En El libro de las bestias (El llibre de les bèsties) de Ramón Llull, la parte más conocida de su extensa obra El libro de las maravillas (Fèlix o Llibre de les meravelles, c. 1287-1289) y en Rebelión en la granja (Animal Farm, 1945) de George Orwell, la caracterización humana de los animales se desarrolla de manera diferente: en la obra de Llull, de estilo doctrinal y moralizante, los animales escogen como rey al león, contra quien conspira el zorro para hacerse con el poder y que finalmente es derrotado; por su parte, desde la sátira política, Orwell plantea una granja en la que los animales, liderados por los cerdos, expulsan a los incompetentes humanos para hacerse cargo de su gestión y del poder, aunque progresivamente instaurarán un régimen tiránico contra el resto de los animales. Llull escribió una obra dedicada al rey Felipe IV el Hermoso de Francia y como una especie de manual de política, un espejo de la corte, en la que advertía al monarca francés sobre de quién(es) no debía fiarse; Orwell, a su vez, mostraba bajo el disfraz de la fábula una perspicaz denuncia del estalinismo en la Unión Soviética y en la que, por ejemplo, el proletariado estaba representado por un caballo que trabajaba con ahínco en la construcción de un molino (metáfora de los planes quinquenales) hasta que, exhausto y herido, era engañado por los cerdos (la jerarquía bolchevique) y enviado al matadero.