17 de agosto de 2012

Crítica de cine: El buen pastor, de Robert de Niro

[5-IV-2007]

Anoche fui a ver esta película, la segunda de Robert de Niro tras la cámara (reservándose un pequeño pero importante papel). ¿Y de qué va? Los inicios de la CIA, aunque la trama, más que de espías, que también va de ello, trata sobre todo de personas. Personas que toman decisiones en su vida, para bien o para mal, decisiones que provocan consecuencias y con las que hay que vivir, adpatándose a ellas cueste lo que cueste.

El protagonista es Edward Wilson (Matt Damon), uno de los fundadores (ficticios, imaginamos), desde abajo, de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en 1947. Pero la película va más allá, tanto en el tiempo (comienza en 1961, tras el fracaso de la invasión de Cuba en Bahía de Cochinos) como en el espacio (Estados Unidos, Reino Unido, la URSS). Escogido para tareas de contraespionaje entre los alumnos más destacados de la universidad de Yale, y perteneciente a la sociedad secreta Skulls and bones, Wilson entra de lleno en el espionaje de la Alemania nazi en los años de la Segunda Guerra Mundial, para luego reclutar a ex-nazis para hacer frente a la creciente amenaza de la URSS en los tiempos de la Guerra Fría. Al mismo tiempo, Wilson se casa con la hija de un senador (Angelina Jolie), de penalty, mientras sus amoríos están por otros lados. Hombrte callado y reservado, a lo largo de las décadas de convierte en el alma de la CIA, habiendo dejado atrás a amigos, mentores e ideales. La lucha entre una vida personal pobre y casi muerta, y el apasionante trabajo, es una de las que mantiene Wilson, al tiempo que desde su puesto de mando ha de luchar contra los espías que la KGB soviética trata de inocular en su entorno. 

Con constantes flashbacks, la película está narrada con un ritmo tranquilo pero no lento, pausado pero ni aburrido. Con un plantel de actores de auténtico lujo (junto con los mencionados, William Hurt, John Turturro, Alec Baldwin, Michael Gambon, un casi irreconocible Joe Pesci, Billy Crudup, Timothy Hutton, John Sessions...) y una ágil dirección por parte de De Niro. Mezclando la trama de espías con el drama personal, De Niro construye todo un universo cinematográfico, con referencias al mejor cine del género. El guión de Eric Roth (el mismo que escribió Munich para Spielberg) contiene algunas lagunas cronológicas, pero son licencias que se pueden permitir. La autodestrucción del personaje principal está perfectamente lograda por un Matt Damon que, a diferencia de papeles más recientes, borda su interpretación. Incluso la Jolie consigue hacer creíble su papel.

Y no os cuento mucho más, pues os desvelaría gran parte de la trama. Película de abultado metraje (casi 3 horas), que personalmente os recomiendo muy encarecidamente, De Niro, con un buen guión y la producción de Francis Ford Coppola (cuya alargada sombra sobre esta película es muy elocuente), ha conseguido en esta su segunda cinta que se le respete ya como director, si es que con la primera, Una historia del Bronx, no lo había conseguido ya.

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