31 de octubre de 2013

Reseña de Las armas y el oro. Palancas de la guerra, mitos del franquismo, de Ángel Viñas

Ángel Viñas (n. 1941) es uno de los historiadores más y mejor especializados en la guerra civil española, especialmente en cuestiones como la financiación del conflicto por parte de los dos bandos, la diplomacia de la época (poniendo el énfasis en la inoperatividad buscada del Comité de No Intervención por parte de británicos y franceses) y el combate de los mitos historiográficos –o historietógrafos, como suele decir a menudo– por parte de lo autores declarados, herederos o revitalizadores de tesis franquistas. Viñas se ha convertido desde hace años en uno de los azotes de autores, académicos y mediáticos, que perpetúan leyendas y mitos sobre el estallido de la guerra civil, sobre la tantas veces manida revolución comunista en el seno de la República, sobre Negrín, lacayo de Stalin, y sobre el golpe de Casado y Besteiro en la fase final del régimen republicano, entre otros muchos temas (y que no son pocos). Diplomático, historiador y hombre con una tremenda curiosidad, Viñas no se achanta ante los embates de quienes denigran un trabajo académico riguroso y ajeno sin aportar más que la calumnia, la desfachatez y la ausencia de un trabajo de archivo serio y documentado. La visceralidad que en ocasiones puede mostrar Viñas en sus trabajos es la respuesta ante quienes le critican sus trabajos pero que ningunean sistemáticamente lo que el propio Viñas ha definido como la «evidencia relevante primaria de época» (la epre, que tantas veces le hemos escuchado en conferencias y conversaciones de petit comité): la base de todo trabajo es el análisis de los datos, de las fuentes, de la epre en última instancia, y es algo que en sus múltiples trabajos en los últimos años aparece por todas bandas. Viñas no se corta en recordarle al historiador que es en la epre, en el análisis de los datos, y no en la elaboración de apriorismos, juicios de valor inanes y mitos perpetuados, como avanza la investigación histórica. Y no puedo estar más de acuerdo con él.

Canciones para el nuevo día (1289/518): "House of Cards Theme"

TV Series Opening Themes' Week (IV):
Jim Parker - House of Cards Theme 




http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/8/8b/HouseOfCardsUK.jpg.png

29 de octubre de 2013

Canciones para el nuevo día (1287/516): "Games of Thrones (Main Theme)"

TV Series Opening Themes' Week (II):
Ramin Djawadi - Games of Thrones (Main Theme)



Disco: Game of Thrones: Music From the HBO's Series - score (2011)

28 de octubre de 2013

Canciones para el nuevo día (1286/515): "House of Cards Theme"

TV Series Opening Themes' Week (I):
Jeff Beal - House of Cards Theme


Disco: House of Cards: Music From the Netflix Original Series - score (2013)

http://1.bp.blogspot.com/-1vxdWT5ou5w/UV_sL4uFeDI/AAAAAAAAB5o/c0rIxcdBOsI/s1600/HouseOfCardsBSO.jpg

27 de octubre de 2013

Crítica de cine: Todos queremos lo mejor para ella, de Mar Coll

Mar Coll (n. 1981) es, a pesar de su juventud, una directora de cine madura en la concepción de sus historias y en el modo de presentárselas al espectador. Surgida de la cada vez más influyente cosecha de la Escola Catalana de Cinema (ESCAC), como Kike Maíllo o Juan Antonio Bayona, ya demostró talento con Tres dias con la familia en 2009 y vuelve con una película que en muchos sentidos es parecida a su ópera prima. Lo interesante de su, por ahora breve filmografía, es esa mirada sobre un tema tan manido como es la familia. Es curioso, por otro lado, como recientemente el cine español pone de nuevo su atención en el concepto de la familia desde puntos de vista muy diversos: Daniel Sánchez Arévalo en La gran familia española) con un tono festivo, Álex de la Iglesia y ese particular matriarcado en Las brujas de Zugarramurdi, los hermanos Pastor en la construcción de una joven familia en Los últimos días, Gracia Querejeta y un estilo más convencional en 15 años y un día... La familia quizá nunca haya estado tan presente en el cine español actual... o quizá nunca haya dejado de estarlo. 

25 de octubre de 2013

24 de octubre de 2013

23 de octubre de 2013

Canciones para el nuevo día (1283/512): "The Bourne Supremacy (Bim Bam Smash)"

Semana Hoy Me Como El Mundo Al Ritmo De Estos Scores (III):
John Powell - The Bourne  Supremacy (Bim Bam Smash)



Disco: The Bourne Supremacy - score (2004)

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22 de octubre de 2013

21 de octubre de 2013

Canciones para el nuevo día (1281/510): "Unstoppable (The Stanton Curve)"

Semana Hoy Me Como El Mundo Al Ritmo De Estos Scores (I):
Harry Gregson-Williams - Unstoppable (The Stanton Curve)



Disco: Unstoppable - score (2010)

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20 de octubre de 2013

Crítica de cine: Parkland, de Peter Landesman

Docudrama, más que película, no tanto sobre el asesinato de Kennedy sino sobre el dia del mismo (y los dos siguientes), el 22 de noviembre de 1963, y tomando a algunos personajes como protagonistas. Lo cierto es que si has leído Muerte de un presidente de William Manchester no vas a encontrarte mucho más. De hecho, es la recreación de los acontecimientos inmediatamente posteriores al aesinato: la llegada del cuerpo al Parkland Memorial Hospital de Dallas y los intentos infructuosos para salvar la vida de Kennedy; la grabación del asesinato en la famosa cinta de Abraham Zapruder y cómo afectó a este todo el asunto; el secuestro del cádaver del presidente por el Servicio Secreto y el traslado a Washington en avión; la detención de Oswald y la conversación de este con su hermano Robert, además de la idea de su madre Marguerite de que Oswald era un agente al servicio del gobierno de los Estados Unidos; el descubrimiento en la oficina del FBI de Dallas de que Oswald habló con un agente local; el asesinato del presunto asesino del presidente en los sótanos del Departamento de Policía de Dallas, ante las cámaras de todo el mundo; su entierro, paralelo al de Kennedy, pero en un lugar apartado, y el inicio de la estigmatización social de la familia Oswald. 

19 de octubre de 2013

Crítica de cine: El quinto poder, de Bill Condon

Resulta curioso cómo el cine de los últimos años en Hollywood se ha acercado a los cambios revolucionarios de las nuevas tecnologías, básicamente centrados en la relación hardware/software y, especialmente, en Internet. Lejos (e ingenuamente perturbadoras) quedan películas como La red (1995), que alertaban, en los años previos a la popularización de Internet y los riesgos para la seguridad nacional. Algo similar, con el consabido tono grandilocuente, hizo una película como Enemigo público (1998) y los peligros, ya claros, de que un Estado o un gobierno manipulen las tecnologías de la comunicación para fines como la “seguridad nacional”. El cine patriotero a la par que palomitero no entraba tanto en el individuo como motor del cambio, sino en redes, ordenadores, satélites y policías militarizados detrás de todo ello. Matrix (1999) obligaba a reflexionar sobre la identidad del ser humano en un mundo en el que la Tecnología se hacía con los designios de la propia especie humana. El Gran Hermano tecnológico se agazapaba detrás de imágenes (e imaginarios) de la ciencia-ficción, llevados después a series de televisión como Person of Interest (CBS, 2011-) Pero quedaba mucho camino por recorrer. Y llegó el acento en el genio revolucionario, a la par que asocial, excéntrico y (por qué no) peligroso de los últimos tiempos: tres ejemplos han sido el Mark Zuckerberg de La red social (2010), y en este 2013 el Steve Jobs de la película homónima y el Julian Assange de El quinto poder.

18 de octubre de 2013

Crítica de cine: Todas las mujeres, de Mariano Barroso

En 2010 el canal TNT estrenó Todas las mujeres, una serie de seis episodios de media hora cada uno, dirigida por Mariano Barroso y protagonizada por Eduard Fernández, un veterinario al que le sale mal un “golpe”: roba unos novillos a su suegro para venderlos en Portugal, pero la jugada sale mal y comienza a verse acorralado. Cada episodio se centraba en las conversaciones del protagonista, Nacho, con unas mujeres: su mujer, su colaboradora en el robo/amante, una abogada y pareja muchos años atrás, su madre, su cuñada y una psicóloga. La serie funcionó, al parecer bastante bien, en el canal de pago e incluso se estrenó en Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo (lo que viene siendo el Benelux de toda la vida, vamos). Y ahora llega una versión cinematográfica (¿qué idea, es decir, qué fue primero, el huevo o la gallina?), con los mismos actores y director, reducida a una película de poco más de hora y media, y con la misma historia. ¿Puede funcionar? Tras haber visto la película en un preestreno (con la presencia del propio Fernández, que, por cierto, hay que cuan bajito es…), yo quedé muy satisfecho con la película. Mucho. 

Canciones para el nuevo día (1280/509): "Las brujas de Zugarramurdi"

Joan Valent - Las brujas de Zugarramurdi



Disco:  Las brujas de Zugarramurdi - soundtrack (2013)

11 de octubre de 2013

Crítica de cine: El mayordomo, de Lee Daniels

Si yo fuera académico de Hollywood (¿es una profesión?) y me enviaran esta película para visionarla antes de realizar mis votaciones, pensaría que Lee Daniels se ha quedado corto. No de talento (tampoco anda sobrado en esta ocasión, aunque, a tenor de anteriores apuestas, ¿lo ha estado alguna vez?), ni de medios, y desde luego no de azúcar. Se ha quedado corto en cuanto a la sutileza. Sí, Lee, si tras Precious, durísima película (pero también interesante... si es un adjetivo que sele pueda aplicar) no pareció quedarte claro el vocablo, te lo repetiré. Y como por estos lares no solemos consultar (y quizá debiéramos) el dicccionario Webster's, y no tengo a mano a doña María Moliner, te pongo la definición de la RAE: "cualidad de sutil", uséase, "agudo, perspicaz, ingenioso". En otras circunstancias te diría, en mi diccionario particular, que me tomas por tonto, pero no es el caso. Porque si lo que quieres es entrar en la carrera de los Oscars y jugar sobre seguro con una película que trata de camelarme, emocionarme hasta el punto de soltar la lagrimita, cortesanearme (esto otro día te lo explico) y dorarme la píldora... pues igual me ofendo. Pero como no soy académico de esos y sólo comento la película, pues vamos allá.