31 de agosto de 2012

Crítica de cine: Prométeme, de Emir Kusturica

[18-VIII-2008]

Ayer por la tarde me acerqué al cine a ver la penúltima película de Emir Kusturica, convencido de que ese "exotismo" balcánico tan propio del serbio me iba a traer buenos ratos. Y no me equivoqué. Si con Undeground y Gato negro, gato blanco Kusturica nos mostró sus dotes para la farsa, la comedia costumbrista y el surrealismo, cuando no esperpento, en Prométeme el director serbio vuelve por sus fueros, y nos ofrece otra ración de auténtica locura. ¡Y qué locura!

Tsane es el único niño de un pueblo de Serbia: vive con su abuelo Zivojin, un inventor chiflado, y es educado por la exuberante maestra del pueblo, Bosa. Pero cuando un superintendente de ciudad, un peculiar Don Juan, clausura la escuela, la cosas cambian. Tsane parte hacia la ciudad con una vaca, habiendo prometido a su abuelo que le traerá un icono, un recuerdo para él y una novia para sí mismo. Y comienzan las peripecias de Tsane en la ciudad, donde contacta con dos hermanos muy peculiares, Topuz y Runjo, encargados de un negocio de fabricación de zapatos, pero deseosos de encargarse de la demolición y construcción de edificio; encuentra a Jasna, una joven estudiante, cuya madre trabaja en un club de alterne; y topa con la inefable banda del Tío Bajo, mafiosos de medio pelo, cuyo líder tiene la ocurrencia de construir unas Torres Gemelas (al estilo Nueva York) en la ciudad. A partir de aquí, Tsane haré lo que sea por cumplir las promesas hechas a su abuelo. 

Hay que decir que la película es muy divertida, irregular en guión y estructura narrativa, con altibajos, pero con una carga humorística que empapa casi todas las escenas. Berlanga tendría mucho que decir acerca de la fijación de Kusturica por la religión, el puterío, lo rústico y la música popular. Porque la película está llena de tópicos balcánicos, a muchos de los cuales se les da la vuelta.

Un circo, todo parece un circo, ya desde la primera escena, y a lo largo del metraje, quizá excesivo para lo que es la película; la figura del Hombre Bala Que Vuela Constantemente, surcando los cielos de la ciudad y el campo, es constante, como si nos quisiera decir algo. Las aventuras de Tsane en la ciudad, con los dos hermanos calvos, uno bajo y otro enano, divertidisímas; así como la banda del Tío Bajo, cada cual más estrafalario: el tipo que teme a los jabalíes, el que echa la mano a la pistola a la mínima de cambio, el propio Bajo e incluso su madre. Pero es que hay montones de guiños que comentar, pequeñas estampas costumbristas, urbanas y rurales, desgarradoras y descacharrantes.

Muchos dirán: "Kusturica se repite". Y es cierto, copia la fórmula que tan bien se le ha dado en otras películas suyas anteriores. Y con exceso, con mucho exceso. Puede que demasiado, puede que todo el poti-poti sea agotador, que incluso haya momentos en que digas basta. Pero el esperpento, la socarronería, el buen humor, lo irreal y lo imposible, se juntan de tal manera que, junto con el humor, pasas un rato muy entretenido. Y muy agradable. Película, pues, recomendable, al menos desde mi punto de vista.

PD: imprescincible verla en V.O.S. para entender múltiples juegos de palabras.

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