filme de cuatro horas.) Cierto es que esas casi tres horas dejan una sensación de que se ha escamoteado (bastante) en la sala de montaje y ello se percibe en una versión para la gran pantalla que tiene algunos problem(ill)as de ritmo.